Maldita Venganza

Capitulo 2

Diez años después

  • Come rápido que vas a llegar tarde al colegio – le decía Tami a  su hijo Xavier de 5 años
  • No lo ataques tanto amor, solo va al prescolar y tu lo haces sentir como si fuera la universidad – se burlo su esposo Nicolás
  • Hay que enseñarle a ser responsable desde pequeño
  • No exageres – Nicolás le dio un beso – Nos vemos esta noche, tengo que ir a visitar unos clientes fuera de la ciudad y no alcanzo a llegar para el almuerzo
  • ¿Y eso? ¿Clientes nuevos?
  • Son unos clientes de Mauro, pero como esta de licencia por el nacimiento de su hijo me toca ir a mi

Su esposo Nicolás trabajaba en una firma de contadores, y su compañero había sido padre apenas unos días, por lo que le tocaba asistir a los clientes de el también

  • Esta bien amor, yo tampoco alcanzo llegar para el almuerzo, a mi jefe se le ocurrió hacer una junta hoy al parecer tenemos un cliente muy importante y quiere tratarlo como un príncipe, vamos a hacer el plan de trabajo
  • Tiene a la mejor vendedora
  • Gracias amor – dijo ella sin mucha emoción
  • No estés triste mi vida, pronto encontraras un trabajo acorde a tus habilidades –Tami suspiro
  • No estoy triste, solo un poco decepcionada, estudie contaduría, saque las mejores calificaciones, y estoy frustrada vendiendo inmuebles, siento que no pertenezco a ese lugar
  • Tranquila, pronto encontraras algo mejor – Nicolás le volvió a dar un beso y salió

Tami termino de preparar al niño para llevarlo al prescolar, lo dejo con la maestra y se subió a su auto, se quedo mirando un rato a la escuela y suspiro mientras recordaba como había llegado a ese punto; cuando termino su carrera le ofrecieron trabajar en la universidad y le pareció fantástico, lo que no sospechaba era que dicho empleo se lo habían ofrecido por que uno de sus maestros se había encaprichado con ella, al principio se sintió alagada por que alguien con tan elevado intelecto se fijara en ella, recibió sus atenciones con interés, el era un tipo muy elegante, de unos 38 años, quince años mayor que ella, era alto y delgado, de cabello y ojos negros, nariz un poco encorvada por golpes que había recibió siendo mas joven cuando practicaba boxeo, sus manos eran grandes y fuertes, vestía siempre de traje, era divorciado y todo un galán, la llenaba de regalos, la trataba como una princesa, y cuando se entero que tenia novio la llenaba de trabajo sin dejarla respirar, poco a poco se metió en la vida de Tami haciendo que dejara a un lado al amor de su vida Owen, y es que siendo tan joven se dejo deslumbrar por los halagos de su profesor, Owen dejo de llamarla y buscarla de un momento a otro, ella le insistió y llamo innumerables veces pero el nunca le contesto ni le devolvió las llamadas, trato de contactarlo a través de sus familiares pero estos le daban excusas, cuando llegaron las vacaciones fue a su pueblo pero el no regreso mas, con el tiempo su familia se traslado a otra ciudad y perdió todo contacto con ellos, a los pocos meses se sintió sucia por haberse dejado seducir por el maestro y termino su relación, el en venganza hizo que le cerraran las puertas en todas las empresas y nunca pudo conseguir un trabajo relacionado con su profesión, se empleo en muchas cosas, fue camarera, recepcionista, operadora de maquinaria para calzado, secretaria y hasta taxista, su ultimo empleo fue de vendedora de inmuebles en el que ya llevaba cuatro años.

Había conocido a su esposo en la empresa donde había trabajado como secretaria, el era el contador y se había enamorado de ella y le había insistido mucho, ella era muy reacia pero el logro convencerla con paciencia y amor, llevaban casados 6 años y tenían un hermoso niño, en su hogar todo iba de maravilla, pero el terreno económico no marchaban de igual forma, Nicolás había perdido su empleo que era excelentemente remunerado, ahora estaba en uno que no estaba mal, pero los ingresos no eran los mismos, la cuenta de la casa, prestamos y tarjetas de crédito eran mayores a los que percibían ambos, hacia un año que iban colgados con todos los gastos.

Suspiro y se puso en marcha, tenia mucho trabajo, vender inmuebles era mucho mas difícil de lo que pensaban, las personas siempre se tomaban su tiempo en comprar ya que era una gran inversión la que hacían al adquirir una propiedad. Llego a su trabajo y saludo a la recepcionista, se dirigió a su puesto, cuando se disponía a sentarse escucho que su jefe gritaba su nombre

  • ¡Tami!

