Maldición Fraternal

Capítulo 6

Mis ojos se abrieron después de una larga siesta que había sentido como la mejor de mi vida, después de las últimas noches en vela con horribles dolores, por fin había descansado.

Me senté en la cama todavía adormilado pero feliz, estaba en mi habitación completamente sola.

Busque mi teléfono pero no estaba en ningún lado, ¿dónde lo dejé? Si siempre lo tengo conmigo.

Salí del cuarto en busca de los demás, siempre que tenía una siesta en el día al despertar me sentía perdida por no saber que había pasado en todo ese rato, más ahora que no sabia ni que hora era, pero el atardecer estaba en su punto más bonito con los tonos naranjas y amarillos, por lo que suponía eran más o menos las 7 P. M.

Al bajar las escaleras escuché voces que venían desde el salón, también sentí instantáneamente la presencia de Alex ahí.

Cuando llegue pude ver a mis padres junto con mi hermano, a Kerstin y a una señora de ojos claros y cabellos rubios canosos, que por la forma de estar con mi amiga deduje que era la tía Nati.

Alex fue el primero que notó mi presencia, suponía que él al igual que yo podía notarme fácilmente o desde lejos.

—¿Te sientes mejor? —dijo levantándose para venir a mí.

—Sí, estoy mucho mejor —respondí mientras ambos nos sentábamos en un sillón—. ¿Que están haciendo?

—Le estábamos explicando a la señora Lehmann los síntomas que has tenido y por qué Alphonse sugirió llamar a una bruja —explicó mi padre antes de dirigirse a la señora nuevamente—. Es la bruja más poderosa por aquí, ¿sabe de estas cosas? — preguntó tratando de no ofender pero no siendo del todo amable.

—Sé muchas cosas de todo, no puedo decir que soy experta en algo  —La voz de la mujer parecía agotada, como si tuviera muchos más años de los que parecía.

—Pero, ¿ya ha visto algo como esto antes? —insistió mi padre.

—Toda la magia es diferente, sin mencionar que no sabemos si lo sea, necesitaría sentirla—explicó la tía Nati con su voz lenta.

—¿Sentirla? —pregunto mi madre confundida.

—Ocupo revisar a la princesa Mallory antes de decir cualquier cosa —explicó—, podría hacerlo ahora mismo si gustan.

—Sí, por favor —pidió mamá adelantándose a las palabras de papá—. Queremos que Lory se alivie lo antes posible.

—Necesitaré un cuarto donde pueda acostarse, quizá la habitación de la princesa —sugirió levantando una ceja.

Mi padre frunció el seño ante la petición, pero acepto algo dudoso, sabía que estaba alerta en cualquier caso.

—Claro, adelante. —La invitó a subir y la dirigió a mi cuarto con todos nosotros detrás.

Entramos a mi habitación y me acosté en mi cama esperando lo que sea que fuera hacerme. Ella sacó de una bolsa una especie de polvo blanco que esparció alrededor de mi, formando mi silueta.

—De acuerdo —dijo al terminar de acomodarlo—, no te vayas a asustar, confía en mi.

Antes de poder contestarle sentí como mi espalda se despegó de la cama, y todo mi cuerpo posteriormente. Estaba realmente flotando en el aire sobre mi cama sin podre moverme y no sabía cómo sentirme al respecto. 
Confiaba en Kerstin, por lo que confiaba en su tía, y si la habían recomendado era porque realmente era buena.

De un momento al otro sentí caliente bajo de mi, pero ese calor fue rápidamente suplantado por un frío que me escaló los huesos. Poco después vi alrededor de mi silueta una especie de aura formada por llamas.

—¿Qué está haciendo? —escuché preguntar a mamá.

—Al encenderse las llamas se confirma que hay una fuerza mística actuando sobre ella. —Empieza a explicar—. Dependerá del color de esta saber que tipo de fuerza es.

Veía como las llamas crecían hasta pasar mi cuerpo,  cubriéndolo, encerrandome entre las paredes de las llamas.

—Fortish criktlac movetd auris. —Escuché los cánticos que la señora Lehmann empezó a decir. Lo repitió un par de veces más hasta que sentí un ardor.

Fue leve al principio, pero poco después fue creciendo haciéndome gemir.

—¿Qué le está pasando? —dijo Alex.

Los cánticos de señora Lehmann seguían junto con el ardor, poco a poco vi como mis brazos empezaron a llenarse de llamas que ardían como el infierno, aparecían como quemaduras en mi cuerpo, para finalmente dejar unos símbolos, cicatrices que seguían un patrón.

—¿Qué le está haciendo? ¡Detengase! —Alex estaba desesperado.

—No puedo, nunca había visto algo como esto, y tengo que terminarlo, si paro ahora será fatal para ella. —La voz de la tía Nati se escuchaba por encima de mis gritos.

Las llamas que hasta ahora habían sido normales a mi alrededor de un segundo a otro se volvieron verdes fosforescente, parecia irreal, pocos segundos después eran azules, tal azules como el mar, luego tan negras como la misma oscuridad y finalmente se volvieron blancas, casi transparentes.

Los símbolos termkanron por cubrir todo mi cuerpo junto con el ardor, al mismo instante tanto las llamas como cualquier malestar desaparecieron, no tardé mucho en caer de golpe a mi cama haciéndome rebotar en ella.

—¡Tía Nati! —Escuché la voz de Kerstin.

Al recuperarme un poco pude mirar a la señora Lehmann en el piso inconsciente, ¿que había pasado? No estaba entendiendo nada.

—¡Lory!, ¿estas bien? —Mi madre y Alex estaban junto a mi mientras que mi padre y Kerstin estaban con la tía Nati.

—Sí, creo que sí —dije tratando de asimilarlo.

Mire las cicatrices que quedaron en mi cuerpo, eran figuras extrañas, una tras otra.

—¿Qué es todo esto? —preguntó mamá analizando mi brazo.

—No tengo idea —dije confundida.

—¡Ah! —El grito de la señora Lehmann nos asustó a todos.

—¿Está bien? —preguntó padre mientras la sostenía.

—Sí, estoy bien —dijo mientras se levanta—, la que no está bien es la princesa Mallory.

Caminó rápidamente hacia mí para analizar todas las marcas.




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