Fue una noche tormentosa, llena de pesadillas e imágenes que me pusieron los pelos de punta y que, por consiguiente, cortaban violentamente mis afanes de dormir. Cada vez que cerraba los ojos para retomar mi reposo sentía como la puerta del cuarto se abría para dar paso a una presencia que nutria mis más internos temores. En el momento que estaba más cerca, ese hilo de continuidad onírica se quebrantaba y llena de exaltación despertaba devorando desesperada el aire a mi alcance.
Todo volvía a repetirse cuando se me ocurría descansar los parpados, pero la última imagen fue suficiente para que quedara en vela en lo que restó noche. Esta vez era mi hermana la que entraba por la puerta, echa un manojo de nervios, llorando y clamando mi ayuda.
Ahora comenzaba a odiar que estuviéramos tan lejos.
31.03.21
Con paso cauto bajo las escaleras y me dirijo a la puerta. Necesitaba ver con mis propios ojos aquello que Mikele se esforzó tanto en ocultar, por esa razón desciendo los peldaños a toda prisa. El sol naciente comenzaba a salir, era la mejor oportunidad para escabullirme sin que algún inoportuno apareciera. El horario en el que iniciaba la jornada de los asistentes era a las 8, todos dormían aún, así que tenía tiempo suficiente para ir y volver pasando desapercibida.
Estaba inmiscuyéndome en temas turbios y esta vez, quisieron usar a mi hermana para asustarme. En el pasado, seguramente hubiese escatimado o agachado la cabeza, por desgracia, esa no era opción ahora ya que mi familia estaba en peligro, ellos eran una fuerte razón de peso para seguir sin importar nada, mi plan era intentar usar las piezas que Mikele y mi madre dejaron y tratar de unificarlas con lo que había descubierto. Lastimosamente el libro perdido y el misterio tras esa gema, la reliquia familiar, de la cual no sabíamos más de que era trasferida a los hijos mayores para que mediante este se cumpliera la integración de las mujeres que estos deposasen en el futuro, pues sus vientres traerían prosperidad al apellido Brouchard “descendencia”. Me sorprendió mucho que Pilar manejara esa información, pues al parecer llamó su atención en cuanto lo vio y no dudó en preguntar a Alma en su momento. Si eso es lo que está buscando, entonces quiere decir que está perdido…
Si es verdad, y esta familia está maldita, dicho maleficio querrá devorarnos como lo hizo con los últimos miembros Brouchard en caso de que se concrete la transferencia del apellido como quiere Alma. Es de esperarse que me quieran impedir el avance que permita salvarnos, y comienzo a pensar que era lo que Mikele Buscaba y no pudo encontrar…
Resoplé sin poder evitarlo.
Tal vez Sam estaba en lo cierto, y hay algo que la ciencia no puede explicar, y de ser así, ese velo de “realidad” que nos separa del “plano paranormal”, dónde las energías tienen el poder de continuar manifestándose y que de alguna forma se generan alteraciones en el plano material, nuestro plano… sea tan frágil como el papel de arroz y explique lo que he estado experimentando hasta ahora.
… Tuve mucho tiempo para reflexionar anoche…
Otro asunto que me hace ruido es que no estoy del todo segura es la conexión que entabló mi madre con esta familia. Pilar me habló de esos asuntos urgentes que requerían de su presencia, y el profesor Miller me habló de su gran Labor, con respecto a su “don”. Teniendo en cuenta la maldición que precede a esta familia desde hace siglos, ¿se podría llamar desequilibrio entre los planos a una entidad maléfica que incide en los corazones de estas personas para que sucumban ante bajos deseos o rencores y en consecuencia derramen su propia sangre, propagando más dolor, odio y sufrimiento como si de una enfermedad contagiosa se tratase, alcanzando así a cada generación? Y teniendo en cuenta que ella también investigó sobre ellos me da a entender que quiso ayudar, pero no fueron suficientes sus esfuerzos.
En cuanto diviso el invernadero, entro sin darle muchas vueltas, deseando más que nada que esa bolsita dorada aún permanezca dentro del macetero. Siento que el corazón se me va a salir. ¡Todavía está!
Con delicadeza la acerco a mí, siendo mi mayor afán abrirla para descubrir lo que hay en su interior, pero antes de lograr mi cometido escucho una voz.
— Eres muy curiosa, me agrada.
Eran pocas las veces que me lo topaba y la razón era porque no me agradaba en lo más mínimo y por eso lo evitaba a toda costa, creo que esa era la única cosa que tenía en común con Alma, pues al parecer tampoco era, para ella, santo de su devoción. Sin embargo, él insistía acercarse y no perdía oportunidad de sacarme conversación, pero ¿seguirme? esto era el colmo. Me giro hacía Matt mientras que en automático oculto la bolsa tras mi espalda y enseguida puedo ver su mirada llena de suficiencia se posaba en mí sin ánimos de retirarse, no tardó en sonreír al darse cuenta de lo mucho que me incomodaba.
Por un momento, sin saber que responder, pienso en seguir mi camino.
— Dani, ¿cierto? — insiste.
A la defensiva, busco una vía de escape. Por desgracia, no encuentro nada que pueda ayudarme a quitármelo de encima.
— Sí — me limitó a decir.
— Cuéntame algo de ti. — Su petición me tomó por sorpresa —. ¡Estoy aburrido, esta casa parece un cementerio! — se quejó, como un niño de 13 años.
¿A mi qué me importa que esté aburrido?
— Disculpa, pero tengo tarea…
Esa fue mi respuesta, la cual me di cuenta que fue muy apresurada y absurda, primero eran las 5 de la mañana, segundo estaba husmeando en el invernadero de la señora de la casa, por más que sea mi madrastra no eran argumentos que pasaban desapercibidos y el me lo hizo saber en cuanto esbozó una sonrisa y asintió, fingiendo con descaro que me creía.
— No tienes el tiempo corto para conversar, pero si para hurgar en las plantas de la abuela de madrugada… sigue así y pensaré que me evitas.
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Editado: 13.05.2022