Nadie sabe porque ya no está más con nosotros, algunos dicen que simplemente se aburrió y salió a explorar nuevos mundos. Ella siempre afirmo tener alma de gato y facilidad para aburrirse de las cosas. Talvez nuestro hogar, el que ella conformo con nuestro padre, no le resulto tan divertido y simplemente se marchó. Tengo la esperanza de que en algún momento regrese. Por momentos me quedo observando la ventana, y confundo siluetas creyendo que es ella y cuando logro enfocar la vista logro percatarme que era solo una ilusión visual, mezclada entre mi deseo de volverla a ver regresar a casa.
Fue un día simple, en el que todos en casa despertamos, y mama, nuestra madre ya no estaba con nosotros. No se encontraba en nuestro hogar que compartimos desde que podemos recordar. La casa se entristeció, por más que el día que no estuvo más con nosotros fue un día totalmente caluroso y brillante perfecto para salir y dar una vuelta por el parque; pero todos sentimos que aquel día hermoso, para nosotros en especial se convirtió en un día gris y sin sabor.
No sé cómo vamos a seguir sin nuestra madre, dejo abandonados a tres hijas que la necesitaban. Somos todos adolescentes/adultos, menos nuestra hermana más pequeña, ella solo tiene 11 años. Nuestro padre no salió del cuarto en el día de la noticia. Yo como la hermana mayor, intento tener el espíritu necesario para aguantarme la angustia y sobrellevar la situación, los primeros días me encargue de la comida y las compras. Pero nada de eso sirve, nada sabe cómo la comida que nos preparaba mama. Los desayunos perdieron su magia, el almuerzo solo existe porque así lo queremos y así lo necesitamos, y la cena desapareció por completo del hogar. No necesitábamos a madre para las tareas cotidianas; la necesitábamos para que nos mantenga calentito el corazón y alegre el alma.
A la semana de su ausencia, mi padre empezó a volver a su trabajo. Si es que a ese ser que aparenta no tener vida y camina arrastrando los pies por el pasillo en la mañana se le puede seguir diciendo que es el padre que toda la vida había conocido. Actualmente es un hombre desecho, su felicidad se marchó junto con madre.
A los 15 días de su ausencia las cosas en casa comenzaron a ponerse extrañas. Yo siempre fui la que primero se levantaba, sin contar a mi padre que salía a las 5 am todos los días en la semana. Había comenzado a notar tazas lavadas y algunos platos, últimamente estos artículos de cocina estaban sucios hasta que alguien los requería, en caso contrario, se quedaban sucios si era necesario una semana entera, hasta que alguien los necesite. Por lógica supuse que mi padre estaba queriendo recuperar el control de la casa y aumentar la autoestima de todos en la misma. Los días siguientes fueron similares. A veces encontraba el vidrio del baño totalmente reluciente, o los pisos de la cocina recién barridos.
El día detonante, en que todos comenzamos a acomodar nuestras ideas, fue cuando Josefina mi hermana menor de 11 años, se levantó con las típicas ojeras de haberse desvelado la noche entera, y con una extraña mueca me dijo – creo que mama me visito a noche - yo la mire con extrañeza, y le dije despreocupada que seguramente fue un sueño. Josefina repitió una y otra vez que estaba muy segura que no había sido un sueño. Y luego de mucho insistir me explico con una pizca de esperanza en sus ojos – yo estaba en la cama, creo que eran las 4 de la mañana. En un momento parpadeé con los ojos pesados, ya cansada pensaba dejar el celular a un lado y dormir un poco, cuando de pronto siento que las sabanas que estaban cerca de mi ombligo se suben hasta mi pecho y siento una caricia en mis cabellos. Así como lo hacía mama antes de irse a dormir para decirme las buenas noches. Por supuesto que me asuste en ese instante; pero algo retumbo en mi cabeza de que no debía tener miedo, que era madre cuidándome y diciéndome que descansara – yo no podía salir del asombro. Josefina había dejado de relatarme su experiencia algo paranormal que tuvo en la madrugada, y lo detallaba con tanta naturalidad y fe en que madre era la que la arropo, que debo decir que le creí. En ese mismo instante dio su aparición en la cocina Rita, mi hermana del medio, la que tiene apenas unos 16 años, de las tres es la más rebelde. En cuanto nos vio a las dos en la mesa de la cocina, sus ojos se iluminaron y nos relató una experiencia similar. Rita había tenido una experiencia fuera de este mundo al igual que Josefina. – ¡No van a creer lo que me paso a noche chicas!, me estaba por encender un cigarro frente a la ventana que da para el patio de casa, creo que eran eso de las 4 o 5 am, era el último cigarro de la noche. Últimamente estoy fumando demasiado. El plan es que pensaba irme a dormir luego de ese último pucho, y de pronto mientras lo estoy encendiendo una pequeña ventisca de la nada me apaga el encendedor, y siento un fuerte golpe en la mesa de luz que está al lado de mi cama. Era imposible que un golpe tan fuerte y de la nada surja de la mesa de madera, no había nadie más que yo, y el viento que vino de afuera también fue algo de otro mundo, ¡no había una sola corriente de aire en toda la noche, los arboles no movían ninguna de sus hojas! – Josefina al escuchar el relato de su hermana mayor no pudo contener la felicidad y dijo a viva voz - ¡es mama!, madre siempre odiaba que fumaras y se enojaba golpeando las mesas cuando te veía con eso, ¡ella te estaba reprendiendo, para que cuides tu salud! – Josefina había dicho una verdad innegable. Madre siempre odio el vicio de Rita con los cigarros.
Fue así como todos, incluso nuestro padre que comenzamos a atribuir a las reacciones extrañas fuera de nuestro control a la presencia de madre en nuestra casa en otro plano astral. Talvez madre no estaba preparada para marcharse de este mundo todavía y pidió una visa en el más allá para cuidarnos a todos en nuestra casa hasta que podamos aprender a vivir sin ella. No importa como mama se presente en casa actualmente, lo que importa es que sabemos que está con nosotros. Y así sea una caricia en la cabeza, una pequeña ayuda en la cocina, o un reto para algo que sabemos que está mal; mama está con nosotros de alguna forma, y nuevamente nuestros corazones se sienten más cálidos y felices que antes. Por supuesto que no es como tenerla al lado y abrazarla. Pero ahora todos sabemos que alguien nos está cuidando, y por más que no la veamos ella tiene esa cualidad que hace sentir su amor hasta de la manera más extracorporal posible.