Maldición Fraternal

Capítulo 34

Me terminé de alistar para comenzar esta nueva vida, no podía evitar reírme al imaginarme a mí misma como una señora, que cosas de la vida.

Salí de la habitación para ir a desayunar tranquila. Los pasillos del palacio estaban más desiertos de lo normal, ni siquiera lograba escuchar algún ruido con mi instinto desarrollado. Llegue al comedor principal encontrándome con solo un alma tranquila.

—Buenos días —saludé a Ariana que se encontraba sentada en una esquina del gran comedor—. Te ves mucho mejor.

—Lo estoy —confirmó asintiendo y sonriendo—. Tú también te ves mucho mejor —dijo insinuante mientras movía sus cejas.

Sonreí realmente contenta, sí estaba mucho mejor.

Me senté junto a ella y me sirvieron mi desayuno.

—¿Estás lista para volver a la escuela? —preguntó intentado hacer conversación.

—Supongo que sí, de todas formas falta poco para el fin de año y la graduación —mencioné asintiendo y recordando que tendría que ponerme al corriendo todo.

Tenía que dejar atrás de una vez esta "depresión" o crisis existencial, la vida tenía que seguir y yo adaptarme a las cosas nuevas.

—Por cierto, ¿dónde están todos? —pregunté al sentir de nuevo esa soledad y silencio en el palacio.

—Salieron hace un rato por una alerta de Damien y Kerstin, al parecer sintieron algo en el bosque en la mañana.

Frunci el ceño con mil preguntas en la lengua por su aclaración.

¿Que sintieron y por qué era tan importante para todos ir?

¿Por qué no me avisaron?

¿Y qué hacían Damien y Kerstin juntos en el bosque en la mañana?

Antes de pronunciar cualquiera de esas preguntas mamá entro en el comedor y saludó efusiva. Ambas le respondimos pero ella vino directo hacia mí a abrazarme por atrás, sorprendiéndome.

—Ay, mamá, ¿qué pasa? —pregunté confundida por su repentina muestra de afecto después de tanto tiempo.

—Nada, mi niña —dijo sobando mis brazos, pero podía escuchar su voz entre cortada. Se separó y se sentó a mi lado tapando un poco su rostro—. Solo supongo es la nostalgia, mi hija menor ya se casó. —Una pequeña lagrima salió de sus ojos dándome un ataque de ternura—. Y no lo puedo creer, anoche casi ni dormí, supongo que ya estoy muy vieja.

—¡Mama! —dije quitando su lagrima con cuidado—. No estas vieja, solo me casé muy joven, así tuvo que ser por las circunstancias.

—Lo sé, pero la idea de que ya están grandes y dejarán el nido me atormenta, ¡no estoy lista para dejarlos ir! —Volvió a desvanecerse en mis brazos.

Miré a Ariana que estaba entre morir de ternura o de la risa pero lo disimulaba bastante bien.

Después de un rato de consolación y algunas promesas de que no la abandonaría se pudo calmar y tomar su desayuno.

Estábamos las tres sumergidas en un cómodo silencio degustando los ricos hot cakes con frutas cuando la tranquilidad de el palacio se ve profanada por unos gritos provenientes de la puerta de atrás.

—¿Qué pasó? —preguntó Ariana preocupada mientras se levantaba y yo junto con ella.

—Hay que ir a ver —dije avanzando ya fuera del comedor con Ariana y mamá a mi espalda, guiándome por le aroma de mi mate.

Llegamos a la parte de atrás donde pude visualizar tanto a mi mate como a mi esposo... que loco suena eso. Ambos parecían escuchar a Damien atentamente mientras papá a un lado se encontraba en su mundo sin prestarle atención.

—¡Lo sentimos justo ahí! —exclamó Damien sacudiendo sus manos—. Si hubiera sido solo yo concuerdo con que estoy loco pero Kerstin no es de las que se andan inventando cosas o siguiendo la corriente.

Después de mencionarla por fin noté también a mi rubia amiga detrás de Damien asintiendo.

—¿Qué pasa aquí? —pregunté preocupada.

—Kerstin y yo encontramos una esencia muy extraña en el bosque y vinimos a reportarla —explica Damien.

—Pero no encontramos nada —dijo Fynn.

—¡Y ahora nos traen de locos! —exclama Kerstin enojada.

—No dijimos eso —aclaró Alex—. Quizá se confundieron.

—No olvides que también tengo entrenamiento de príncipe Alex, se lo que sentí —mencionó Damien con una mirada intimidante y sus ojos ligeramente amarillos.

—De acuerdo. —Papá cansado se metió en la conversación—. Para calmarte pondremos rotación de guardias en la zona, si alguno siente algo nos avisaran de inmediato —explicó para todos pero mirando a Damien—. Ya no te preocupes, hijo, si algo llega a pasar estaremos listos.

El, no muy convencido, decidió que no podía hacer más por la situación y camino desganado fuera del palacio de nuevo, y después de unos segundos Kerstin lo siguió.

Me asome por la puerta para ver si estaba bien, o yo también tendría que seguirlo, pero al verlo entre los brazos de mi amiga muy cómodamente me di cuenta que estaba bien cuidado. Sonreí al notar que las diferencias que habían tenido habían sido dispersas y estaban más unidos que nunca.

No tenía idea de que había pasado o como habían llegado a eso, pero me alegraba ver que al final si se tenían el uno al otro.

"Es una lástima que no sean mates" mencionó mi loba.

"Sí" estuve totalmente de acuerdo, parecían encajar muy bien. "Quién sabe que tenga la luna preparado para ellos"

Me giré hacia Alex al sentir la intensidad de su mirada y a todas las hormonas de mi cuerpo algo alborotadas. Atrapé a sus ojos intensamente, pero después de una mini sonrisa cómplice aparté la vista intentando disimular al menos un poco, teníamos que aparentar.

—Entonces, ¿no era nada? —pregunté de vuelta queriendo aligerar un poco la tensión creada.

—Nada de nada —respondió Fynn—. Ni un aroma, una huella, nada.

—Yo realmente no creo que Damien y Kerstin pudieran haberse confundido de esa forma, ambos dominan sus sentidos —comenté cruzándome de brazos.

—Ya dijimos que estaríamos al pendiente —recordó papa—. Si para algo en la zona lo sabremos, no se quiebren la cabeza y mejor vayamos todos a comer algo.




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