La fábrica, los gases, el cigarro.
Los pulmones cada vez más desgastados .
La vida en los hombros, las rodillas rapadas.
Siempre arrodillado frente al jefe, un mequetrefe.
Un hombre honesto, que nunca se queja, o al menos finge felicidad o algo que se le asemeja.
Un hombre sabio, un precario.
Un devoto a Dios, lo contrario a un estrafalario.
Un hombre trabajador, que pudo tener mucho y se conforma con poco.
Algunos le llaman loco y, trabaja y trabaja cómo si no hubiese mañana.
Y es que el cuerpo se cansa, el alma se mal gasta.
Es el ejemplo de casa.
Fuma sin pensar, ni porque. No hay causa.
O tal vez si, tal vez su querida en calor de hogar arde, pero no en sus brasas.
Es un hombre trabajador.
Trabaja y trabaja por comida en el comedor.
Sus pulmones no resisten tanto, escupe sangre, el pecho le aprieta, y el médico no da noticias buenas.
Siempre fue el hombre que de niño criaron.
Lo único malo fué abusar de ese cigarro.
Cosa rara, que descaro, Dónde esta Dios se ha preguntado.
Es un hombre trabajador.