¡maldito cliché!

14. Historia inconclusa.

Absolutamente nada de lo que tenía planeando ha salido como tenía previsto. ¿Qué demonios está sucediéndome? ¿Será cierto aquello que dicen que el sexo lo cambia todo en una relación? ¿De verdad me está afectando que sea probable que Ben haya estado con otra mujer anoche y que me esté “pintando el cuerno”? ¡Pobre de él si llego a comprobarlo!

¡Dios! ¿qué demonios está mal conmigo?

Voy al baño y me encierro por un par de minutos, ésto no puede estar pasando, mis emociones se desbordan y apenas me reconozco en el espejo. Luzco como si hubiese envejecido 5 años en una sola noche, quizá es lógico, apenas si conseguí pegar el ojo.

Los dos minutos se extienden y únicamente reacciono cuando Ben toca la puerta, necesita entrar al baño y quiere que me de prisa. Abro con pesadumbre y me quedo de pie recargada en el marco de la puerta mientras él se lava los dientes.

—¿En dónde estuviste anoche? —pregunto y  me odio a mí misma por haberme atrevido a abrir la boca, después de todo, ¿quién demonios soy yo para juzgarlo? Yo, que hasta hace un par de días me encontraba besando a un cuasi desconocido, escondida en la trastienda de una cafetería.

—¿Qué en dónde estaba? —pregunta fingiendo demencia— Pensé que no te importaba nada de lo que yo hiciera, al menos es lo que no te cansaste de repetir desde que atravesaste la puerta de esta casa. La casa que con tanta ilusión compré para ti, aquella en la que sabía te sentirías cómoda.

—Solo hice una pregunta y estoy esperando que me la respondas —pongo mis manos sobre mis caderas, quizá así luzca más amenazadora y así Ben al fin se atreva a decirme la verdad.

—Bueno, como no creo que te importe, te diré que sí, que anoche vi a Blue, nos encontramos en un bar, nos tomamos unas copas y una cosa llevó a la otra…

—¡Ben! —su confesión me toma por sorpresa pero no debo mostrarme afectada o sacará provecho — ¡Cómo te atreves! —agrego tomándolo del brazo.

Ben me mira furioso y le da un golpe a la puerta con el puño.

—No me quieras ver la cara de tonto, Arah, vi los mensajitos que te envías con el tal Kill.

Me quedo en shock, ¿entonces Ben se está vengando y es esa la razón de que haya salido con Blue?

—¿Revisaste mi teléfono?

—¡Qué tonta que eres, Arah! Lo dejas ahí y te duermes, ¿crees que no me habia dado cuenta de que te mensajeas con ese tipo?

—No es que como que te hubiera jurado fidelidad eterna —aclaro.

—Pues bien, yo tampoco —resopla  derrotado—. Voy a liberar el contrato. Las recetas son tuyas, así como la casa y una mensualidad que se te depositará a tu cuenta.

—¡No quiero nada de tí! —aseguro.

Y al fin comprendo que este es el final de nuestra absurda historia de amor pero, ¿cómo puedes darle final a algo que realmente nunca comenzó?




 



#44484 en Novela romántica
#7132 en Chick lit
#29247 en Otros
#4326 en Humor

En el texto hay: risas aseguradas, humor romance pasión, romance y humor

Editado: 07.09.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.