Suspiro, ese hombre no sabía para que existían los teléfonos, cada puesto tenía una extensión pero su jefe nunca se dignaba en utilizarlas, llamaba a todos a los gritos

  • ¡Tami!

Volvió a gritar, ella se apresuró y se dirigió a la oficina del susodicho, no quedaba muy lejos de su puesto, arreglo su vestido procurando que no estuviera nada fuera de lugar, el jefe a parte de retrogrado en cuanto a la tecnología también era un morboso que no perdía oportunidad de lanzársele a las vendedoras, por ese motivo solo tenia mujeres trabajando en todo su empresa, pocos puestos estaban ocupados por hombres como era el puesto de mensajero y su chofer. Toco la puerta y el le pidió que entrara, su oficina era amplia, pintada de blanco, una de las paredes estaba cubierta por una librería que iba desde el piso hasta el techo llena de libros de los cuales Tami siempre imagino que su Jefe nunca en su vida había leído ni siquiera uno, en la pared opuesta un escritorio enorme en caoba con su imponente silla,  con un cuadro detrás donde se podía apreciar un cultivo de girasoles, un ventanal con cortinas blancas adornaban la tercera pared, ingreso y se encontró en una de las sillas de visitante a Silvia Muniz una de sus compañeras, la mas coqueta y atrevida, ese día llevaba un mini vestido rojo con un pronunciado escote que apenas podía contener sus enormes senos, su cabello largo, negro y ondulado ocultaban el escote que también llevaba en la espalda, unos enormes aros dorados colgaban de sus orejas, sus labios del mismo color del vestido, las pulseras doradas que llevaba en su mano derecha sonaron mientras ella se acomodaba el cabello, su jefe siguió el movimiento de los senos de Silvia mientras ella disimulaba y hacia como si no se hubiera dado cuenta, Tami volteo los ojos, este par era insufrible, todo el mundo sabia que eran amantes, su insípido Jefe no perdía la oportunidad de beneficiar a Silvia y darle los mejores clientes. Leo Tenjo, su jefe, era un pequeño hombre en la plenitud de sus 35 años,  de tez blanca, delgado y con una eminente calvicie, de ojos azules  saltones y media aproximadamente de 1.65 de estatura y lo peor,  se creía el dueño del mundo.

  • Entra Tami, no te quedes ahí parada
  • Gracias jefe – Tomo asiento al lado de Silvia quien le sonrió con displicencia
  • Se preguntaran por que razón las he reunido aquí a las dos siendo tan diferentes sus estilos de trabajo – empezó el discurso Leo – Cuando tu mi Silvia eres mi mejor vendedora y Tami, bueno Tami se podría decir que eres del montón
  • Siempre he tratado de hacer  bien mi trabajo, y le he cumplido con la cuota de venta todos los meses – se defendió Tami tratando de ser diplomática, cuando en realidad quería gritarle que por su intervención Silvia era la mejor, que siempre la beneficiaba con los mejores clientes y que en mas de una ocasión le había quitado clientes excelentes a las demás vendedoras para dárselos a su estrellita, pero se calmo internamente y no dijo nada mas
  • Si, si, si – dijo Leo quitándole importancia a lo que había dicho Tami – En fin, quiero informarles que el nuevo cliente lo van a trabajar las dos…
  • Pero Leo… - protesto Silvia
  • Lo se Silvia querida, no te gusta trabajar con nadie y se que eres mas que capaz de satisfacer todas exigencias del cliente, pero industrias OWI están interesados en unos inmuebles que están en el catalogo de Tami
  • Pero los puedes pasar a mi catalogo, ya lo hemos hecho antes – Propuso Silvia, Tami hervía de la rabia
  • Lo se querida, pero realmente no podemos hacerlo ya, el dueño de industrias OWI ya los miraron y ya los tienen pisados, solo falta firmar los contratos para cerrar el negocio
  • Esto no es justo – se quejo Silvia – yo puedo atender ese cliente sin ninguna ayuda
  • Cálmate Muniz – intervino Tami – no seas egoísta, es un gran negocio que alcanza para las dos
  • ¿Es que no entiendes Daniells? Tu y yo no somos iguales
  • Por supuesto que no somos iguales, ni mas faltaba
  • ¿Qué te estas creyendo estúpida chiquilla? – Tami no rio de milagro al escuchar las palabras de Silvia, Tami no era una vieja pero la palabra chiquilla a sus 33 años era ridícula, claro que Silvia debía tener unos 36 años, por lo que técnicamente era mayor que ella
  • Vamos chicas, esto es un negocio de la empresa, por lo tanto les aconsejo que dejen sus diferencias por que van a trabajar juntas, es una decisión tomada.




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