Maldición Fraternal

Capítulo 35

Volver a levantarme temprano para ir a la escuela fue más difícil de lo que pensé, y no por que no despertara ya que ahora tenía a alguien más que me ayudara con eso, ¡si no porque no quería salir de la cama!, o mejor dicho sus brazos.

Estaba sobre él, literalmente, sin querer irme.

—Ya es tarde, Lory —decía mientras hacía pequeños círculos en mi espalda.

—No ayudas haciendo eso —dije con la voz atrapada en su cuerpo, pues mi rostro estaba escondido en su pecho.

—¿Quieres que pare? —preguntó dando un beso a mi sien.

¡Lo hacía a propósito!

—¡No! —lloriquee rodeándolo con mis brazos sin querer soltarme.

—Tienes que ir a la escuela, es tu último día, tienes que aprovecharlo. —me recordó.

—¡Mentira! El único lugar donde debo estar es en los brazos de mi mate. —Me aferre más a el—. Además he ido a la escuela por los últimos 15 años.

Escuché y sentí su suspiro. Él tampoco quería que me levantara, ¿a quién intentaba engañar?

—Nunca pensé que serías así —mencionó.

Y eso sí que me hizo levantar la cabeza para mirarlo, estaba con expresión tranquila, contrario a mí.

—¿Así cómo? —pregunté preocupada.

—Bueno, como siempre eres tan responsable, pensé que eso no cambiaría —dijo encogiéndose de hombros—. Aclaro no digo que sea malo, todo lo contrario, verte así, relajada conmigo, me agrada.

Sonreí como boba por eso último, aunque no terminó de agradarme lo de que ya no era tan responsable, algo que lamentablemente era cierto.

—Lo de lo responsable quizá sea cierto —admití girando hasta car en la cama fuera de sus grandes músculos—. Pero ver mi vida tan fuera de mi control fue muy frustrante, me fue más fácil soltar las cosas que controlar todo.

—Se entiende.

Sentata en el borde ya iba a levantarme de la cama pero sus brazos me rodearon por la espalda de nuevo para tirar de mí y volver a caer acostados. No pude evitar sonreír por verlo aferrado a mi como un bebe.

—¿Ahora quién me hace irresponsable? —Pregunté con ironía—. Debo cambiarme.

—Ahora odio la escuela por el simple hecho de que me quita el único tiempo que puedo tener contigo de verdad —se queja.

—Lo sé, lo sé, pero "ultimo día" ¿recuerdas? ¡Ya casi me gradúo! no seré el mejor promedio de la escuela como tenia planeado, pero al menos saldré.

—¿Y la universidad? —preguntó volviendo a quejarse.

Suspiré. Ese era otro tema delicado.

—No estoy segura —dije agachando la cabeza—. Creo que no iré.

—¿Qué? —pregunto acomodándose para mirarme—. Siempre has querido ir a la universidad.

—Quería, antes, cuando no sabía que pasaría y prácticamente tenía otra vida —dije seria.

El futuro que tenía planeado antes ya no parecía tener sentido para mí, jamás podría salir del palacio. Mi lugar ahora junto a Alex y Fynn, y el de ellos es aquí. Siempre creí que convencería a mi mate de ir hacia donde yo fuera, pero dada las circunstancias aunque quisieran era imposible.

Pero no voy a decirle eso por obvias razones, no quiero que se sienta culpable.

—Querías estudiar enfermería —me recuerda.

—Sí, pero... —La verdad más que nada quería irme un poco de aquí, conocer más del mundo por mi cuenta—. Creo que tal vez ya no sea para mí. Además, puede que no sea la luna oficial, pero el trabajo lo estoy haciendo, aunque nadie lo sepa mi cuerpo lo reciente.

—¿Empezó? —pregunto sorprendido. Asentí sonriendo orgullosa—. ¿Por qué no me dijiste?

—No sabía exactamente lo que era hasta que recordé, es una sensación bastante rara —dije y por un segundo me concentre para poder sentirlo, como las fibras de mi cuerpo sentían mí alrededor.

Ser una luna no solo trata de organizar eventos, apoyar al alfa y lucir bonita, las lunas son tan preciadas por su conexión mágica con la manada. Cuando la mate del alfa es mordida poco a poco empieza a surgir la conexión de manera en que la luna siente a su manada, la protege, le da fertilidad a las lobas y vitalidad a los alrededores. Ella está conectada a cada integrante, por eso es la que más tiene capacidad para sentir la empatía y bondad.

—Es increíble —dijo él y en un rápido movimiento me robo un beso, solo sonreí encantada.

—Oye...¿tú crees que sería extraño si le pregunto a Ariana si lo sintió? —Frunció el ceño confundido—. Tengo algunas dudas y... no es como si pudiera ir a preguntarle a mamá —dije y un nudo se formó en mi garganta por eso.

Se sentía feo ocultarle todo eso, pero era mejor así, lo sabíamos.

—Nunca hablamos sobre eso —mencionó pensativo—. Supongo que no habría problema, siempre se ha mostrado dispuesta a ayudarnos.

—Lo sé, por lo que me da pena pedirle más cosas.

—Estoy seguro que lo entenderá, ahora, ve a cambiarte que ya llegaras tarde.

Sí, era verdad, me levanté corriendo de la cama y fui al closet, cuando salí él ya no estaba. Odiaba ese momento en que me distraía y ya no estaba, ese sentimiento de frio después de tanta calidez me asaltaba cada mañana. Suspiré y me fui a maquillar.

Ya en la escuela todo era tan extraño, caminaba por los pasillos como si hace años no los viera, analizando cada detalle, archivando momentos y viviendas, etc. Además la nueva conexión con todos y los sentimientos me estaban abrumando un poco.

No me importó que fuera tarde, me detuve a ver todo y llegue al salón casi que flotando en la nube que estaba. Era tan extraño pensar en dejarlo todo.

Pero todo cambió rápidamente.

Las horas dentro de la escuela nunca se me habían hecho tan eternas como ese día, parecía que todo estaba sobre mí; la atención, las preguntas, las quejas y las personas.

Mi única ayuda fue la conexión de mates que podía sentir no tan lejos de la escuela, alguien tenía mucho trabajo a los alrededores. La hora del almuerzo llegó y estaba muy dispuesta a relajarme un poco y a platicar con Kerstin, pero me sorprendió nunca verla llegar a nuestra mesa.




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