Maldición Fraternal

Capítulo 31

Mallory

Salimos a la gran multitud que ya nos estaba esperando enloquecida. Sonreímos todo lo que pudimos pero era como al mismo tiempo clavarnos dagas.

Después de que nos rodearán de felicitaciones y halagos nos tocaba dar el baile principal.

Nos dirigimos al medio de la gran pista para iniciar el vals.

La leve melodía comenzó a sonar y ambos movíamos nuestros cuerpos al unísono.

No sabía quien había elegido la canción pero no la sentía para nada en mi interior, tenía una letra hermosa y profunda pero no me generaba ningún sentimiento en la situación que parecía perfecta para todos menos para nosotros.

No pude evitar pensar en todas aquellas personas que tuvieron alguna vez un matrimonio arreglado. Antes solía usarse mucho entre la realeza licantrópica por pensamientos de linaje puro y esas cosas, pero cuán tristes no habrán sido sus vidas.

Al finalizar pude ver como una decidida Kerstin arrastraba a Damien a la pista de baile para unirse al lento balanceo.

Eso sí me sorprendió, según recordaba ella lo evitaba para reparar su dolido corazón, ¿Qué habrá cambiado?

Un toque en mi codo me hizo apartar mi vista de ellos.

—¿Aún bien? —pregunto Fynn a mi lado.

Asentí intentado hacer una comida sonrisa. Sabía que todos creían que colapsaría en cualquier momento al igual que Alex, pero sorprendentemente había mantenido mi mente y a mi loba al margen, al parecer algo de mi autocontrol de antes seguía conmigo.

Nos dirigimos a la mesa principal donde estaban nuestros padres esperando, unos tenían cara de tristeza en sus rostros que disimulaban con una sonrisa, mientras que otros no tenían ni querían disimular para nada su felicidad.

—¡No puedo creer que estés casada ya! ¡Mi niña! —Mamá vino hacia mí haciendo pucheros mientras me rodeaba en sus brazos—. Quiero que sigas siendo mi bebé.

Yo también quisiera serlo.

—En algún momento iba a pasar —comente separándome de ella sin querer ser hostil.

—Con los recientes eventos creí que jamás lo haría.

Fruncí el ceño por su comentario pero mejor decidí callar, de todas formas igual nos íbamos a salir con la nuestra.

Papá también se acercó para darme un abrazo sin mencionar palabras alguna, y a Fynn le tendió la mano en signo de aprobación y bienvenida, algo que este aceptó incomodo.

—Deberían ir a saludar a todos los invitados, han habido muchas menciones de lo linda que está la boda —sugirió y comentó mamá más bien siento una orden disfrazada.

Mire a Fynn y asentí tomando su mano para alejarnos de ahí.

Era tan extraño estar cerca de mis padres ahora, parecía ya no tenerles confianza. Tenía miedo de dar un paso en falso, como si de repente fueran mis nuevos enemigos, y ese sentimiento me oprimía el pecho.

Recordando mis miles de clases de princesa pude mantener esa falsa sonrisa en mis labios durante gran parte de la noche, como nadie me conocía lo suficiente ahí no podrían descubrir mi engaño, pero solo me daba media vuelta y ese risueño semblante pasaba a ser la oscuridad y tristeza en persona.

La fiesta pasó como un infierno tan lento que cada segundo rogaba que acabara y miraba el gran reloj principal esperando que marcara la hora prometida.

Finalmente nos despedimos de los invitados para caminar a nuestra suite matrimonial del palacio.

Por obvias razones nos habíamos negado a tener una luna de miel.

Llegamos a la habitación y lo primero que hice fue tirarme sobre la cama y aventar los tacones muy lejos de mí.

—Juro que un segundo más y muero.

—Vaya, realmente fue malo, siempre has amado las fiestas —comentó riendo mientras se quitaba su saco.

—La situación es terrible jamás me imaginé así mi vida —lloriqueo con la cara en la almohada.

—Dímelo a mi. —Lo escucho susurrar.

Levanto mi frente para verlo sentado en un sillón al otro lado de la habitación quitando su corbata con un semblante triste y melancólico.

Tenía razón, no era la única sufriendo aquí, a veces lo olvidaba, parece ser que resulté la más débil.

Me puse de pie y camine al baño para quitarme ese pomposo vestido que desde el primer momento quería arrancar de mi piel, ¿Quién había elegido tal monstruosidad? Me puse un ligero vestido corto negro y salí descalza encontrándome a Alex y Ariana ya ahí.

Alex estaba sentado agachado en la cama, cuando me escuchó salir alzo la mirada, pude ver miles de sentimientos en su rostro, pero abundaba el arrepentimiento.

En cambio Ariana parecía carecer de sentimientos, su cara estaba tan seria, como nunca, que hasta me dio un poco de miedo.

—¿Están bien? —pregunté mirándolos—. ¿No se han arrepentido?

—¿Cómo podría hacer eso? —preguntó Alex queriendo hacer una mini sonrisa que intente contestar.

—Le pedí más poción mágica a la señora Lehmann con la excusa de que aún tenías dolor. —Alza su mano dejando ver las cuatro botellas de cristal—. Tengo para todos.

—Muy bien —dijo Fynn acercándose desde una esquina—. Hay que hacerlo de una vez que quiero dormir.

—Cumplí mi tarea al investigar —empezó Ariana—. Primero los mates, solo así se borrarán nuestras marcas y podremos proseguir, pero será muy doloroso para todos —advirtió aún con su cara seria—. Las pócimas serán de gran ayuda pero no hay garantía que no sintamos nada.

Asentimos nerviosos. Al ver que nadie decía nada para arrepentirse nos repartió las pócimas.

—Bien, adelante. —Nos señaló.

Me giré hacia Alex nerviosa, esto realmente iba a pasar. Él se acercó un poco a mi igual de nervioso, me miró unos segundos esperando quizá un arrepentimiento o que terminara de prepararme mentalmente. Asentí lista, Ariana había dicho que se sentía bien, habría que ver.

—Tiene que ser el punto exacto donde está la otra mordida —recuerda Ariana—. Así no se notará.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.