Maldita realidad

La sombra de los recuerdos

En ese momento mi subconsciente me trasladó en sueños a un tiempo en que me sentí igual a esa noche. Fue cuando me quedé en casa de Katia un tiempo.
Los primeros días fueron fenomenales, su coraje por tenerme ahí había pasado y nos divertíamos como nunca. Podía pasar noches y días enteros con ella haciendo lo que nos gustaba hacer.
El primer mes de los 2 que me quedé ahí, fue el mejor de todos porque pude seguir yendo a la escuela. Eso hasta que la directora me mandó a llamar para preguntarme acerca del pago pues mi padre no había realizado el correspondiente. No quise decirle lo que había sucedido, solo seguí asistiendo creyendo que nadie se daría cuenta de mi situación. Pero no pude más cuando mi padre envió a uno de sus trabajadores para tramitar mi baja. Ellos no sabían que yo estaba yendo a escondidas a la escuela gracias a qué la mamá de Katia nos llevaba en su camioneta. Pero si yo no iba a la escuela no tenía caso seguir pagando, esa era la mentalidad de mi padre y así lo hizo.
Cuando la directora me mandó a llamar fue el ridículo de mi vida, me avergoncé tanto que ya no fuí aunque la directora me ofreció mil soluciones, entre ellas hablar con mi padre.
Después de eso el padre y madre de Katia me ofrecieron pagar un tiempo mi escuela. Creo que ellos al igual que yo tenían la esperanza que mi padre recapacitara y les pagará el favor. Aún así yo no quise que ellos lo hicieran y les dije que quería trabajar. Si en algún momento juntaba y podía pagar mi escuela lo haría, pero mientras tanto quería hacerme cargo de mis gastos. Sus padres se mostraron complacidos con mi respuesta y actitud. A mi entonces novia no le pareció buena idea por muchas razones y al final ella logró convencer a sus papás que no me permitirán hacerlo. Así que estuve cerca de un mes sin ir a la escuela solo estando en su casa.
Fue un mes muy fluido, constantemente salíamos, nos llevaban a su club, nos daban dinero para ir a la plaza, cine, conciertos, etc. Nunca nos faltó nada.
Nuestra vida pasional también fluyó muy bien. Nos quedamos juntas muchas veces, sus padres no mostraban problema u objeción pues creían que éramos amigas y que nos ganaba el sueño al platicar o ver videos. Pero lo que hicimos realmente todas las noches era darnos placer mutuamente.
Mi primera vez fue con ella días antes de mi tragedia así que continuar con eso ahora con un espacio más privado me fue fácil.
Fueron noches y días de pasión, felicidad y dicha para mí y nuestro amor. Creí que estábamos en una etapa muy buena de nuestra relación, algo que nos estaba preparando para formalizar. Aunque parecía algo egoísta de mi parte pedírselo pues yo ya no tenía nada que perder y mucho por ganar pero ella aún no sabía qué reacción tendrían sus padres y si me permitirán seguirme quedando ahí después de saberlo.
Pero como todo buen cuento de hadas esta historia tuvo su lado duro y oscuro.
En una ocasión, Katia fue a hablar con su madre en la noche, se reunía con ella constantemente para darse las buenas noches, yo solo la esperaba en la habitación.
Pero ese día me acerqué por casualidad cuando bajé por un vaso con agua. Ellas estaban conversando en la sala y no me vieron bajar, por curiosa me quedé escuchando un poco solo para romper mi corazón.
—¿Ya hablaste con ella sobre las reglas que hay en esta casa?—Su madre preguntaba un poco desesperada.—Si piensa quedarse me gustaría aclarar algunas cosas con ella, creo que ya tenemos la confianza. Además parece una buena chica.
—No he podido hablar con ella, ma.—Katia usaba ese tono con el que siempre conseguía algo.—Pero no es necesario que le digas algo, eso ya quedó en el pasado y yo le haré saber lo demás.
