Me levanto temprano por la mañana y con renovadas fuerzas. A pesar de todo he logrado descansar muy bien, al parecer dormir a lado de Ben es reparador. Qué extraño, jamás lo hubiese imaginado, aunque quizá se deba a que toda la noche estuvimos intentando concebir al mentado hijo. ¡No puedo creerlo! ¿Cómo caí de bruces en ésta situación? ¡Odio a los Johnson¡ ¡Odio a Ben! Pero más me odio a mí misma por estar siguiéndoles el juego, ¿y si lo de la enfermedad de mi suegra es tan solo una mentira para conseguir un heredero? ¡Bah! No creo, ella jamás mentiría con algo tan delicado, ¿o si?
Después de desayunar y de que Ben se haya marchado al Corporativo, me pongo mi uniforme para ir directo a la Cafetería. Le he avisado a Luca que estaré de vuelta y se ha puesto loco de contento, al parecer Killen aùn està muy verde y necesita de toda mi ayuda. He aquì a la indicada para prestàrsela.
En cuanto entro a la cafeterìa, Luca se abalanza sobre mí y me da un fuerte abrazo, luego susurra en mi oído que soy su salvaciòn. No sé si sea para tanto pero le agradezco con un gran beso. Killen nos mira desde detrás del mostrador con sorpresa y me regala un atisbo de sonrisa. Es suficiente por ahora.
—Hola, Killen —le digo animándome a acercarme a su mejilla para darle un beso a manera de saludo.
Él se nota un tanto sorprendido porque no cree que exista la suficiente confianza, ya que solo hemos conversado una vez y se sonroja un poco. No, no me juzguen, nunca he sido una lanzada pero creo que mi vida merece tener un poquillo de ilusión y Killen es eso para mì: una y grande, porque aunque no ame a Ben, soy una mujer casada que no sería capaz de tener una aventura.
Ayudo un poco a limpiar la barra y a meter el café de grano en las dispensadoras. Para cuando terminamos, Luca se despide porque tiene que hacer algunos movimientos en el banco y como no hay nada de gente, asiento los codos sobre la barra para esperar al primer cliente. Killen me mira de reojo y toma mi misma posición.
—¿Te he dicho que luces diferente hoy? —pregunta como al descuido.
Me llevo las manos al rostro pensando que he olvidado poner delineador en alguno de mis ojos y que parezco una lunática. Killen me mira divertido.
—Te lo digo en el buen sentido —aclara.
—¡Ah! Pensè que quizá habìa olvidado ponerme la ceja izquierda —bromeo y Kill se echa a reìr, tiene una risa fresca que me encanta. Cómo antes dije es un tipo sencillo y honestamente me gusta mucho.
Luego pienso que quizá pasar la noche con Ben añadió algo de rubor a mis mejillas y Kill lo ha notado de inmediato. Me avergûenzo un poco pero no voy a ponerme quisquillosa y le agradezco.
—¿Te gustarìa alguna vez tomar un cafè para conversar? —pregunta.
Que me tire los perros me descoloca, Killen no parece ser de los chicos que se lanzan de un avión sin paracaídas. Tengo la impresiòn de que en verdad le agrado y no sé qué pensar. Seamos honestos, nunca salí con nadie en serio, es decir, he tenido amigos pero no puedo decir que he tenido un novio, porque con Ben me salté esa parte de la historia.
—¿Y por què no ahora? Estamos solos en una cafeterìa —levanto los hombros como para restarle importancia—. Me parece que podrìamos sentarnos a tomar un café, Luca nunca se enterarà.
—¿Te olvidas de la cámara?
—¿Y quién ha dicho que tenemos que hacerlo frente a ella?
De manera atrevida lo tomo de la mano y lo llevo a la trastienda, en donde sin importar que no haya café sobre la mesa que tiene dispuesta Lucas para los empleados, lo abrazo y sin pena alguna lo beso con pasión.
¿Quién dijo que no era capaz de tener una aventura?