¡maldito cliché!

25. Lo que nunca te dije.

La última junta conciliatoria no se parece en nada a la primera. Tanto Ben como yo nos hemos comportado de manera civilizada y hemos escuchado con atención al Abogado que nos da una oportunidad más para decirnos todo lo que hemos callado. Ben ha dicho todo cuanto debía, así que me cede la palabra.

—Lo siento, Ben —es lo que digo a continuación—. Quise hacer tu vida miserable y terminé haciendo miserable la mía. No voy a decirte que te quiero porque sé que no creerás en mis palabras pero en verdad lamento mucho haber sido tan inmadura y loca. No me debes nada, así que te firmaré el divorcio sin condiciones, de verdad no necesito más dinero de tu familia, es suyo y deben conservarlo para lo que realmente importa. Yo voy a marcharme y te prometo que no sabrás más de mí. Sé tan feliz como puedas serlo, te lo mereces. Y Blue no me agrada pero si en verdad te gusta, tienes mi bendición.

Tomo la pluma y acerco los papeles. Estampo mi firma definitiva y salgo de ahí sin volver la vista atrás.

No logro ver que Ben se ha quedado de pie, mirándome salir de su vida, con ojos vidriosos.

Bueno, al fin terminamos con la farsa y no podría sentirme peor.

Camino por la avenida y cada tres pasos, me vuelvo para ver si Ben no está yendo tras de mí; secretamente deseo que lo haga pero no, él no está ahí. Nadie me grita que espere un momento o que me detenga y al fin comprendo que he recibido una sopa de mi propio chocolate.

 

A la mañana siguiente enciendo la computadora para buscar el pasaje más económico que haya a Roma, debe ser una señal porque encuentro uno a un precio extraordinario y le doy click aunque luego me demoro un poco capturando mis datos. Dudo un poco antes de dar el “enter” definitivo pero cuando lo hago sé que no hay vuelta atrás.

—Hola —saluda Luca con desparpajo mientras asienta las bolsas del supermercado sobre la pequeña mesa del comedor—, ¿cómo amaneciste?

—Estoy bien, Luca —levanto los hombros intentando fingir indiferencia—. Compré mi boleto.

—¡Vaya! Que has tomado una decisión y no habrá poder humano que te saque de tu error, linda.

Luca me mira con atención intentando buscar una chispa de duda en mis ojos.

—Creo que en verdad estás jodiendo tu vida, Arah —asegura.

—Y yo creo que no. Estoy dejando ir a Ben, después de todo, creo que merece ser felíz y conmigo no lo será nunca. Ya hay demasiada mierda entre nosotros.

—Podías haberte quedado aquí, eres una excelente compañera. Lavas los platos y mantienes todo limpio y ordenado, me agrada vivir contigo.

—Tengo que averiguar qué voy a hacer de mi vida, te prometo que si me arrepiento y vuelvo, no iré a ningún otro lugar que aquí, ¿de acuerdo?

Luca me abraza con fuerza.

—Voy a extrañarte.

—Aún me queda una semana y media aquí, Luca, no me hagas llorar antes de tiempo, por favor —suplico.

—¡Killen es un empleado del asco! ¿Qué voy a hacer sin tí? —dice resoplando con fuerza para intentar detener sus lágrimas que al final terminan siendo expulsadas por sus lindos ojos del color del cielo en primavera.


 



#44487 en Novela romántica
#7132 en Chick lit
#29248 en Otros
#4327 en Humor

En el texto hay: risas aseguradas, humor romance pasión, romance y humor

Editado: 07.09.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.