Maldición de millionario

Capítulo 2

Una habitación del hotel y dos camas, es lo habitual de Leonel y Refina. 

-¿Quieres que salgamos? - Pregunta Refina, sentándose a su lado. Negando con la cabeza, contesta Leonel, haciendo que ella continúa. - No acepte que nos venimos a la playa para estar sentada en la habitación. - Con descontento, dice Refina.

-Tú sal si quieres. - Le dice, con la voz ronca. 

-Leonel. - Le dice con voz reprendiéndolo. - No te he permitido que me conduces hasta la playa para estar sentada en la recámara o para pasar sola por ahí. Aquí vinimos por ti, para ti, para que te sea más fácil, donde nada te recuerda. Vamos. - Tomándolo de la mano. 

-Ref. - De mala gana le dice, sin permitirle que lo levanta.

-No lo hagas, okey, no lo hagas, no te dejes caer. Sobre ti dependen muchas cosas y personas. Eres el presidente de una inmensa empresa, eres el heredero de una fortuna, eres el hijo y el hombre perfecto, cada poco terminas en una revista... - El entusiasmo de Refina termina, viendo que hasta él no viene, por lo que se deja caer en la cama, suspirando en voz alta. 

-Gracias. - Rompe el silencio, con la voz sin vida y ronca. - Lo siento, hoy no... Eres la mejor persona que conozco y nunca me arrepentiré de tenerte en mi vida. 

-Te quiero y lo sabes. Únicamente quiero lo mejor para ti. 

-Lo sé y lo haces, a pesar de que no lo ves, lo haces. Está noche me siento para emborracharme. 

-Leo - Suspirando, le dice. 

-Sé que no es la mejor idea y que mañana será todo igual, pero en fin es el proceso.

-Está bien. 

 

 

 

-Leonel, sigues bebiendo. - Dice Refina, lo que es obvio para los ojos de cualquiera que lo vea. - Lo de anoche no fue suficiente. - Mientras ella se le acerca, al volver en la habitación del desayuno, él bebe otro trago de la botella. - Deja eso, te llamaré un café. Te dejo para que te tomes la ducha y mira lo que encuentro. - Dice con reproche, mientras espera en la línea. 

-Anoche olvidé tan bonito. - Al ver la mirada de Refina, agrega. - Refina, la vimos caer. La vimos perder la vida, golpear la piedra de la tierra. 

-Sentándose a su lado, Refina le responde, suspirando. - Lo sé, era terrible, estoy de acuerdo, no obstante esto no es la solución, esto es solo la perdición. - Poniendo la mano en la botella.

-Me ayuda. - Contesta Leonel, cuando ella le va alejando la botella. 

-¿Y yo no te ayudo? Anda, ayuda y tú a mí, sigues en la ropa de anoche. - Dice ella, alejando la botella en la mesa y tomando los bordos de polo para quitárselo. 

 

 

-Voy a estallar. - Despertándose, informa Leonel.

-Eso te y mereces. - Le manifestó Refina, volteando a verla, la encuentra sentada en la cama, ojeando la revista.

-¿Y qué es eso de que me quieres bien? 

-Estoy enterada en un cuarto de hotel, mientras afuera está haciendo un día de ensueño. ¿Qué tú crees? 

-Ah, perdón. - Llevándose la mano a la cabeza.

-Si este fue tu plan, pudiste decírtelo y nos hubiéramos ido a un lugar donde no me sentiría tan frustrada por estar encerrada.

-¿Hay café? - Levantando, pregunta Leonel, ignorando por completo a su amiga, por su estado.

A Refina le queda solo mirarlo ir al baño, por lo que cuando regreso, le anuncia. - Nos vamos a la playa - Tirándole en traje de baño. -, así te dolerá más y aprenderás la lección. 

 

 

-¡Aaay! La cabeza me retumba. - Al regresar en el cuarto, está diciendo Leonel, con la mano en la cabeza y ojos cerrados.

-Eres como un bebé. - Le acusa Refina, entrando detrás. 

-Estoy borracho.

-No estás borracho, lo que tienes es resaca.

-Es igual.

-Ni un poco. 

-¿Cómo puedes estar tan fría? - Las palabras de Leonel hacen que Refina para a seco. - Es que... quiero decir que parece que lo que pasó con Ángela no te toca.

-Soy más fuerte que tú, tengo más resistencia y ya sabes, mi vida no fue fácil, por lo tanto, aprendí a llevar lo peor.

-Te admiro por eso. 

-No es nada admirable. Tú solo acabas de decirme que es despreciable.

-No, no pensé en ese modo. Lo decía como si yo pudiera tener nada más un poco de ese carácter sería más fácil. 

-Fácil puede ser, sin embargo, no agradable. Con este carácter van y duras palabras, que si pueden herir y más que el suceso.

-Lo siento. 

-No hay de que, ¿Te ayudo a la tina? 

-Creo que de tú ayuda mejor desciendo. 

Debajo del agua, Leonel deja que le cae por la cabeza que siente pesada. La salida a la que lo obligó Refina y lo que bebió lo tienen acabado.

Sale envuelto por la cintura en la toalla, recibiendo de Refina. - Podrías haberme dicho, te los traería. - Viéndolo frente el armario, mientras él se pone el bóxer de bajo de la toalla.

-No es necesario. Como ves puedo solo. - Tirando la toalla hacia ella.

-Gracias. - Agarrándola.

-¿Vas tú? 

-No, voy a bajar al spa.

 

 

-No, no, no. Leonel no, no otra vez. - Entrando en el cuarto, negando con la cabeza, dice con voz cansada Refina al ver que Leonel de nuevo bebió.

-Yo puedo hacer lo que quiero. - Brusco le responde.

-Nunca te y digo que no puedes, pero esto.

-Deja de comportarte tan correctamente. Como si fueras mi mamá.

Acercándose le, Refina se sienta en su regazo, diciendo seria. - Dámela. - Esperando la botella a la que no quita el ojo.

En cambio, Leonel hace algo completamente diferente. Acerca su cabeza, hasta que no están suficientemente cerca y rápido, para terminar uniendo sus labios y besarla.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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