Maldición de millionario

Capítulo 48

-¿Qué ahora vas tú estar enojado conmigo? - Preguntó Refina, entrando al medio día en la oficina.

-No. - Seco contesta sin mover la vista del computador.

Al ser consiente de que, en cambio, de irse, Refina permaneció en silencio sentada, Leonel desvía la mirada a ella.

-¿Te puedo ayudar?

-No, no tienes con que.

-¿Entonces? - Levantando las palmas un poco del escritorio mientras pregunta.

-Me interesó, ¿Cómo estás? Y para decirte que tengo todo listo para qué reparamos los informes.

-Muy bien, cuando quieres me los mandas.

-¿Por qué estás tan seco?

-¡¿Y como quieres que este?! ¡Mi novia corta conmigo y no me cree, mi amiga no me quiere ayudar!

-Entonces, si estás enojado.

-No, no lo estoy.

¿Entonces?

-Quiero estar solo ¿Okey, Refina?

-Cómo quieres, sabes dónde estoy cuando me necesitas.

-Para qué me rechaces de nuevo.

Refina suspira. - Leonel, debes de entender que ella no es de piedra o ambiciosa para dejarte pasar cada una que tus pretendientes les hagan. ¿Si tu lugar hubiera sido el de ella y sus pretendientes te hagan pasar por todas esas dudas hasta cuando aguantarías? - Con esa duda Refina deja a Leonel y la oficina.


 

-Ahora deben estar felices, mi relación con Leonel se terminó. - Anuncia Leonarda a su familia.

-Por supuesto, este tipo no te fue necesario. - Dice su padre.

-Con alguien así nunca estarías feliz. - Dice la madre, acariciándole la espalda al pasar.

Herida por sus padres y Leonel, Leonarda correo a su cuarto. Detrás de ella vino Esperanza, que no había expresado su opinión y la única a la que en realidad interesa como se siente.

-¿Estás bien?

-Si, ¿por qué no estaría? - Pregunta Leonarda con la voz apagada.

-Por lo que anunciaste. - Quedando apoyada en la puerta con las manos en la espalda.

-Sí. Llore y ahora se terminó, vida sigue.

-¿Te puedo preguntar por qué terminaron? Tú estuviste tan segura en querer seguir.

-Esperanza de verdad, no quiero hablar de eso, esa historia terminó.

-Está bien, estoy aquí si quieres.


 

-Leonarda, por favor. - Dice Leonel a la secretaria telefónica.

-Opinó que es inútil lo que haces. - Al escuchar, dice Refina.

-¿Por qué?

-Por qué a mí tampoco responde y porque bloqueo nuestros números.

Al escuchar eso Leonel, tira el celular sobre la mesa.

-¿Quieres mirar las películas? - Pregunta Refina, por del esa noche.

-No quiero ninguna película romántica, te espera una difícil tarea para distraerme.

-Pensé en comedia, pero bueno. ¿Quieres que nos ponemos beber, en cambio?

-No quiero alcohol, sabes cómo me puso cuando Ángela...

-Bueno, como quieres y qué quieres, avísame.


 

-¿Cómo sabías? - Pregunta Leonel, acomodándose en el sofá de Refina.

-¿Qué? 

-Lo de droga.

-¿De qué te drogo? Fácil, tu pérdida de memoria y dolor de cabeza. Tú ni sabías que lloviera esa tarde.

-Si, ¿Cómo sabes tanto de los efectos de las drogas?

-¿Podemos cambiar el tema? - Pregunta, frotándose el dedo debajo de la nariz. - Mira la película, ¿Te conviene?

Al ver el título de la película, Leonel comienza a reír.

-¿Qué? - Pregunta Refina volteando a verlo.

-La película, estás curando mi corazón con las películas para los niños.

-Cuando eres niño todo es más simple, así que calla y mira. - Dice mientras le cubre la boca con la mano.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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