Este escrito no es una carta de odio a mi mamá, de hecho, la amo mucho. No justifico sus actos de violencia, pero sé que estos fueron la consecuencia de traumas, heridas, miedo e inseguridades que, desafortunadamente, no se trataron a tiempo y cayeron sobre mí.
Las cosas ahora están bien, yo estoy bien, y mi niña interior también está bien.
Gracias por leer.