Mama’s Boy

Capítulo 2: El eco del hogar roto

Apenas Alejandro cerró la puerta de su habitación, el silencio se convirtió en un peso insoportable. Su respiración entrecortada llenaba el cuarto mientras las lágrimas bajaban por su rostro. Por primera vez en años, se sintió invisible en su propia casa. Pero la tranquilidad no duró mucho.

Unos golpes fuertes en la puerta hicieron que su corazón se acelerara.

—¡Alejandro! —gritó la voz de Pearl desde el pasillo—. ¡Ven aquí ahora!

Él dudó, temiendo lo que vendría, pero sabía que no podía esconderse para siempre. Cuando abrió la puerta, encontró a su madre llamando a su padre, su teléfono apretado entre sus manos temblorosas.

—August… —dijo Pearl con voz cargada de enojo—. ¡Tienes que escuchar esto!

En segundos, la voz de su padre llenó la casa, grave y firme:

—¿Qué pasa? —preguntó, entrando en la cocina con pasos rápidos.

Pearl no dudó en contarle: su hijo había dicho que era gay. La cocina se llenó de tensión, y Alejandro sintió que su pecho se comprimía. Sabía que el amor que había esperado durante tanto tiempo no estaba allí.

—¿Qué dijiste? —repitió August, sus ojos entrecerrados, la mandíbula tensa.

—Es… él… —tartamudeó Pearl, señalando a Alejandro—. Me lo dijo… que es gay.

August respiró hondo y se acercó a él. Alejandro se quedó inmóvil, esperando quizá un milagro, un gesto de comprensión. Pero el milagro nunca llegó. En lugar de palabras de apoyo, escuchó el reproche, la decepción y la amenaza disfrazada de “ayuda”.

—Esto no puede quedar así —dijo August, con voz firme—. Buscaremos la manera de corregirlo.

Alejandro sintió cómo el mundo se desmoronaba a su alrededor. No era un error que pudiera “arreglarse”. Era su vida, su identidad, su verdad. Pero para sus padres, solo era algo que debía cambiarse.

Esa noche, mientras la ciudad de San Francisco dormía bajo un cielo gris y pesado, Alejandro se acostó en su cama, sintiendo que su hogar, su familia, se había convertido en un lugar donde no podía existir. La aceptación que había imaginado, la seguridad que había soñado, se había transformado en miedo.

Y en el silencio, mientras escuchaba la lluvia golpear las ventanas, Alejandro comprendió que la lucha por ser él mismo apenas comenzaba.



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En el texto hay: realismo, lgbt, drama psicológico

Editado: 26.11.2025

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