Maldición de millionario

Capítulo 13

-¿Cómo te fue en la cita? - Con sonrisa, pregunta Refina. 

-Bien, y no vuelves a hacerlo. - Después de un silencio en el que Refina no dice nada, él agrega. - Ahora tengo y su número. 

-Muy bien, me da gusto que te moviste. 

-¿A ti que te pasa? ¿Por qué estás así, como sin ganas? 

-Por nada.

-Algo es.

-No es nada y no lo vamos a hablar. - Dice Refina, levantándose para irse y no necesitar hablar.

 

-Gracias por venir ayudarme. - Dice Justa a Refina, que está sobre rodillas en el piso de la habitación de Leonel. - No le has dicho, ¿Qué no? 

-No, ahora le escondo ya varias. - Dice Refina, atormentada. 

-¿Qué sucede? 

-Nada. Espero que no sea nada, no obstante conociendo las cosas. - Perdiéndose por un momento, confiesa Refina. - Volvamos a lo que íbamos, antes de que vuelva. - Recuperándose del tormento, dice antes que volver a la caja. 

-No estoy segura con lo que hago, pero lo creo lo mejor. - Dice Justa, mirando la foto enmarcada de Leonel y Ángela. 

-Sabes que estoy aquí cuando necesitan. Leonel sigue sintiéndose culpable, así que si, él esto solo no se atrevería hacer. - Levantándose. 

-Deberías hacerlo tú también, no estás sola. Cómo has dicho, cuando necesitas aquí me tienes, a todos nosotros. - Acercándose le y tomando sus manos en la de ella, poniendo las manos entre ellas. 

-Gracias. 

 

 

   ¿Cómo va la búsqueda? 

   Busco - A Leonel le viene la respuesta de Leonarda a su pregunta. 

   ¿Quieres ayuda? 

   ¿Qué ofreces? 

   Tengo unos restaurantes qué tal vez te llegan bien.          

   Podemos ver. 

   Entonces tenemos una cita, para comer. 

 

-Leonel Montejo, quién diría. Será que la suerte me sonríe por fin. 

Dice a sí misma Leonarda, tirando el celular a su pobre y vieja cama, mientras de pie está contemplando esa habitación que es suya desde nacida y que hoy en día comparte con su hermana. 

-Leonarda, mi vida, ¿Me ayudas? - Llegando al umbral, pregunta su madre.

Exhalando, Leonarda pregunta. - ¿Qué necesitas? 

-¿Podrías ir a recoger la ropa?, estoy horneando para Esperanza y no puedo dejar que se me sobre pase el tiempo. 

-Está bien, a pesar de que no comprendo por qué no lo pediste a Esperanza cuando ya por ella no puedes hacerlo. 

-Tu hermana todavía no ha vuelto de la escuela. 

Suspirando, Leonarda se va negando con la cabeza. Su hermana es mimada, en cambio, ella a su edad ya había subido de puesto trabajando en el restaurante.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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