¡maldito cliché!

21. Fiel a la leyenda.

Por la mañana acudo al De´Luca, Killen está poniendo el café en los dispensadores porque yo he llegado tarde.

—¡Vaya! Pensé que no vendrías hoy —dice a manera de saludo.

—Da gracias que logré levantarme de la cama —respondo malhumorada.

—No te ves bien últimamente, Arah, ¿quieres contarme qué sucede? He notado que me has estado evadiendo y me gustaría saber porqué. No es que diera por hecho que teníamos una relación pero pensé que podíamos llegar a ser bastante cercanos. Me gustas para una relación seria, no para pasar el tiempo.

—Killen... —susurro.

Me siento apenada y no lo oculto. Es verdad, he sido muy cruel con él y si no saco mal las cuentas con la mayoría de gente que ha pasado por mi vida.

—Qué pasa, Arah, quizá pueda ayudarte.

—No puedes —le digo sin poder evitar las lágrimas.

—Si no me lo dices no voy a poder entenderte.

—Estoy embarazada, Killen y ni tú ni nadie debería quererme porque no he sido más que una maldita egoísta que la mayoría de veces usa a la gente para su propio beneficio.

Killen mi mira con los ojos bien abiertos pero luego me lleva a sentarme en la mesita que más me gusta, la que está a un lado del ventanal que da a la plaza de San Juan.

—¿Quien es el padre? —pregunta—. ¿Se trata de Luca?

Me enternece su sentido del humor.

—Luca es gay, Kill —aclaro.

—¡Ah! Tenía una leve sospecha pero no la seguridad —asegura y le creo porque la inocencia escapa por sus poros.

—El padre es mi marido…

—¡Cómo! ¿Estás casada? —pregunta después de superar el shock inicial.

—¡Te lo dije! Soy una persona horrible. Nunca te lo dije porque no quería a mi marido, nos casamos por…

—Dijiste “no lo quería” —me mira con suma atención—, lo que quiere decir que ahora sí..

—¡Ni siquiera sé quién soy, Killen! No sé qué quiero de la vida, no sé qué demonios voy a hacer, no sé cómo enfrentar la vida, quizá porque siempre tuve una lo suficientemente cómoda hasta que murió mi padre que era lo único que me quedaba en este mundo.

—¿Pero y tú esposo?

—Él me dejó.

—Arah… Lo siento mucho, yo…

—No digas nada, Killen, ¿de acuerdo? Es mejor así, créeme, seamos amigos, no querrás zambullirte en mis problemas—aseguro.

Y es entonces que la vieja leyenda de los Johnson vuelve a mí: Ben me tocó y ahora me he convertido en una mierda estática que ni el más potente flush logrará desaparecer.






 



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En el texto hay: risas aseguradas, humor romance pasión, romance y humor

Editado: 07.09.2018

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