Maldición de millionario

Capítulo 11

-¿Puedes dejar de sonreír, por favor? - Pide Leonel a Refina que en todo el trayecto de regreso a la oficina no dejo de sonreír, haciendo que él solo sonríe y su petición sale más a broma por reír.

-Qué. - Sonriendo, Refina se hace que no sabe de qué habla. - Dime como fue.

-¿Qué, como fue? 

-Parece una chica normal. 

-Todas lo parecen. 

-¡A no! Yo conozco unas, por las que nunca diría que son normales. 

-No invocas. 

-Ellas vienen solas y más ahora cuando no está Ángela. ¿Entonces tomaste su número? - Volviendo a sonreír con picardía. 

-Dice que no tiene. 

-Hoy todos lo tenemos. Es como decir que yo no tengo cuernos. 

-Cuernos, ¿Y quién te los puso? 

Ignorando la pregunta, Refina rueda los ojos. - ¿Cómo la vas a buscar entonces? ¿Lo vas a hacer tan siquiera? 

Leonel decide guardar la respuesta para sí mismo, encogiéndose de hombros y sonriendo. Antes de preguntar, cambiando el tema. - ¿Salimos esta noche? Quiero despejarme. 

-Está bien. 

-Te recojo. - Concluyendo la conversación y el plan, Refina abandona la oficina y ambos vuelven al trabajo. 

 

 

A la noche, Leonel viene, con la idea de que salen enseguida. Cuando la puerta se abre, dice - Vamos. - Quedando aturdido por su aspecto. Refina que habitualmente lleva un aspecto profesional de tacones y trajes, esta noche lo sorprende que le sea difícil de recuperar la compostura. Llevando tacones, con unos pantalones negros cortos y arriba, solo tiene un sujetador de los que pueden decirse son como suficiente para salir. 

-Lista. - Cerrando la cerradura, dice Refina y él no puede otro que asentir, decepcionado. Sabiendo lo que ese look significa y que los planes no le están iguales, llevando él unos vaqueros, una chaqueta y abajo una camiseta. 

-¿Entonces vas de ligue? - Sin poder contener su deserción, pregunta Leonel, mineras maneja, con una mano apoyada sobre la puerta y el dedo a la comisura de labio. 

Mirándolo de pies a cabeza, a pesar de estar sentados, Refina contesta. - Tenemos diferentes ideas de despejar. 

-Eso parece.

-¿Te enojas? - Pregunta Refina, percatándose de su tono y postura.

-No. Esta bien. - Después de un tiempo cayado, dice Leonel, tomándola de la mano y besándole la mano. 

 

 

Desde el otro lado de la discoteca, Leonel está observando a Refina, apoyada sobre la pared y coqueteando. Dividido en sus sentimientos de soledad y felicidad, de verla olvidarse de todo, menos por una noche. 

Consciente de que su celular vibro, en su bolsillo donde tiene y la mano, lo saca y se encuentra con el mensaje que los hace negar con la cabeza y sonreír más fuerte. 

   Dime cuándo quieres irte y nos vamos. 

-Siempre presente. - Dice para sí solo.

 

Ya en el coche, la pregunta. - ¿No había nadie interesante? 

-¿Dónde? - Pregunta Refina, abriendo los ojos, apoyada sobre el respaldo.

-En el club. 

-¡Aaa! Ph. - Su respuesta de poca gana, lo hace sonreír. 

-¿No lo hiciste por mí, que no? - No queriendo ser el culpable que se le frustró la noche. 

-No. No tuve ganas de quedarme más. Y en fin tú me invitaste, no era correcto de mí dejarte solo con tus penas. 

-No puedo vivir dependiendo de ti - Encogiéndose de hombros. -, debo acostumbrarme. 

-¿Te quedas? 

-¿Quieres que me quede? 

-Pregunto para saberlo, nada más. 

-¿Has planchado mi ropa? 

-Sabes que estoy buena ama de casa.

-Estoy pensando que debería llevar más opciones. Un día alguien se dará cuenta de que seguido llevo lo mismo. 

-No vamos a volver a eso, ¿no? 

-No, yo tampoco lo quiero recordar y es el pasado. He decidido no recordarla más.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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