Malditium Gem

DESTINO

 

DESTINO

— No, ¡no la dejaré! — escucho a lo lejos —… debemos llevarla con nosotros, ¡debe haber una forma!

— ¡No la hay! — grita alguien —. Si nos quedamos moriremos aquí.

¿Quién discute?

Mi cuerpo parecía salir de un profundo adormecimiento, y dolía pues yacía postrada y entumecida. Estaba muy débil, incluso para abrir los ojos debía imprimir todo mi esfuerzo. Con éxito, apenas puedo mover mis parpados. ¡Vamos! Me digo, ¡despierta!

Mi corazón se sobresalta cuando las paredes retumban debido al golpe seco generado por el impacto de algo muy pesado ¿Qué sucede? ¡Vamos Dani!

— Lo encontró — me susurra Mikele.

De inmediato abro los ojos y consigo despertar.

— Pero no hay razón para que atestigües lo que está a punto de pasar — oigo decir a Alma —. ¿En qué estábamos querida?

Como si estuviera moviendo una tonelada me incorporo, imprimiendo toda mi fuerza. Me cuesta respirar, y mis piernas son atravesadas por una infinidad de agujas debido a los calambres, muerdo mis labios para suprimir los quejidos y busco lograr quedar sedente.

— Uh… vaya, vaya, — exclamó Alma con sorpresa —. Entonces Mikele te dejó vivir… que inesperado…

Saboreó cada palabra con cierto desagrado, como si en verdad esperara que me asesinara. Me puse mis anteojos y levanté la mirada con cierta dificultad pues me dolía el cuello y al verla, en mi cara no cabía el asombro, la cabeza de la mujer tenía contusiones que debieron haberla matado, había perdido suficiente sangre como para no poder moverse, pero superando todo lo que un humano normal pudiese soportar, ahí estaba ella, de pie como si nada, con medio rostro ensangrentado y un ojo desorbitado.

Lanzo una mirada rápida y veo a Pilar sentada en el suelo tan aterrada como yo lo estaba, con sus ojos enrojecidos y con el maquillaje corrido de tanto llorar — asumo que sin fuerzas para ponerse en pie y huir —. Mi corazón falla al ver a Sam y a Matt inmóviles en el suelo, no estaba segura de sí respiraban o no ¿Qué sucede? ¿Qué está pasado? ¿Cómo puede ser que Alma…?

— No, esa cosa no es Alma — interviene Mikele leyendo mi mente.

En un parpadeo tuve una imagen mental de la anciana, que encarnaba todas mis pesadillas, dejando escapar un bramido explosivo y profundo que me hizo estremecer entera y despertó en mí todas las alertas. Entonces ya no cabía duda, ese demonio habitaba en el cuerpo de mi madrastra. Sin proponérmelo las palabras de Michael Peterson resuenan en mi mente: “Esa cosa no es mi hija” él lo supo desde un principio y por eso intentó asesinarla… ahora todo tenía sentido. Pasmada en mi lugar, busco a Mikele, pero antes de que me dé cuenta él desapareció de mi lado para hacerle frente a ese monstruo.

— Esto no tiene que ver con ellas — alega Mikele —. Te pido que las dejes ir.

— Tú también terminaste cayendo — ironizó la mujer — el papel de héroe no es apropiado para ti, querido tío.

Sólo bastó que apretara su mano para que la garganta de Pilar se cerrara y en consecuencia comenzara a asfixiarse. Todo el color se perdió de mi rostro.

— ¡NOOO! — grité aterrada.

Torpemente bajé de la cama y corrí dando trompicones para llegar a mi hermana a quien no dude en abrazar escudándola con mi cuerpo. Como si el cielo escuchara mis suplicas Pilar pudo respirar de nuevo y dando grandes bocanadas de aire recuperó el aliento para luego aferrarse a mí, sollozando llena de pánico. Tenía tanto miedo, y estaba tan desconcertada sobre lo que sucedía que comencé a llorar de impotencia.

Esto me superaba, no podía hacerle frente.

— No me mires así — musitó la bruja con cinismo —. No podría soportar tu desprecio.

— Ya tienes la Gema — remuerde Mikele, conteniendo su ira, solo para protegernos — ¿Qué más quieres?

Antes de poder responder su cuello se torció de lado, en dimensiones que serían imposibles para un vivo y siguiendo ese mismo movimiento brusco se enderezó haciendo traquear el cuello, ese sonido me puso los pelos de punta.

“Deben escapar” me dice Mikele en mi mente.

Pero mis piernas no reaccionan. Me estremezco en mi lugar cuando escucho como sus huesos comienzan a resonar en un desagradable trac en cada movimiento…

— ¿Qué es lo que quiero? — Se preguntó y su voz comenzó a tornarse más gutural y destemplada aunando numerosas voces retorcidas.

Turbado, Mikele apretó las manos.

 — ¡¡QUIERO DESAPARECERLOS A TODOS!! — Bramó tan fuerte que nos aturdió de momento.

No supe en que momento pasó, pero lo único que sentí fue como Pilar se ponía de pie mientras me tomaba del brazo para ponerme de pie y así arrastrarme a la puerta… ¿Hermana? Sin poder formular más preguntas o respuestas, como si hasta entonces mi cuerpo despertara, imprimo cada gota de fuerza en correr, pues mi vida dependía de ello. Al llegar al mini hall puedo ver de reojo y, con claridad mental, que superaba mi visión, a la pequeña rubia con traje de marinerito sentada en la baranda, con una sonrisa.

En cuestión de segundos volteo la vista en su dirección, pero ya no está. En ese momento lo supe, ella fue la verdadera Alma. Antes de poder siquiera reaccionar, pues todo pasaba muy rápido una puerta se cerró muy cerca de mí ocasionando que mi corazón se descolocara, todo estaba oscuro. Paralizada del miedo trato de componerme, pero mis piernas tiemblan, sólo podía pensar en Alma y en el hecho de que era posible que no saliéramos con vida.




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