Malditium Gem

CONSECUENCIAS

En cuanto volví en mí, me deshice del agarre del policía que me escoltaba a la ambulancia y corrí en dirección a donde estaba siendo llevado el profesor. Grité hasta quedarme sin voz, intenté explicarles que era inocente, forcejeé con los oficiales que intentaron detenerme aún cuando era poco probable que me librara de ellos debido a mi enjuta complexión y poca fuerza, sin embargo, no podía permitir que Miller fuera juzgado injustamente. Pensé consternada sobre ¿Cómo era posible que Alma diera con nosotros? Y todo esto… ¿llamar a la policía?

Todo pasó muy rápido. Una oficial quiso intentar razonar conmigo, pero en cuanto expuse mis motivos para que darles a entender que se equivocaban, sentí como la mujer de mi padre me haló hacía ella, llorando llena de aflicción, mientras se encargaba de alimentar la acusación que caía sobre los hombros del amigo de mi madre. De forma sobre protectora me abrazó mientras lo miraba con ira desde lejos. Pasmada miro como el profesor me dedica una mirada tranquila mientras asiente con parsimonia, a medida que ingresa en la patrulla policial.

Siguiendo su teatro, Alma me obliga a mirarla sujetándome de los hombros y al conectar miradas en vez de preocupación pude ver odio, en cantidades que me hicieron estremecer en mi lugar y que por primera me produjo mucho miedo. Mi trémulo corazón desvariaba saboreando la amenaza tácita que emanaban sus profundos y negros ojos. Segundos más tarde, ella se encargó de romper el contacto visual para proceder a examinarme detenidamente.

— ¿Te hizo algo ese hombre? — El miedo evitó que dijera palabra, ella se mostró muy agobiada y me abrazó con aire maternal. Mi corazón falló al instante que esa vibrante sensación de alerta provocó que mis piernas comenzaran a temblar y afectara mi respiración —. Oh, linda. Estaba muy preocupada.

Una persona de imponente porte se acercó a nosotras llamando nuestra atención.

— Señora Brouchard, necesitamos que nos acompañen, para que la joven de su declaración — demandó un hombre alto y fornido, rubio, con facciones rudas y expresión de pocos amigos.

— Mi hijastra está muy conmocionada, sabrá Dios que cosas horribles le habrá hecho esa bestia — opuso Alma, cumpliendo su papel de abnegación a cabalidad.

Podía engañarlos a todos, pero no a mí. Su mano fiera dando peso a mi hombro era una clara advertencia. Mis ojos se cristalizaron, y sin mucho esfuerzo me acogió el llanto. Al parecer llorar era lo único que se me daba bien, era un fracaso, ¿Cómo mi madre llegó a pensar que podía cumplir su tarea, si ni siquiera podía cuidar de mí ni a quienes me rodean? Sam salió lastimado y ahora el profesor fue detenido, todo por involucrarse conmigo. La impotencia inflaba mi pecho y tensaba cada uno de mis músculos mientras que mi garganta se oprimía en un nudo tan intenso que parecía provocado por un ente externo. Mi corazón latía con vehemencia y rabia, yo era un caso perdido y nada de lo que hiciera parecía hacer la diferencia.

— Entiendo por lo que está pasando, señora Brouchard — intervino el oficial con seriedad —. Pero ahora la seguridad e integridad de la señorita Fisher está en nuestras manos, es de vital importancia su declaración.

El detective no iba a dar su brazo a torcer, de reojo observé como las facciones de Alma se endurecieron de momento — fue muy imperceptible y de un segundo a otro —, no obstante, amplio una sonrisa y mostró sumisión al aceptar los requerimientos del policía.

Luego de hacerle un ademán a una de sus compañeras, esta se acercó manteniendo una postura firme y solemne.

— La oficial Bennet se hará cargo de escoltarlas a la ambulancia, necesitamos un reporte médico para evaluar los daños físicos.

Luego de compartir miradas, donde dejaban todo claro, la oficial me miró compasiva y nos instó a seguirla a la ambulancia. Allí un paramédico me hizo las preguntas de rigor y me examinó superficialmente, luego partimos al hospital por informes más detallados. Imposibilitada de pronunciar palabra pues podía sentir como me acuchillaban los ojos de mi abnegada madrastra me encogí en mi lugar, torturándome una y otra vez por mi desastrosa existencia.

Fue entonces cuando la oficial que nos custodiaba tomó mis manos y me dedicó unas palabras de aliento, de momento me sobresalté al percibir su repentino acercamiento, luego no pude hacer más que llorar. Odiaba mi vida, pensé mil veces en que debí haber muerto, ¿por qué no me morí? Miles de agujas penetraban mi pecho y lo contraían dolorosamente cerrándome la circulación del aire. El paramédico intentó calmarme, sin embargo, Alma intervino y sacó una jeringa preparada, luego de explicarle mi condición el señor accedió a suministrarme una dosis para que no cayera en un episodio de pánico.

… Soy un desastre, hubiese sido preferible que murieras tú en vez de mamá … Ese fue mi último pensamiento.

¿Dónde estoy? Me pregunto saliendo de la inconciencia.

— Afortunadamente, los exámenes realizados por la forense salieron negativos — una mujer hablaba, pero no pude entender a qué venía todo eso. Intento abrir los ojos y una luz blanca me segó por unos segundos, no tardo en soltar quejidos y removerme por la incomodidad —. No hubo penetración, ni rastros de sustancia seminal, no hay señales de huellas ni forcejeo u otro daño físico.

— Oh, por lo menos es una buena noticia — contestó otra mujer, parecía ser la oficial de antes —. Ahora lo que queda es esperar a que la joven despierte para tomar su declaración, señora Brouchard.

De esta no hubo respuesta.

— El detective Mathews, me ha informado que el sospechoso declaró no tener intenciones de hacer daño a la joven, que es un amigo de la familia — repuso la oficial —. ¿Puede verificar eso usted?

— Lo único que sé es que es su profesor de historia — escupió Alma, cargando de odio cada palabra que salía de su boca. Me estremecí al escucharla —. En Más de una ocasión la retuvo después de clases — mintió, provocando con ello una puntada en mi estómago. Ahí se confirmó que esa mujer quería destruir adrede la reputación del profesor Miller ¿Por qué? Me pregunté —. Yo lo confronté, y le recordé que debía respetar los horarios escolares… y ahora esto, llevarla a un lugar remoto con quien sabe qué intenciones.




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