Maldición de millionario

Capítulo 62

-Hola. - Sonriendo, saluda Leonarda a su colega, entrando en el restaurante.

-Hola. - Le devuelve el saludo.

Al voltear hacia las mesas, a Leonarda inmoviliza ver a Leonel en una de las mesas en compañía de Refina y un grupo desconocido de personas.

-¿Qué él hace aquí?

-¿Quién? ¡Aaaa! Piensas en el Montejo, tienen una reunión de negocios.

-¿No se hacen esas cosas en una sala de conferencias o algo así?

-De donde que yo lo sepa - Encogiéndose de hombros, dice la chica. -, soy una simple mesera.

Leonarda no puede quitar la vista de Leonel sin observar si había cambiado. Lo encuentra igual, su pelo es más largo que la última vez, pero eso es algo natural. Su estilo no cambio y su rostro párese no haber adquirido ningún cambio, ni por la culpa de lo que está pasando en su vida.

Ver que Regina le sonríe con satisfacción mientras le guiña el ojo, la hace dejar de contemplarlo.


 

-Los ganamos. - Inclinándose hacia él, le dice Refina.

-¿Y quién es esa que dice no cantar la victoria antes de tiempo? - La recuerda Leonel.

Recibiendo de respuesta una sonrisa de satisfacción y que le guiña el ojo. Para después oírla decir. - Llegó Leonarda.

Sin poder contenerse, Leonel se da la vuelta enfocando su mirada en ella. Tanto tiempo sin verla y cuánto cambio. Una blusa blanca, tacón de aguja y pantalón negro siguen siendo su vestuario laborar. 

Los verdaderos cambios nota en sus manos, su cara y el pelo. Las uñas pintadas de rojo, varios anillos adornan sus dedos acompañando en la muñeca una hermosa pulsera de plata con piedras blancas. Cambio de peinado, su rubio platino adquirió tonos de rubio ceniza, cortando su longitud. Sus labios, esos hermosos labios ya no llevan un color perlado, ahora son brillantes por el gloss.

-¿Puedes concentrarte en que terminemos con esto? - Le susurra Refina, haciendo que voltea a mirar los clientes.


 

-Hola. - Mientras hace su trabajo, Leonarda escucha el saludo de la voz de Leonel.

Levantando la cabeza se lo encuentra en frente. Decide ignorarlo y volver a lo que hacía para no ser adueñada por sus celos.

Al ver que pretende ignorarlo, continuo Leonel. - Solo quería dejarte claro que no era mi intención incomodarte, ellos han hecho la reservación y no pudimos negarnos.

-Está bien. - Indiferente, contesta con la mirada en los papeles que revisaba. 

-Me dio gustó verte, te queda bien el nuevo look. - Dice Leonel en el intento de acercársele de nuevo.

-Gracias. - Dice Leonarda con una sonrisa forzada.

-Nada, entonces yo vuelvo. - Cuando ve que no logrará nada, dice apuntando con el dedo a su mesa.

-Está bien. - Sin enseñar ninguna emoción, dice Leonarda.

Desanimado, Leonel regresa a la mesa y al verlo, Refina le muestra su apoyo apretándole el hombro y torciendo la boca hacia abajo.


 

-Yo me encargo. - Dice Leonarda a la mesera cuando vio que la mesa donde está Leonel busco la cuenta.

Llegando a la mesa, dice. - Espero que todo fue de su agrado. - Mientras recibe la tarjeta del hombre desconocido.

-Por supuesto, si no hubiéramos escuchado maravillas de este lugar, no hubiéramos citado aquí a nuestros queridos socios. - Mirando a Leonel y a Refina dice el hombre.

-A nosotros nos da gusto también que pudimos llegar a un acuerdo. - Dice Refina sonriendo como Leonel. - El restaurante sin duda es uno de los mejores de la ciudad. - Mirando de reojo a Leonarda agrega.

-¿Hablamos? - Inclinándose, pide en el susurro para que otros no oyen Leonel.

Leonarda levanta la mirada encontrándose con los ojos de él, el momento de su duda desapareció con la llegada de un saludo alegre.

-Hola, hola. - Saludando, dice Sarina acercándose a la mesa y situándose al otro lado de Leonel, alejándolo así de Leonarda. - Soy Sarina Dosetti, mucho gusto. - Ofreciéndola mano a los presentes. - Les aseguro que hacer negocios con mi prometido y su fiel acompañante no puede ser un error.

Leonarda volvió a bajar la cabeza con las palabras de Sarina, percatándose de que Refina a la suya cubrió con la mano y para esconder su frustración, mientras que Leonel no desmiente las palabras de Sarina, sino que continúa sonriendo solo que esta vez forzadamente.

-Aquí tiene. - Dice, devolviéndole la tarjeta al señor.

-Gracias. - Sin ser capaz de hablar por el miedo de que la traiciona la voz Leonarda se va, asintiendo.

-Entonces nos hablamos.

-Por supuesto. - Asegura Leonel, dando un golpecito a Refina para qué se levanta a despedirlos. Adiós. 

-Hasta la próxima. - Despide Refina mientras sonriente Sarina los despide con la mano.

-¿Qué te pasa? - Alejándolo de sí, pregunta Leonel sosteniéndola por los hombros.

-¿Qué?

-¿Cómo te enteraste de que estamos aquí?

-Me lo dijo tu secretaria.

-Yo me voy, no lo podré soportar más. - Informa Refina, agarrando su bolso.

-¿Por qué no me dejas en paz?

-Porque te quiero y haré todo para que estés conmigo.

-No me provocas.

-Ay Leonel, esa no te cree ni tu abuela, te conozco, eres demasiado bueno.

Apretando los puños, Leonel ya no sabe que hacer o decir, recordando que está en lugar público, decide irse como sea su oportunidad con Leonarda, ahora sí que se arruinó. Dejando a Sarina detrás.


 

-¿Estás bien? - Lo pregunto Refina cuando salí del restaurante.

-Estoy que me lleva...

-Calma okey, piensa en algo tranquilizante, como el bosque de hace unos días.

-Vámonos de aquí.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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