SUSIE
Sé que parece que yo estoy mintiendo pero no es así.
Algo raro ocurrió, algo que no tiene explicación. Yo estaba aquí, justo aquí, con mi soda en la mano cuando alguien tomó mi muñeca y la movió, ese alguien fue Sydney quien básicamente se tiró mi soda encima.
Ya sé, parece una mentira pero no lo es.
—Tengo que irme —Sydney levanta las manos en el aire.
— ¿Irte? Nos vamos, ven —Darren estira la mano para tomársela pero Sydney se suelta de él.
Suspira. —Yo voy sola, yo puedo sola.
Sydney se gira y camina entre las personas, empujando a algunas en el camino. Darren me voltea a ver con el ceño fruncido. — ¿Por qué hiciste eso?
Bufo. — ¿Hacer qué? ¡No hice nada! Ella lo hizo.
Rueda los ojos. — ¿Esperas que crea que ella misma se tiró tu soda encima?
Darren se gira también y se aleja, dejándome con algunas miradas entrometidas y curiosas. En este momento es como si estuviera encogiéndome y la lata en mi mano comienza a pesar toneladas.
Miro alrededor para intentar buscar a alguna de mis amigas pero no las encuentro, puede que estén en la parte de atrás, debería ir por ellas.
— ¿Estás bien? —alguien toca mi hombro.
Volteo y Brody está ahí, de nuevo, luciendo como mi héroe. —Ah, yo… sí…
Sonríe, luego Brody decide hacer algo que podría parar mi corazón. Él toma un mechón de mi cabello y lo aparta de mi rostro. —No sé qué pasó pero solo quiero asegurarme que estés bien.
Oh, Dios.
¿Por qué Brody quiere saber si estoy bien? ¿Le importo? —Um, sí, no fue nada más que un malentendido.
Brody da un paso hacia mí y mi corazón ya no tiene salvación. — ¿Te dije que te ves bien?
Respiro profundo. —Sí… creo, no sé, bueno, yo…
Se inclina un poco más, ¿va a besarme? ¿Quiere besarme? ¿Aquí? ¿Ahora? —Espera, no te muevas, tienes una pestaña cerca del ojo.
Brody mueve sus dedos debajo de mis gafas y siento su roce en mi piel, él se ve mucho mejor a esta distancia y me pregunto qué se sentirá tenerlo así siempre.
—Listo —avisa.
Asiento dos veces. —Gracias.
Me da una palmada en el hombro. —No te preocupes.
Y este momento era perfecto hasta que llegó uno de sus amigos y le pidió que fuera con ellos. Brody me da una última sonrisa antes de apartarse y llevarse mi corazón entre sus manos.
No puedo moverme. Mis piernas están como gelatina ahora, veo a Brody alejándose y no puedo evitar desear que ese momento se extendiera un poco más.
Creo que la canción que está sonando ahora es sobre corazones rotos pero no me importa, yo no estoy sintiendo más que felicidad ahora, como si estuviera flotando sobre el suelo.
Muerdo mi labio inferior para disimular un poco mi sonrisa. Este momento nunca lo olvidaré.
Mi teléfono vibra contra mi pierna, lo saco del funcional bolsillo de mi vestido y veo que es Trina llamándome. Contesto pero no escucho nada por las voces, el ruido y la música.
Tengo que moverme a un lugar menos caótico pero sigo sin escuchar, solo entiendo un par de palabras o mejor dicho, silabas.
— ¿Está bien? —pregunta Trina.
¿Me está preguntando si estoy bien? Bueno, sí, estoy mejor que nunca. Ya no puedo esperar a contarles. —Sí, sí, estoy bien.
Luego escucho que se despide y eso es todo.
Suspiro y voy hacia uno de los sofás, me siento y espero tarareando las canciones que conozco. Espero mientras veo a los demás bailar, hablar o interactuar físicamente entre ellos. Espero mientras mis ojos se desvían a cualquier chico pensando que es Brody.
Y sigo esperando.
Luego de un rato me levanto y voy hasta el jardín, aquí el ruido no es menos pero al menos hay algo de aire fresco. Veo hacia todas partes intentando encontrara a mis amigas pero no están.
Que extraño, no las he visto en un rato y pensé que con esa llamada estaban localizándome pero no las encuentro. Me muevo por todos lados tratando de no tropezar o golpear a nadie.
Luego de darle vueltas a todos los lugares donde mis amigas podrían estar, decido salir un momento de la casa para llamarlas. Trina no me contesta de inmediato, hasta el último tono.
— ¿Susie? ¿Llegaste bien?
Frunzo el ceño. — ¿Llegué? ¿A dónde?
—A tu casa —contesta con simpleza.
Aprieto más las cejas. — ¿A mi casa?
—Sí —hace una pausa, se escuchan ruidos en el fondo—. ¿Cómo regresaste? Lamento que nos fuimos así, Alma ya no podía más.
Se fueron.
¿Se fueron?
—No sé qué fue, le digo que quizás tomó mucho café en la mañana —Trina explica—. Al menos no vomitó en mi auto.
— ¿Qué estás diciendo? —Mi corazón comienza a acelerarse— ¿Ustedes se fueron sin mí?
—Bueno… sí, te pregunté si estaba bien y te pregunté si podrías llamar a alguien para que pasara por ti —se defiende.
Cierro los ojos unos instantes. Ahora todo tiene sentido, cuando ella me estaba preguntando eso no se refería a si estaba bien y yo como estaba cegada por el momento que tuve con Brody no hice nada más que responder que sí.
No es su culpa, es la mía.
—Ah, sí, sí, tienes razón —digo—. Está bien. Entonces, ¿Alma está bien?
—Está bien —contesta—. Solo creo que necesita descansar. Lamento que tuvimos que irnos de la fiesta pero de todas formas tendremos más, ¿no? Oye, tengo que colgar, te hablo después.
No me despido solo escucho el sonido que avisa que la llamada ha terminado.
Suspiro. Ahora tengo que buscar como regresar a casa. Podría llamar a mis padres pero conociéndolos, están acomodados en la sala viendo alguna película repetida y se molestarán.
Tuerzo los labios, necesito con urgencia conducir y tener mi propio transporte.
— ¿Tus amigas te dejaron?
Una voz mi lado me hace girar y ahí está él, como una sombra que nunca me abandona ni deja de atormentarme.
Darren.