-Sarina Dosetti anuncia el compromiso a lado de Leonel Montejo. - Leyendo solo las grandes letras en negro a Leonarda, le provoca un inmenso dolor y las fotos que lo acompañan la hacen llorar contra sus deseos.
Ese sentimiento de estar engañada o como dice el artículo "un pasatiempo, al luto". Esa mujer que llevaba pelos rojos cuando la conoció parece tener todo el estatus de los Montejo, apoyo de la familia porque se conocen del mismo círculo y le queda debajo de la mano, mejor que una pobre.
-¿Lloras por lo que han escrito? - Pregunta, llegando a su lado Esperanza.
-No. - Entre los sollazos y dolor que aumenta, responde.
-Hasta yo sé que los pobres y los ricos quedan juntos solamente en novelas.
La sabiduría de su hermana le parece una bofetada que la llena de rencor y enojada se levanta del piso para sentarse a la cama y borrando las lágrimas, dice. - Yo no seré pobre, yo llegare lejos, cueste lo que cueste, ¿me oyes? - Su voz trasmite solo el odio que asusta y a su hermana que sorprendida agranda los ojos.
-Loreta, por favor, ¿me puedes dejar menos trabajar? - Súplica Leonel a Loreta que desde que vino se sentó en su regazo y no hay posibilidad de moverla.
-Sí, estamos bien así. - Dice, poniendo una mano en su mejilla y besando a otra.
-Veo que este día se está poniendo con cada vez mejor. - Dice Refina, entrando y sentándose en la silla mientras frente a Leonel deja el periódico.
-¡¿Por qué hizo esto?! - Exclama Loreta, leyendo.
-Estúpida pregunta, ¿no crees? Ahora menos entendemos su comportamiento. - Con piernas entrelazadas, dice.
-¿No lo vas a permitir que no? Leo, tú eres mío. - Vuelve a insistir Loreta.
-Cómo si alguien pregunta lo que yo quiero.
-E, yo no lo voy a permitir. - Dice Loreta levantándose por fin de él. - Yo lo resolveré. - Y cerro la puerta al salir.
-Por fin, pensé que dejaré de respirar. - Aliviado respira Leonel.
-¿Por qué no la corres? - Pregunta Refina.
-Y como cuando regresan como moscas.
-Buen punto. - Dice extendiendo el dedo.
-Vamos a poner esto aquí. - Dice Refina, moviendo el dedo por la pantalla del computador enseñando a Leonel. - ¿Qué opinas?
-Sí, se ve bien. Considero que al presidente le gustará.
-No puedo creer que ya vino la reunión anual. - Dice Refina.
-¡Ey tu perra detente! - Se oye la voz femenina del pasillo de la oficina.
-¿Qué fue eso? - Pregunta Leonel.
-¡¿Cómo se te ocurre esa difamación?! - Vuelve a gritar.
-Esa voz es de Loreta, si no me equivoco. - Dice Refina Vamos a ver. - Dice Leonel levantándose .
-¿Qué lamentas que tú no estuviste suficientemente lista para que se te ocurra? - Pregunta atrevida Sarina.
-Él es mío y no me lo vas a quitar! ¡A ninguna se lo dejo!.
-¡Hey, hey! - Saliendo de la oficina dice Leonel. - Como uno: Yo no soy un trozo para que se lo pueden quedar. Dos: Esto es una empresa, no un mercado, aquí se viene a trabajar y no insultar. Tres: Ninguna de las dos tiene que hacer aquí menos gritando. Cuatro: Solo yo escojo con quién quiero estar y ni una ni la otra es mi elegida. Ya había pensado que lo deje claro.
-Eres mío y yo no te doy a nadie. - Dice Loreta, abrazándose a él.
-Arrastrada. - Le dice Sarina.
Separándose del pecho de Leonel, donde depósito la cabeza, Loreta pregunta. - ¿Qué me has dicho?
-Lo que eres. Te humillas frente tanta gente y sin un poco de vergüenza, haces los escándalos en los restaurantes al grado de que los guaros te necesitan sacar.
-¡Tú eres una zorra, que piensa que por haber publicado un anuncio se casará contigo!
Comenzando las dos agarrarse por el pelo y jalar. Comenzando una pelea al horror de los empleados y la vergüenza de Leonel. Refina que se quedó en la puerta de su oficina bajo la cabeza y se puso los dedos en la frente y ahora niega con la cabeza.
-¡Ya bastaaa! - Grita de todo el pulmón Leonel que dejó y a Refina con el ojo desorbitado.
Leonel se quedó sin fuerzas, pero menos la pelea paro las dos desgreñadas y pareciendo más a unos pájaros.
-¡Ya mil veces les dije lo que opino y siento y nunca oyen! ¡¿Hasta cuándo?! ¿Ha? - Las pregunta mirando a ambas de frente. - Ya no quiero oír ni una palabra, ni de las bodas, ni del amor, aléjense de mí por una buena vez.
Leonel permaneció en silencio unos minutos, recuperando la voz y los nervios, respirando como animal.
-Ya te dije, Sarina, que en todos estos años que nos conocemos nunca me gustaste y eso no va a cambiar ni si te operas los vocales.
-A ti también te dije Loreta, que me dejes en paz cuantas veces y que antes de cualquiera de ustedes me quedo solo y hago pesados la fortuna de mi padre.
-Si no me dejaran vivir mi vida cómo y con quién la quiero menos las escogeré, lo único que consigan son su actitud es que las desprecie cada día más. Y desde ahora las dos tienen prohibido entrar en la empresa. No las quiero cerca de mí, ahora ¡FUERA, LARGO! - Enseñando con el dedo el pasillo de la salida.
Editado: 31.01.2023