Maldición de millionario

Capítulo 39

-¡¿Tú eres imbécil o que?! - Furiosa, pregunta Refina tirando sobre el sofá su bolso.

-Callate, okey. - Sin ganas de escuchar sus reproches. 

-Muy bien, me callo. - Cerrando la puerta de su habitación al entrar.

 

  

    ¿Estás bien? 

    ¿Y él? 

    Te preguntó a ti.

    Entonces es claro.

-Siempre todo debes destruir. - Dice al vacío Refina, tirando con la pierna la sábana. 

 

 

-Día. - Entrando en la cocina, saluda Refina.

-Buenas. - Responde, tomando un bocado, sentado Leonel. - ¿Sabes que eso es de mala educación? - Cuando ve que pretende quedarse de espaldas. 

-Hoy me voy a spa. - Volteando para quedar a frente con la taza de café.

-Admitido.

 

 

 

-Gracias, por aceptar mi invitación. - Dice Refina reuniéndose con Leonarda a la entrada. 

-Si ignoramos el tema principal.

-No te preocupes de que yo también no soy la admiradora de los hombres. Ven, vamos, te encantará. Buenas, hola. - Saluda Refina, pasando por el vestíbulo. 

Leonarda se queda mirar el elegante y exclusivo lugar. - Para alguien que dice que no se acostumbra tienes unos gustos muy caros.

-Es el salón que frecuenta Justa, ella me introdujo en este mundo. - Responde Refina, volteando la cabeza de lado, caminado adelante de ella. - Danos tratamiento simple.

-¿Crees que es bueno estar aquí? - Mirando por detrás. 

-Si, no te preocupes. - Dándole una sonrisa reconfortante y apretón a la mano. - Olvidarás todo. - Volteando al mostrador, frotando sé las sienes. - Las dos. 

Un masaje realmente relajante, compartiendo la sala y con nueces, como bocadillos que gustosa Refina come. 

 

-¿Qué tú harías en mi puesto? 

-Pensé que no hablaríamos de eso.

-El masaje me hizo olvidar, pero ya terminó. 

-No puedes compararnos, somos diferentes. Yo no me voy a casar, los hombres no son un factor importante para mí... 

-¿Los ves como pasatiempo entonces? 

-No tanto, solo no les doy tanta importancia como lo haría otra.

-¿Yo? 

-Tú te ves haciendo una familia, hombre, vestido, hijos..., yo no. Yo no permití que se desarrollará esa parte.

-¿Y qué harías si te toca lo mío? 

-Siendo yo me haría dos preguntas. Uno: ¿Qué siento? Dos: ¿Si él vale? Siendo tú solo uno: ¿Es el sentimiento suficientemente fuerte para olvidar? 

-Lo amo. 

-Entonces torturarlo para que siente a menos la mitad.

 

 

 

-Hola. - Dice Zora entrando en la oficina sin previo aviso. 

-¿Qué quieres? - Dejando de trabajar, pregunta de mal humor Leonel.

-Vine a ver ¿cómo estás? 

-Viniste a ver cómo estaba - Con sarcasmo repite Leonel. -, después de lo que hiciste, viniste a ver cómo estaba. ¿Y qué crees como estoy? - Mezclando la risa con el enojo.

-Me pareces enojado. ¿Qué la novia no se parece a Ángela? 

-Deja a Ángela donde es su sitio y si Refina no me dirige la palabra puedes imaginarte que hace la otra.

-Una aburrida total.

-La amo. 

-Lo vi. 

-Estaba tomado.

-Mala excusa.

-Soy un ser humano.

-Al que ni la mujer que vela por tu felicidad no perdona.

-Está tan enojada que ni al trabajo vino. - Se queja.

-¡A!, eso nos deja solos. - Rodando la mesa.

-No te atrevas. - Alejándose en la silla de la mesa y poniendo las manos enfrente como protección. 

-¿Qué? A la novia ya no tienes. Podemos terminar los que empezó ayer.

-¡No! - Levantándose de golpe y mandando a la silla a golpear la pared atrayendo la mirada de ambos. 

-Qué de mal humor. - Cínica dice Zora antes de alejarse y tomar su bolso, haciendo enfurecer más con su actitud y su manera de hablar.

Como vino, así sé y fue. Haciendo que Leonel exhala con las manos en jarras. Con la mirada busca la silla para regresar al trabajo.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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