Cómo dije alguna vez, morirme de seguro con mi orgullo, mi tristeza, mis ganas de tener el mundo que un día tuvimos.
El caso es que quizá te amo, te amo cómo la primera vez que rocé tus labios y los mil sueños en los que deseé vernos.
Tal vez sea solo algo estúpido, un sueño estúpido de un niño estúpido, la primera vez que la ví, pensé; Mierda, es tan bella que no sé porqué hablaría con un pobre diablo cómo yo.
Pero arriesgué todo, aún sabiendo que podría perder todo, aunque fuera poco para ella, era lo único que me quedaba y fue sin duda alguna la mayor apuesta, ya que perdí todo lo que anhelé y por eso creo que te odio.
Te odio por todo lo que dije, por soñarnos juntos frente al mundo agarrados de la mano.
te odio porque no sé cómo amarte tal cómo tú quieres, sino por amarte de la única forma que sé, que es la de entregar mi alma hasta el punto de pertenecerte y ser parte de tí.
Te odió por a hacer de mi un torbellino de palabras sin expresión y un poema sin poeta digno de recitarte, te odio porque sé que amarte es maravilloso y no merezco tal privilegio, por eso te odio por los besos que nunca nos dimos, las noches en las que nunca soñamos, te odió por esta tristeza que inunda cada rincón del alma que ya es tuya, y por si alguien pregunta diles que te odió con todo mi corazón esperando a que volvamos a ese punto dónde te dije te amo mirándote a los ojos.