Maldición de millionario

Capítulo 67

Leonarda ve entrar en el restaurante a Refina acompañada de un hombre que le es vagamente conocido.

-Perdón, por lo de ayer es que de verdad era un trabajo importante. - Cuando se sentaron dijo Refina a Gael.

Olvidémoslo.

Después de la llegada de la mesera pasaron a hablar de lo habitual y enfocándose en ellos mismos.

Cada vez que pudo Leonarda dirijo la mirada a ellos.

Sin poder resistir más, la curiosidad se acercó .

-Buenas noches, Refina.

-Hola, Leonarda. - Saluda Refina, volteando su atención a ella que está a su lado. - ¿Te recuerdas de Gael? - Enseñándolo con la mano.

-¡O, si! - Exclama, recordándolo por fin. - Hola. - Con la sonrisa, lo saluda.

Devolviéndole el saludo con la cabeza, la invita. - Acompáñanos.

-Todavía no termina mi horario.

-Una copa, anda que tenemos toda la botella. - Insiste Refina.

Ladeando la cabeza como midiéndolo, Leonarda acepta sentándose.

-¿Cómo has estado? - La pregunta Refina.

-Bien, ¿Tú? - Devolviéndole la pregunta y de reojo echa la mirada a Gael.

-Todo bien, mucho trabajo y amor. - Dándole a entender la relación tomando a Gael de la mano con la sonrisa.

-¡¿En serio?! Muchas felicidades. - Sonriéndole, felicita.

-Gracias. - Dicen en unión.

-Ahora solo falta que tú y Leonel vuelvan. - Probando comenzar el temu. Al ver que Leonarda bajo la mirada y suspiro, agrega. - Zora se fue. - Acercándosele con el torso.

-Podemos no de...

-Está bien, está bien. - Con alegría dice levantando la palma. - Pero que te quede claro que no quitaré el dedo de reglón. - Advierte con el dedo en el aire. - Serían tan perfecto y ahora cuando todos se van... Piénsalo, de verdad - Poniendo la mano en la rodilla. -, sé que lo harías feliz.

Gael sé (la) quedó viéndo mientras intentar convencer a Leonarda de regresar con Leonel.


 

-Si me sigues diciendo que no te llevo a la fuerza. - Amenaza Sarina que se pasó ya cinco minutos en la oficina tratando de convencerlo de ir a la reunión.

-No lo puedes hacer y lo sabes.

-Encontraré el modo. - Dice enojada con manos a jarras y golpeando con el tacón el piso.

-¿Por qué no me puedes dejar?

-Porque no quiero, porque me importas, porque quiero a todos haya y porque no voy a renunciar a ti nunca.

Comenzando a sentir dolor de cabeza, Leonel pone los dedos a masajear las sienes, repitiendo. - Déjame en paz, déjame en paz.

-¿Te duele la cabeza? Déjamelo a mí. - La escucha decir mientras mantiene los ojos cerrados, la razón por la que la siente quitándole las manos.

En cambio, de ponerse detrás de él, Sarina se puso adelante, lo que hizo que Leonel abre los ojos al sentir que comenzó a sentarse sobre él.

-Sarina, baja. No te lo repetiré.

-¿Qué tiene? Anda que te sentirás mejor. - Sentada a horcajadas.

Leonel pone las manos en la cintura de Sarina con la intención de levantarla, fallando en el intento por la terquedad de ella.

-Sarina, te imploro, te pido.

-Yo también lo hago ¿Y dónde me llevo?

-¿Si lo hago una vez me dejas en paz de por vida? - Ya cansado, pregunta Leonel.

-No lo sé, podríamos negociar, déjate llevar. - Rodándole el cuello con las manos y acercando los labios un poco más y se besarán.

-¿Vamos a tomar un café? - Pregunta, irrumpiendo Refina.

Su llegada hizo que Sarina aleja la cabeza de Leonel, quien su atención dirijo a la puerta donde se quedó Refina, cuya expresión cambio en una de enojo.

-Veo que interrumpo, no los molestaré, sin embargo, si te digo que esto no me lo espero. Y vuelvo a decirlo, esto es una empresa, no un burdel o hotel, solo porque hay gente trabajó. Las oficinas no sé usan para esto. - Diciendo esto, sale cerrando la puerta de la que no se movió como ni la mano de la manilla.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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