Malditium Gem

MALEFICIO

 

— Pilar tu hermana está muy inestable — Explicó. La voz de Matt me hizo despertar de mis pensamientos — Eso explica lo que sucedió allá. — él estaba discutiendo con mi hermana al otro lado de la puerta y podía escucharlos. Supongo que se refería al desastre del que fueron testigos —. Ella necesita descansar, es mejor que la dejes sola.

— Eso es lo único que he sabido hacer — comentó por lo bajo. Mi corazón saltó ante su confesión —.  Me asustaba. Antes fui una tonta cobarde, pero ya no más… ya no dejaré que esté sola. Así que te aclaro: no eres nadie para darme ordenes, quítate de mi camino — dictaminó, recuperando su altanería y odiosidad.

Debo confesar que esas palabras me hicieron muy feliz. 

Pilar abrió la puerta con algo de inseguridad. Fue imposible no recibirla con una sonrisa boba. Al instante, dándose cuenta de que estaba despierta y pude haber escuchado todo, rodó los ojos con fastidio… avergonzada en el interior, estoy segura de ello. Sé que mi hermana no es de las sentimentales, y aun así estaba en frente de mí demostrando que sus intereses no siempre se inclinaban hacia su persona y que en ocasiones podía importarle alguien más.

— ¿Dani qué fue lo que paso? — preguntó dubitativa — Hermana. Estuve preocupada por ti, o sea sé que debiste tener tus razones, pero ¿Por qué hiciste esa estupidez? — Continuó echa un manojo de nervios —. Esta mañana no estabas en la cama y te encuentran aquí en medio del mega desastre. Papá estaba muy enojado y Alma era un mar de lágrimas… Me debes una explicación ¿Fueron esas cosas? — inquirió con cautela, refiriéndose a los fantasmas.

Yo asentí. Mi hermana afectada por un escalofrío psicológico se abrazó frotando levemente sus brazos.

— ¡Tenemos que largarnos de aquí! — aulló aterrada.

— No será tan fácil, creo que Alma intenta convencer a papá de internarme de nuevo.

— Te dije no iba a escucharnos, al menos hasta que tengamos pruebas sólidas, pero ya qué… ¿Cuál es el plan? — comentó con los nervios de punta —. ¿Y qué onda con Gasparín, le dio un berrinche? ¿Katrina paso por aquí? o sea, que loco… ¿Quién hace eso? y ¿Cómo? ¿Por qué?

— Todo se está complicando Pilar — dije un tanto nerviosa —. Debemos terminar con esto, y convencer a papá de irnos cuanto antes, la maldición es real, y nuestra madre quiso romperla.

—¿Que? — La pobre no daba crédito a lo que oía.

— No puedo explicar cómo, pero él me lo mostró — confesé absorta en los recuerdos —. Mi madre salvó a Mikele, recuerdas al chico de la grabación — mi hermana asintió —. Él estuvo a punto de suicidarse, y justo coincidió con mamá, ella lo convenció de seguir viviendo, y en ese instante supo que algo andaba mal. Eso explica su nombre en la biblioteca cuando solicitó un libro que habla del Valle en tiempos precoloniales, la cual era la clave para entender a la cultura que fue ultrajada y violada en su tiempo, de ello se originó este mal que asechó a la familia por siglos.

— ¡No inventes!

— Eso explicaría por qué mamá viajo a este pueblo con frecuencia en el pasado, y el por qué, sufrió el mismo destino de otras personas que se involucraron. Ella murió afectada por la maldición.

Sufriendo un colapso debido al exceso de información, mi hermana rompió en lágrimas. La entendía perfectamente, todo esto era muy difícil de digerir, pero era la verdad y como tal debíamos cargar con ella, asumirla y enfrentarla. Era más fácil decirlo que hacerlo, claro está, pero por muy difícil que fuera, era mi deber enfrentarlo y salvar a los míos.

Sin embargo, mi hermana perdió toda calma al sentirse asechada por el peligro de muerte, y comenzó a caminar de un lado a otro, temblando y diciendo que teníamos que escapar antes de que algo malo pasara, ella no quería morir, ni tampoco quería ver morir a un ser querido…

— ¡Tenemos que irnos Dani! — sollozó temblona — recoge tus cosas, nos vamos en este mismo instante.

— Pilar, cálmate…

Pero nada de lo que dijera la haría reaccionar, el miedo la hacía actuar de forma irracional. Bajé de la cama y la seguí para detenerla, ella estaba empeñada en empacar mis cosas para irnos de la casa de inmediato, sin tomarse el tiempo en pensar en papá ni en su esposa. Ella sólo procesaba el hecho de subirnos al auto y escapar dejando todo atrás. Algo me decía que no sería tan fácil.

— Pero ¿qué dices? — reclamó fuera de sí — Estamos en peligro de muerte, ¡si esa cosa tuvo el poder de revolver y destrozar una habitación entera no quiero pensar en lo que nos haría a nosotros de quererlo!

— No Pilar, no entiendes… — insistí.

— No, la que no entiende la gravedad del asunto eres tú — acusó sujetándome del brazo para “hacerme entrar en razón” —.  ¡Nos vamos hoy mismo de esta casa!

— No, no dejaré que te la lleves… — suscitó Mikele enojado, asaltando mi pecho en terror puro.  

Pilar me miró sin entender lo que sucedía…

Antes de que pudiera decir algo una fuerza invisible bombeó lejos a mi hermana sacándola, en efecto, de la habitación y empotrándola contra la pared del corredor, para luego caer por su peso al suelo. Algo aturdida por el impacto no consiguió ponerse de pie.




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