Maldición Fraternal

Capítulo 17

Cuando ya pasó la emoción del momento decidimos que era hora de regresar, los cinco caminamos de vuelta a la carpa. Deberíamos de ser seis, hasta esperamos otro rato para ver si Alex aparecía, pero nada, ya me estaba preocupando.

Cuando llegamos vimos como poco a poco todos empezaban a girar hacia nosotros y se amontonaban a un costado, dejando cierta distancia de nosotros como en la fiesta de Kerstin, todos querían saber quiénes eran nuestros mates.

Empecé a pasar mi mirada de un extremos a otro, no sentía nada, ni un olor, ni una presencia o algo que me indicara que estaba cerca. Encontré a Fynn entre la multitud, estaba ahí mirándome debidamente, más que todos ahí, buscaba más profundo dentro de mi. Aleje mis ojos de él y seguí entre los demás.

Mi vista les estancó en una persona: Kerstin.

Ella no me miraba a mí, estaba atenta a mi lado, se mordía el labio notoriamente nerviosa y temblaba un poco. Mire a Damián que también tenía su mirada fija en ella.

Estaba expectante a lo que pudiera pasar, esperaba que en cualquier momento ella diera un paso al frente o por el contrario él fuera hacia ella. Mire como los ojos de él cambiaron mientras la veía todavía fijamente.

Iba a brincar de la felicidad, había escuchado que algo así pasaba cuando dos personas eran mates. No sabía que estaba esperando para ir corriendo hacia ella.

Pero algo pasó, algo que no me esperaba, el despego por fin la mirada que tenía atenta a ella n para seguirla hacia el otro extremo, como si siguiera buscando.

Mire confundida en su dirección, el parecía normal. Giré mi cabeza hacia Kerstin, la vi pasar saliva y sus ojos se agacharon lentamente, mirando el piso, pero con mis nuevos sentidos pude ver como estos se llenaban de lágrimas.

Pero, ¿qué había pasado?

Estaba segura que ellos dos se reclamarian, estaban a punto de hacerlo.

Unos segundos más pasaron de confusión, ya no seguí buscando a mi mate, no había sentido su presencia, sabía que no estaba aquí desde antes de llegar, esperaba que por lo menos Damián la tuviera.

Al final ambos caminamos lentamente de vuelta al palacio, solos.

Mamá nos miraba un poco desanimada pero intento consolarnos.

—Tranquilos, casi nunca se encuentra el día de la trasformación —dijo mamá que caminaba a nuestro lado.

—Yo encontré a mi mate hasta seis meses después —mencionó Ariana.

Sabíamos que era normal, pero tuvimos la esperanza de encontrarlo este día, en especial yo, que quería que contestara todas mis preguntas.

Mi mamá regresó con unas toallas  para cada uno, teníamos que transformarnos afuera porque igual temía por su piso, al menos nosotros teníamos una terraza. Ella me envolvió con la toalla alrededor para que se quedara en mi cuerpo cuando me transformara y no expusiera ningún parte.

Tan solo esperaba que la maldición que habíamos dicho era de mates no significara al final que estaba condenada a no tenerlo

Justo cuando ese pensamiento pasó por mi cabeza el viento se trajo un aroma. Gire mi cabeza como resorte al sentirlo, era exquisito y embriagante, y apenas lo podía notar, estaba lejos.

Sin pensarlo un segundo mis patas empezaron a correr a toda velocidad en esa dirección, no me detuve ni por los gritos de mis padres o Damián.

Me interne en el bosque de nuevo a toda velocidad, no podía dejar que se me escapara.

Iba esquivando ramas y saltando grandes rocas, no me importaba  nada, solo ese aroma tan singular que quería me volviera loca toda la vida. Claro que también estaba cuidando la toalla a mi alrededor, sabía que la necesitaría.

El bosque me confundía mucho, tenía una idea de donde venía el olor pero estaba en todas partes realmente, como si hubiera pasado por ahí recientemente y hubiera quedado impregnado en el ambiente. Giraba mi cabeza oliendo por todas partes buscando de dónde venía más fuerte, al final regrese a la cascada de la rosa apuradamente.

Ya estaba un poco cansada, pero no me importaba, no me detendría. Su olor se hacía cada vez más fuerte, haciéndome saber que si me estaba acercando.

Al final me transforme ahí de nuevo, la toalla rosa quedo envuelta en mi perfectamente. Mi cabello estaba despeinado y tenía algunos rasguños de ramas que no había podido esquivar.

Camine descalza por la tierra hasta ese fuerte aroma, llegue a un punto en donde ya no sabia hacia donde ir, podía sentirlo muy cerca de mi, pero sin no podía detectar exactamente donde estaba.

Una mano tomó mi hombro lenta y suavemente, voltee rápidamente.

Lo miré justo frente a mi y me quedé en shock.

ALEXANDER

Ya había acabado mi trabajo, por fin había muerto el último de ellos.

Estaba apurado para por fin ir a la fiesta de Lory y Damián, no quería perderme la transformación. Cuando escuche unos aullidos y los fuegos artificiales deje caer lo hombros desganado, ya era tarde.

—Ya está listo —dijo Max, uno de los que me acompañó.

—Hay que sacar los cuerpos de nuestro territorio —dije mientras veía como arrastraban los cuerpos inertes.

Los desterrados habían estado rondando la manada la última semana, había estado muy ocupado con ese tema, no podía permitir un ataque y menos a la fiesta de cumpleaños dieciocho de los príncipes y estando tan cerca mi coronación.

—Tengo que volver ya —dije a todos los lobos que estaban conmigo.

—Sí, príncipe, nos encargaremos nosotros —dijo Max, de nuevo.

Asentí y me volví a convertir para regresar a la mansión más rápido. Antes de llegar me transforme y me puse ropa que teníamos escondida en un árbol, no podía llegar desnudo. Iba a ir a la mansión de una vez cuando sentí un aroma extraño, me pare en seco para tratar de distinguirlo, este se hizo más fuerte y me pareció que entro para colarse por mis venas.

¿Qué es eso? —me pregunté extrañado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.