Maldición de millionario

Capítulo 54

-Esto no puede ser. - Con desespero, dice Leonarda a sí misma, viendo caminar a Loreta hacia ella.

-Hola, ex. - Provocando todavía y con una sonrisa, la saluda Loreta.

-Buenos días, ¿En qué le podemos ayudar? ¿Necesita una mesa? - Probando ser profesional porque en fin están en su trabajo, pregunta Leonarda, ignorando lo que sabe que ella seguramente vino a hacer.

-Por favor, no seas tan cínica, que me conoces y la única manera de que yo coma aquí es con Leonel. - Sonriendo todavía.

-Entonces, tendré que pedirla que se retire. - Enseñándole la puerta con la mano.

-Me escucharás o te acusaré con tu jefe. - Le amenaza.

-Tendré que volverla a pedir que se retire. - No quererle dar el gusto, Leonarda sigue con su profesionalismo a pesar de que por dentro tiene ganas de barrer el piso con ella. - Este es ni lugar de trabajo y no lo puedo abandonar por caprichos de una arrastrada.

-No me insultes o te va a ir mal.

-¿O qué? - Dando un paso hacia ella con las manos en jarras.

-El dinero mueve el mundo y yo lo tengo.

-Y a mí tu dinero no me interesa, así que lárgate o llámeme la seguridad.

-No me asustas. Y bueno, a lo que iba ahora, cuando por fin te alejaste de lo que me pertenece, te puedo decir que Leonel es mucho más feliz, tanto que es solo cuestión de días de que nos convirtiéramos en familia. - Poniendo la mano en su estómago.

Apretando los dientes y asintiendo con la cabeza para sostener las lágrimas, Leonarda levanta una mano para llamar la seguridad en el silencio y vuelve a cruzarlas.

-Qué tengas un bonito día, zorra. - Le dice, justo cuando el hombre de la seguridad le toca el hombro a Loreta.

-Señorita, por favor, le pido, que abandona el local.

-Nos veremos todavía. - Algo enojada por el atrevimiento, dice Loreta antes de caminar hacia la salida seguida por el guardia de seguridad.

En el arranque de ira por el dolor que le causó con la visita Loreta, Leonarda decide manda un mensaje a Refina.

   Pensé que cuando terminó con Leonel está me dejara de perseguir, MÁTENLAS ALEJADAS DE MI.


 

 

-Mira, mira a quien nos lo vimos a encontrar. - Cínica y triunfante, dice Brigite a sus espaldas.

-Brigite. - Entre dientes apretados, pronuncia Leonel, dándose la vuelta.

-Ay, mi vida, te ves mal.

-Y me pregunto ¿por qué será? - Dice tranquilo Leonel, poniendo las manos en los bolsillos del pantalón.

-No lo sé. - Jugando ingenua, dice Brigite. - ¿Dónde está tu perro?, porque no creo que estás en el reparto femenino por ti.

-O por mi novia, ¿Qué no? - Dice ladeando el torso hacia adelante.

-Si no es la destructora. - Dice Refina, llegando hacia ellos vestida con lo que se fue a probar. - Después vamos a buscarte la ropa a ti. - Dice con la mirada fija en Brigite, hablándole a él lo que le deja claro por poner el dedo hacia él.

-Te queda bien lo que escogiste. - Dice Leonel, alejándose un paso para verla de lejos.

-Gracias. - Con las manos a jarras y la mirada en Brigite, le agradece.

-¿Lo llevas? - Encogiéndose de hombros.

-¡Aaay! Por fin te encontré. - Exclama, entrando Loreta.

-Se juntó el mandado. - Quitando por fin los ojos de Brigite, dice Refina.

-Vamos hasta que todavía podemos. - Pide Leonel.

Cuando Loreta llegó hasta ellos con la sonrisa de oreja a oreja, Refina dice. - Me disculparán, señoritas. - Tomando a Leonel por la muñeca llevándoselo con ella al vestuario.

-¿Les viste las caras? - Riendo, pregunta Leonel apoyándose a la pared.

-Cómo sí me importan. - Dice Refina con el tono de enojó, probando bajar el cierre.

-Deja. - Viendo que no le va, dice Leonel agarrándolo en otro segundo y se lo abre.

-Gracias. - Dándose la vuelta con una sonrisa, dice Refina. - Menos alguna benefició de que te arrastre hasta aquí.

-A, ¿más de que van a hablar? - Divertido, pregunta Leonel.

-No me lo recuerdes.

-Tus deseos. - Con saludo militar, dice. - ¿Dónde buscaremos la mía?

-¿¡Tú estás loca o que!? - Pregunta Refina a Loreta que abrió la cortina.

-Parece que no lo suficiente como tú si solo lo arrastraste contigo para platicar.

-Contigo seguro no platicará.

-¿Lei, que no, que si quiere platicar conmigo? - Haciendo un puchero, la voz de niña, asintiendo con la cabeza y mirándolo.

-Claro que... No. - Dice Leonel con pausa como si se lo está pensando, entonces agarrar el dobladillo de la cortina y la cierra.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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