—Hija, me interesa mucho aclarar la inmoralidad de esa chica por lo que la corrieron de la escuela y de su casa.—Decía su madre con un poco de desprecio en su tono de voz. —Me preocupa que nuestras amistades y la gente que nos rodea por tu escuela piense que aprobamos ese tipo de aberraciones.
—Mamá ya te he dicho que sus gustos no son una aberración, hay personas que nacen así aunque creo que ella puede estar confundida, tal vez juntándose con mis amigos pueda fijarse en uno y corregir su vida.
—Eres tan buena hija mía. El hecho que hayas podido perdonar a esa chica por besarte ese día y la hayas aceptado aquí a pesar de lo que pudieran pensar de ti.
—Pues si ma, la verdad me agarró de sorpresa ya lo sabes pero pues X ya pasó.
Su tono era tan despreciable que escucharla hablar me rompió el corazón, mis lágrimas empezaron a correr por mis ojos aunque las quería contener.
—Es una chica que tiene muchos problemas.—Continuo con el desprecio.—Ni en su casa le dieron un lugar para vivir, es normal que tenga ese tipo de reacciones. Ve tú a saber que tantos problemas tenga.
—Pues si, pero me gustaría que tenga claro que debe mantenerse en línea.
—Tranquila madre. Te he dicho que hablaré con ella, no te preocupes… ya entendió.
Mi mente por primera vez sintió el desprecio a un nivel que jamás imaginé, incluso más que a mi padre pues por él sentía algo más como decepción y dolor por el abandono pero con ella fue realmente algo repugnante.
—Bueno madre me iré a dormir.—Se despedía de ella mientras salía de la habitación, algo tan rápido que no pude quitarme de ahí o quizá no quise hacerlo pues deseaba verle a la cara para ver su expresión.—Nos vemos mañana.
Me quedé ahí, justo afuera esperando por la infame traidora. Ella salió y brincó un poco al verme pues no se lo esperaba.
—Me espantaste.—Dijo la muy cínica.—¿Qué haces aquí?
En un principio creyó que yo estaba de paso y que acababa de llegar, pero al fijarse bien en mi rostro con llanto y en mi mirada de odio entendió que escuché todo.
—¿Qué te pasa?—Trataba de hacerse la inocente pero yo no respondí nada, no sabía qué decirle.—Mira, si escuchaste algo de la conversación tienes que dejarme que te explique las cosas. Vamos al cuarto.
—¿Explicarme el asco que sentiste con mis besos? ó ¿cómo una inocente chica como tú fue víctima de un fenómeno como yo?
—Por favor cálmate, no hagas esto, vamos a conversar al cuarto.
—No quiero, en este momento me voy de aquí para que no batalles conmigo y tú madre no esté preocupada por una influencia como yo.
En ese momento corrí a la habitación para sacar algo de ropa y algunas cosas para irme de esa casa. Katia me siguió pidiéndome no irme y que me calmara pero yo más que necesitar calma quería salir de ahí para no aguantar esa situación tan despectiva hacía mi.
—Por favor entiéndeme, si mi madre supiera tal vez me ocurriría lo mismo que a ti y ¿Dónde viviríamos tú y yo? Lo hice por ti también.
—Y si hiciste eso ¿Por qué no me avisaste de tu plan antes?—Trataba de cuestionar lo más que podía.
—Para evitar que esto pasara, yo solo deseo la tranquilidad y paz, quiero estar contigo.
Por más que me insistía, mi orgullo y dignidad no me permitieron quedarme. Hice una maleta con algo de ropa para salir corriendo de ahí. Noté que estaba haciendo un espectáculo y que su madre se estaba dando cuenta de mis palabras así que decidí callarme para solo llorar e irme. La señora mantuvo el silencio al ver qué me quería ir y que fue por lo que dijo, pero la situación fue irreversible.
Me fuí de la casa entre gritos y lágrimas, aún más decepcionada que al salir de casa de mi padre. Katia me intentó detener con fuerza y determinación pero mi orgullo y que su madre la detuvo, fueron dos elementos que me hicieron salir de ahí.
Su madre avergonzada por lo que sus vecinos pudieran pensar al ver un escándalo pedía a Katia dejar de gritarme y a mi que me apresurara a irme.
