Maldición de millionario

Capítulo 9

Leonel está impaciente mirando a Refina, mientras está soplando en la mano sobre la boca y meneando el pie. Refina cada poco, levanta la mirada a mirarlo del computador y el informe de técnicos de policía.

-Leonel, Leonel, ¿Cómo te pudiste permitir esto? Está bien, entiendo que te puede suceder una vez, sin embargo, esto. - Pasando el dedo por informe de varias páginas. 

Desesperado, Leonel comienza caminar de arriba abajo, tratando de explicarse. - Me estaba apurando Ángela, las daba a otros, no sé.

-Ay, Leonel. Debiste decirme a mí. Tú no eres un simple empleado que puede hacer errores. Eres el dueño, de ti depende toda la empresa, herencia y miles de bocas a las que dar de comer. 

-Lo sé, lo sé. Era sin querer, no pensé. 

-Debemos encontrar una solución o esto... Si policía procede con esto, no sé cómo lo solucionaremos.

 

 

-Ay hijo, yo no trabaje tanto para que tú destruyes todo. 

-Lo sé, papá. Lo siento. 

-¿Refina, has encontrado alguna soluciona? 

-Por el momento debemos ver qué piensa hacer la policía, porque si ellos levantan la denuncia y descubren que nosotros comenzamos a tapar la falta, nos puede ir peor. 

 

 

 

-¡Oooo, dios mío! - Exclama Justa, leyendo el periódico, en el desayuno. 

-¿Qué pasa, mujer? - Pregunta Darío, sentado en la cabeza de la mesa.

-Estás personas se volvieron locas. - Al terminar de leer el artículo, lo pasa a su marido, dejando a hijo en margen. 

-¡Difamación! Esto debemos reportar.

-¿Qué los enoja tanto? 

-Mejor que no lo sepas.

   La declaración de padres desconsolados. Los Galicia confiesan: policía no hace nada, Montejo sigue libre. Asesinato descubre otra faceta de los Montejo. - Esto es... - Dice Leonel, leyendo los titulares que le mano Refina, en el estado de sorpresa. 

-Esas personas son... 

-Ahora se van a hacer de fama. 

-Gracias a Dios que no te casaste con ella. Sé que es malo lo que digo, pero nos salvamos de tener que tratar con personas así. 

 

 

La entrada de la empresa se ha convertido en la sala de conferencias donde rodeados de periodistas se encuentran Justa, Darío y Refina, asaltados de preguntas. 

Guardando la paciencia, los 3 se sientan, escuchando algunos de las preguntas, Refina los escribe. 

-Nosotros no somos unos asesinos. Si hubiéramos podido, hubiéramos hecho todo para que las cosas no terminarán así. - Les responde Refina, a la pregunta que oyó gritar. 

-Usted se dedica escalar sola, ¿cómo no fue capaz hacer nada? 

-Si, lo hago sola. Por mi vida nadie se preocupa... - Recibiendo la palmada y mirada de desaprobación por parte de Darío, haciendo que para de hablar y desvíe la mirada a él. - Tengo un aparato para llamar urgencias, si me pasa algo, si no soy capaz de hacerlo, tengo un mensaje programado para ser mandando, si no lo detengo a lo que tengo programando, que me durará la escalada. 

-Nosotros no creemos culpables de los que pasó a nuestro hijo y Refina, si hubieran podido hacer algo hubieran hecho. - Declara Justa. 

Entre los periodistas, como el observador, se encuentra y el inspector Livio Marceles. 

-Los gritos de Ángela vinieron demasiado tarde. Yo era más cerca del final y Leonel en la mitad, lo único que nos quedó hacer era mirar, no había manera de detenerlo. - Confiesa Refina con la voz firme y apagada. 

-Póngase ustedes en la piel de ellos y no ataquen. - Pide Justa, cuyas palabras cambia Darío. 

-Lo que los Galicia haces es difamar y una manera muy miserable para llevar el luto. ¿Harían ustedes también así su luto? Porque nosotros no. - Besando la cabeza de su conmovida esposa. 

-¿Y Leonel Montejo no va a dar la cara, se estará escondiendo detrás de sus padres y la amiga? - Haciendo de entre los tres se miren. 

 

-¡¿Qué busca usted aquí?! - Gritando, le viene Ugo. 

-¿Y qué opina usted que vine a hacer? Si ustedes solos me han hecho venir, difamándome. 

-¡Nosotros solamente la verdad hemos dicho! 

No pidiendo más, Leonel rompe riendo. - Verdad, ¿Qué verdad? Si ustedes no saben nada. 

-Sabemos lo suficiente y todo lo que nos importa. 

-Dinero que no, eso es lo que les importa. 

-De un asesino no queremos nada. 

-Si eso hubiera sido la verdad, no me estarían haciendo de la vida un infierno.

-Cuando publicando los diarios de nuestra hija, verá usted su infierno. 

-¿Cómo se atreve? No solamente me amenaza, si no, y acepta que va a divulgar la vida de su hija, ¿Y por qué? Nada más por dinero. 

-Mentira, lo hacemos por justicia. 

-Justicia, si claro. En estos momentos mi familia está dando la conferencia de prensa y muy pronto lo haré y yo, por lo tanto, paren. - Considerando eso una advertencia, Leonel se va y unos minutos después entra por la puerta a la conferencia. Cegando por los brillos de las cámaras, ignora las preguntas mientras con el paso firme se reúne en la mesa con sus padres y amiga.

-Pregunten lo que quieran. - Dice Leonel, mirando la multitud y asintiendo con la cabeza a sus compañeros de mesa.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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