Capítulo 11: Preparativos finales

Cada noche, Alejandro repasaba mentalmente el plan una y otra vez. Sabía que no podía permitirse el más mínimo error. Cada movimiento dentro del centro, cada paso por los pasillos, cada puerta, cada guardia, todo estaba memorizado con precisión.

—Mañana —susurró a Ethan mientras ambos revisaban mentalmente los horarios de los vigilantes—, tenemos que estar listos. Cualquier distracción podría arruinarlo todo.

Ethan asintió, su rostro reflejaba la misma mezcla de miedo y determinación que Alejandro sentía. Ninguno de los dos decía mucho más; no había lugar para dudas ni palabras innecesarias.

Durante el día, Alejandro se movía con cuidado, observando cada rutina de los vigilantes, identificando los momentos en que el pasillo estaba vacío, las cámaras que no cubrían ciertos ángulos, y la ventana lateral que sería su salida. Cada detalle contaba, y él lo anotaba en su memoria, como si estuviera grabando un mapa invisible hacia la libertad.

Al caer la noche, mientras los demás dormían, Alejandro respiró hondo y susurró:

—Mañana es el día.

El corazón le latía con fuerza, mezclando miedo y esperanza. Sabía que no había vuelta atrás. Esta fuga no solo significaba escapar físicamente; significaba recuperar su vida, su identidad y su libertad.

Esa noche, mientras la lluvia golpeaba los techos del centro y el viento silbaba en las esquinas del edificio, Alejandro cerró los ojos y se prometió a sí mismo algo:
—No importa lo que pase, no dejaré que me borren. No dejaré que me digan quién debo ser.

El amanecer traería consigo su oportunidad. Y esta vez, Alejandro estaba decidido a aprovecharla.