Malas Costumbres

Capítulo 6

Desperté por un rayo de luz que entraba directo por la ventana, y que me daba en el ojo sin pedir permiso, giré un poco la cabeza, sentí una gran erección en mi miembro descubierto y unas ganas incensatas de repetir con Amanda cada minuto de la noche anterior, pero antes, debía descargarme en el váter si no quería mojar las sábanas.
Amanda estaba a mi lado, sujetandome sutilmente. Miré el reloj, daban las ocho y quince. 
Di unos pasos fuera de la cama, dirigiéndome hacia el baño de la habitación, me dolía un poco el caminar; cada paso que daba resonaba en mi cabeza como un golpe de martillo.
Fui completamente desnudo, tal vez por eso sentía tanto frío mientras recogía mi ropa del piso.
Me miré frente al espejo, tenía una cruda resaca, noté mis facciones más delgadas y mi semblante un tanto colorido. Normalmente este es el efecto que causa una noche como la anterior, esperaba unas gruesas ojeras y unas líneas de expresión marcadas que me obligaran a jurar que cambiaria mis hábitos, o mas bien, comk me gusta llamarles; mis "malas costumbres". Esas que me acompañan desde que descubrí que con dos tequilas y un cigarrillo los problemas comenzaban a pesar menos sobre mi espalda.
Salí del baño y esta vez estando sobrio observé el cuerpo desnudo de Amanda, descubierto casi por completo, de no ser por la manta desperdigada entre su piel.
Me vi tentado a abandonar la habitación y escabullirme por el estacionamiento sin decir adiós, estaba arrepentido de haber engañado a Elizabeth, además, sentía miedo al pensar que podría descubrirme. Di unos pasos hacia atrás en dirección a la puerta, giré lentamente y en puntillas y mientras giraba la perilla de la puerta, Amanda, a quien creía profundamente dormida preguntó -¿planeas volver a desaparecer?.
Dentro de mi, maldije con furia, pero me supe controlar. Me di media vuelta y sonreí para Amanda, me acerqué a ella, noté que tenía una expresión aciaga, como si estuviera leyendo mis pensamientos.
-no quería despertarte, eso es todo -susurré-, planeaba llamarte al llegar a casa.
-¿por qué pareces tener tanta prisa? -preguntó Amanda rodeandome con sus brazos, como invitandome a volver a la cama -podemos estar abrazados todo el día -continuó diciendo mientras yo caía suavemente sobre el colchón-.
-¿no tienes que trabajar?
-creo que me tomaré el día libre, solo para estar contigo -dijo mientras me rodeaba con sus piernas.
Me sentí envuelto entre su cuerpo y sus palabras, sin duda alguna me encontraba en un dilema. Por un lado estaba Amanda, dispuesta a entregarme cada centímetro de su piel, a hacer lo que yo quisiera sin ningún tipo de reserva, tal como la noche anterior. Pero por otro lado estaba Elizabeth, seguramente muy preocupada y molesta. No sabía que hacer, necesitaba pensar con claridad, pero no sabía por donde comenzar a resolver todo este enredo.
-te juro que quisiera quedarme contigo el resto del día, pero debo ir a casa, quedé en almorzar con un sujeto que, según dice, quiere publicar uno de mis libros.
Amanda hizo silencio, como si estuviese analizando una respuesta adecuada, antes de hablar tomó su sábana y colocó una parte sobre sus senos hasta ahora descubiertos y dijo, con algo de decepción -espero que te vaya bien -acto seguido me dio la espalda.
¡esto es increíble! Es decir, sé que estoy mintiendo, y mentir está mal, pero está peor aún actuar de una manera tan caprichosa como la de Amanda. ¿a caso importa más el sexo que mis sueños? Tal vez jamás vuelva a tener una oportunidad como esta, y no es que ahora la tenga, pero ¡vamos! No puede estar siendo tan egoísta.
Me quedé congelado, en el lado derecho de la cama, no sabía como responder ante la indiferencia de Amanda. Debía estar calmado y resolver todo, al fin y al cabo, su actitud me dejaba en claro que le importo y busca darse su lugar.
Pensé en pedirle perdón, o tal vez solo callarme e irme, luego no volver a verla nunca más. Pude haberlo hecho, pero Amanda ejercía control sobre mi de una manera que jamás había sentido, ni siquiera con Elizabeth. Así que opté por intentar persuadirla por las buenas.
Primero le besé el cuello y la espalda, después de varios minutos empecé a frotar mi glande por su sexo, y cuando sentí que dentro de sí existía suficiente humedad, volví a penetrarla. Casi media hora después, ya estaba de regreso a casa, pensando con el ego hinchado que, no hay nada que un buen amante no sepa resolver.

***
Las calles parecían estar comezando a despejarse, habían pocos vehículos transitando, debían ser casi las nueve. Ya las tiendas y establecimientos se encontraban con puertas abiertas de par en par, lo que me hizo pensar, que tal vez, Elizabeth había salido a trabajar. Me resultaría muy oportuno poder llegar a casa, hacerme el desayuno y preparar una coartada, luego de dormir un poco.
Sentí esa sensación familiar luego de una madrugada tan larga, la pesadez en los párpados, la necesidad inminente de tomar una ducha o de parar en un puesto de hamburguesas para calmar el hambre. Mientras los rayos del sol hacían todo cuanto estaba a su alcance para revitalizarte.
Me detuve en un kiosco, unas cuantas calles antes de llegar a mi edificio, paré a leer el periódico y a tomar un café.
Ordené el ejemplar del día del "CDR Noticias", el periódico de Elizabeth.
Di un mal primer trago de mi taza de café, inconscientemente, al quedar perplejo por la noticia en primera plana.

"CBR Noticias Cesará Temporalmente Sus Funciones"
La decisión fue comunicada por el director ejecutivo de la planta noticiosa.

Sin lugar a dudas esto no podía ser bueno, por el contrario, podría llegar a traer nefastas consecuencias. No quise demostrar mi confusión en público, así que continué leyendo el resto del reportaje.

En una rueda de prensa el director Ejecutivo de la planta dio lectura a un comunicado oficial donde confirmó los rumores sobre un presunto cierre temporal de la agencia de noticias.
El tiraje seguirá imprimiendose hasta el último día del presente mes -explicó el director- afirmó lamentar el tener que verse en la obligación de despetir a los casi mil empleados de la planta,  entre reporteros, técnicos y obreros de diferentes tipos. Señaló además que tras 25 años de intensa labor en la ciudad tal vez sea conveniente el cese temporal de sus funciones. Expresó también sus buenos deseos para con los trabajadores y por último, a punto de despedirse, pronunció las palabras que en esta ocasión hacemos nuestras y que en nombre de todos los miembros de la planta les dirigimos a nuestros queridos lectores: ¡Mil gracias por acompañarnos día tras día, volveremos mas temprano que tarde, hasta pronto".




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