Maldición Fraternal

Capítulo 20

Mis mejillas se encendieron al pensar en tener a su hijo, aún no me podía imaginar ese tipo de cosas. También me sentí mal, Alex estaba ahí luchando por nosotros, por estar a mi lado, y yo no había dicho ninguna palabra.

En parte era porque seguía en shock, pero tenía que admitir que también era porque aún no había decidido en mi cabeza si estaba dispuesta a hacerlo.

—No puedes estar hablando en serio —dijo papá.

—Estoy hablando muy en serio —contestó Alex—. Tan solo respóndeme, ¿tú qué no harías por mamá que es tu mate? ¿O la hubieras dejado y tenido hijos con otra?

—Son situaciones diferentes.

—Eso no quita el hecho de que sea mi mate y no la quiera dejar ir, sin importar nada.

—Esta bien, como futuro alfa dime ¿qué solución tienes sin provocar una guerra? —pregunto papá cruzándose de brazos.

—Necesito pensarlo pero hay una, y no me daré por vencido hasta encontrarla.

Unos toques desesperados en la puerta nos distrajeron, Damián entró casi corriendo.

—El baile principal ya tiene que comenzar, ya todos acabaron su comida y se están desesperando. Tenemos que ir ya —aviso apurado.

Me asuste al pensar en que yo no me había cambiado, aún traía solo la camisa de Alexander. Kerstin y yo nos miramos en un segundo y ambas entendimos lo mismo, en un parpadeo ya habíamos salido corriendo a mi habitación.

Llegamos como un rayo y me ayudó a ponerme el vestido, los tacones, retocar mi cabello y maquillaje en menos de 3 minutos.

Bajamos corriendo y Damián estaba en la puerta junto con Alexander y mamá

—¿Cómo haremos esto? —pregunto a nadie en específico.

—Yo quiero bailar contigo —declaró Alexander.

—Alex, no puedes —dijo mamá—. Sé que son mates pero aún nadie puede saber eso y un integrante de la familia no los puede acompañar.

—¿A quién elegiremos? —pregunté desesperada a Damián.

Este giro su cabeza hacia todos lados buscando una respuesta hasta que su mirada cayó en Kerstin, la tomó del brazo y la acercó a su cuerpo.

—¿Qué haces? —preguntó esta confundida.

—¿Bailarías conmigo? —preguntó Damián con elegancia.

—¡No! —renegó Kerstin intentado soltarse.

—Me debes un favor —dijo él refiriéndose a el cumpleaños de ella.

—No sabía que lo habías hecho como un favor, no es justo —gritó ella mientras era arrastrada por Damián hacia afuera.

Mi mirada fue a Alex que me observaba con tristeza e impotencia.

—Solo será un baile —dije quitándole importancia para que no se sintiera mal.

Lo rodé con mis brazos y le di un beso en la mejilla rápido antes de salir corriendo detrás de mi hermano y mi mejor amiga como intentado alcanzarlo, aunque la verdadera razón era para que no viera mis cachetes rojos.

Al llegar a la carpa empecé a buscar a un posible bailarín, alguien que conociera y me agradara. Pero no encontraba a nadie en toda la multitud. Se vino a mi mente el último príncipe heredero con el que había hablado, el parecía ser alguien simpático, cuando lo encontré en su mesa iba a ir en su dirección pero sentí como me sujetaban y me daban la vuelta.

Fynn.

—Mallory, por favor tenemos que hablar —suplico mirándome a los ojos.

La música electrónica se apagó y el presentador empezó a decir las palabras de introducción al vals. Busque opciones en mi mente para al final no encontré nada.

—Claro —dije mientras lo tomaba de la mano y lo arrastraba a la pista.

Él al verse ya en el centro se dio  cuenta de lo que estaba haciendo y me miró nervioso.

—Solo es un baile —repetí lo que le había dicho a Alex.

Tome sus manos y las puse en mi cintura para tomarlo de los hombros y empezar a movernos.

—Supongo que aquí en medio, bajo la atenta mirada y atención de todos no podremos hablar sobre eso —susurró para que solo yo escuchara.

—Supones bien —dije simplemente—. Pero ya lo haremos, lo prometo.

No me podía estar ocultando de él por siempre, y ya me sentía más confiada al saber quien era mi mate, no me quitaba lo culpable pero ya no podía hacer nada al respecto. Era muy raro pensar que estuve con el mejor amigo de mi mate, en realidad.

—No le contaste a Alex lo que pasó, ¿verdad? —pregunté nerviosa.

—No, a nadie, dime que no creíste que lo haría. —La verdad si tuve mis dudas, mi silencio le dijo lo que mi boca no—. Soy un caballero, y pensé que ya lo sabías.

—Lo sé —afirme seria—, pero también se cuán insistente puede ser Alex y que es el alfa al fin y al cabo.

—Yo nunca diría nada sobre eso, y tampoco me parece que tengas que estar avergonzada. —A mi no me parecía así.

Mire a Damián y Kerstin bailando a nuestro lado, exacto como ese día, me trasporte a hace una semana.

Recordé ese día, esa noche, en la que bailamos de igual manera y termino de una forma un tanto extraña.

Por favor, hazlo ya —dije suplicando y el levantó sus ojos para verme y sonrió

—No, princesa. —Lo mire confundida—. Jamás te tomaría de esta forma, en el bosque sobre un árbol, te mereces mucho más que eso —Hizo una mueca—. Soy un caballero y prefiero cortejar a las damas antes.

—Entonces, ¿por qué me trajiste aquí?

Quería probar tus labios sin las miradas de todos en la fiesta —dijo simplemente.

Caí en cuenta en ese momento de lo que estábamos haciendo, lo que le había pedido que hiciera, ¡Por la diosa, que vergüenza! Seguramente él estaba creyendo en estos momentos que yo era una fácil que al primer beso ya lo daba todo.

Quite sus manos de mi cintura un poco brusca y me aleje del árbol.




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