Aunque fueron unas semanas maravillosas supe que fueron vacías y llenas de mentiras, un simple sueño del cual había despertado para encontrarme con la cruda realidad que estaba sola, sin a dónde ir porque no saqué nada de su casa y aunque Katia me hubiera ofrecido ayuda no la aceptaría de nuevo.
Corrí por toda la privada hasta llegar a la avenida principal. Ahí comencé a caminar recibiendo el agua del cielo que para mí mala suerte era muy abundante.
Cerca de ahí habían algunos locales que tenían unas láminas en el techo que sobresalian un poco, pude refugiarme ahí toda la noche. Lloré casi como si la lluvia saliera de mis propios ojos, me sentía muy mal y maldije a todas las personas que no supieron entender ni apoyarme en mi vida y mis preferencias, no era mi culpa haber nacido así y no tenía nada de malo haberlo hecho.
Cuando desperté después de esa intensa noche tenía una mezcla de mi realidad con los sueños que me atormentaban. Por un lado sentía el frío de la lluvia de aquella noche recorriendo mi piel y por otro el calor que el cuerpo de Julia y la cálida habitación me ofrecían. Los sueños aún perturban mi tranquilidad con los ruidos de peligro y la sensación de estar alerta en todo momento. Pero al moverme por la cama pude sentir la protección y estabilidad que deseaba desde hacía mucho.
—Hermosa, tienes que despertar ya.—Julia me llamaba con un tono dulce desde la puerta.—Venga pequeña, tienes que ir a reunirte con las demás ya.
Su voz me hizo entrar a esta nueva realidad y me trajo de vuelta. Abrí mis ojos y lo primero que vi fue su hermosa silueta parada en la puerta de la habitación. Ya estaba totalmente incorporada y vestida para salir de ahí.
—¡Vaya! hasta que despiertas, en serio tienes el sueño pesado aunque entiendo que debes estar cansada.
Ella me sonrió y yo me levanté rápidamente pues entendí el peligro que las demás no me hubieran visto toda la noche y el no reportarme en los horarios establecidos.
—Venga tienes que cambiarte para irnos, no puedo ayudarte mucho pues se supone que voy llegando pero te dejaré en el aula diciendo que te estaba mostrando algo.
Yo me levanté para hacerle caso y apresurarme a ir con con los demás. Lo hice pensando en que de ninguna manera haría algo que le perjudicara y que no echaria a perder la nueva oportunidad que se me estaba dando de tener un posible hogar.
Seleccioné mi ropa que tenía del día anterior pero hasta yo me dí cuenta que daba lástima con ella. Julia no me lo dijo directamente pero con su mirada bastó para darme cuenta de lo que pensaba aunque lo intentó disfrazar con las palabras.
—Veo que necesitas ropa que sea de aquí, no te preocupes mi niña iremos por una muda y te la daré.
Colocó su mano en la cintura y otra más en su boca. Se veía tan sensual que apenas pude resistirme.
—Eso nos servirá como el pretexto perfecto para que nos vean, así podremos pasar un rato más juntas.—Me guiñó el ojo nuevamente muy seductora y después se acercó a mi dándome un beso en la mejilla.
En esos momentos creí que mis desgracias habían terminado. Ya me había hecho a la idea que jamás volvería a tener el dinero y comodidades con las que crecí. Pero esa situación era mucho, mucho mejor que estar sin nada en las calles.
Ahora tenía a Julia, una mujer que se había convertido en lo que nunca tuve; Alguien que me protegiera.
Esa sensación la había sentido un poco con Katia pero ahora me doy cuenta que eso nunca existió realmente, era una máscara que decidía ponerle para justificar lo que sentía pero realmente ella nunca me protegió, incluso cuando más la necesitaba me dejó ahí, sola a la tempestad de está vida y en la peor situación que pude haber imaginado.



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En el texto hay: #lgtb, #drama, #tragedia

Editado: 20.04.2025

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