Maniquí

6 Alex

Muchas cosas pasan por mi cabeza, pero la idea de salir de aquí con mis amigos me mantiene centrado en lo más vital para sobrevivir; buscar una salida. Por más que me aterra la idea de ser víctima de una Barbie y Ken tamaña real como esa película de Lindsay Lohan, aunque la muñeca de esa película era buena e inocente, no como el criminal en toda regla convertido en un maniquí, aunque no lo hemos visto en acción siquiera, todas las veces ha sido ahí en el fondo, quieto esperando su momento. En esa habitación llena de esas cosas ni de chiste vuelvo a meterme, podría estar ahí haciendo armas o terminando de matar a... No, debo evitar malos pensamientos.

Regresando a nuestras opciones de salida, descartamos las varias opciones a cinco, la primera es delatarnos alterando el sistema de electricidad, conservamos las linternas en los bolsillos y si el jefe no lo nota la policía sí lo hará. ¿Cómo lo haremos? Hay dos o tres maneras de hacerlo sin freírnos vivos, la primera es activar las luces detrás del puesto de revistas, movemos los botones y perillas rápidamente hasta causar un corto que estalle todas las luces o usando las pistolas eléctricas, hasta ahora inútiles por no afectar en nada a la víctima, le disparamos a cualquier clavija o al panel de electricidad y de todos modos se va a generar un corte eléctrico en la tienda si no se extiende al vecindario, llamando la atención de la; la otra manera menos llamativa de las dos es enviar un mensaje en código morse por medio de los escaparates, calculando bien apenas pasan de las diez, algunos vuelven de sus trabajos, lo repetimos en cada escaparate y luego en diferentes patrones, se verá como una forma de mensaje y no como un fallo en las luces, un riesgo potencial. 

La segunda manera no apta para claustrofóbicos es encontrar la salida en los ductos de ventilación, ya sé que no es la mejor idea, quedar atrapados sería fácil por la serie de conductos interminables, deben rodear toda la tienda por su tamaño, solo contamos la ventaja de tener el sistema de ventilación apagado, ya es cosa nuestra encontrar el camino a la salida, si usamos la cabeza en vez de explorar lo que encontremos al azar solo hay que imaginar el camino, el ducto más cercano está en la pared entre la tienda y la bodega, estando abierto sin necesidad de forzarlo, para estar obsesionado con la perfección ese señor no toma buenas medidas de seguridad, un empleado podría entrar y salir por otras partes, o posiblemente tengan esa intención, nadie sabe.

— Los ductos pueden funcionar, Wong habló con mucha inseguridad acerca de estos, algo me dice que ya los han usado antes para otras cosas fuera de llenar de aire fresco el lugar —Max sugiere usando un recurso que por mi cuenta lo había ignorado, pensé que ya era una broma o una salida exagerada, tal vez tenía razón con los ductos.

— Me dijo una vez que descansaban de todos en los ductos, son tan grandes por el terreno grande que deben cubrir, suficiente para dejar moverse libremente a una persona, nos quedaría calcular los ductos correctos y evitar los que se dirijan a la tienda, en este caso debemos subir de espaldas y a la hora de subir lo suficiente nos vamos siempre al frente, no hacia atrás.

— El primer inconveniente es cómo evitaremos separarnos una vez entremos a los ductos, a la hora de entrar tendríamos que mantenernos unidos a cierta distancia para no perdernos, no quiero verme forzado a hacerlo, eso nos han enseñado los miles de películas de terror, si te separas es una muerte segura si no eres la chica del final —esta vez intervengo dudando de nuestra seguridad como grupo.

— ¿La chica del final? —Max me pregunta confundido por no saber un término muy usado en las películas slasher, un género que me encanta, al verlas me gusta averiguar quién del grupo cliché de adolescentes va a morir en cierto orden, en cuanto a la chica del final, desde el inicio la señalan por ser la protagonista.

— La chica del final, o la chica final, es la única superviviente en todas las películas slasher de los ochenta, como Laurie Strode en “Halloween”, Ellen Riplay en “Alien: El octavo pasajero”, Ginny Field en “Viernes 13” o Brooke Thompson en “AHS:1984”, son las protagonistas inocentes involucradas en una matanza en un escenario diferente con amigos y personas cercanas cumpliendo un cliché en específico. El asesino es el típico psicópata que se volvió loco por un trauma en la infancia, de una película anterior o simplemente eran así desde niños.

— Eres un gran fanático de esas películas, yo solo me he visto “Viernes 13” en un maratón de películas antiguas —Nina ha visto una de mis películas no tan favoritas, después de la película con la chica psíquica no quise volver a ver otra.

— Son geniales si dejas de esperar cualquier giro loco, te das cuenta de lo realista que llegan a ser esos clichés y lo que NO se debe hacer en situaciones similares a esta, eso me enseñó bien claro Halloween y AHS:1984.

— En primera, ¡yo quería ver esa temporada, ya estaba terminando la temporada anterior! En segunda, nos enfrentamos a un posible maniquí viviente, no a un asesino psicópata —Nina se enoja conmigo por decirle indirectamente el final de la temporada (bueno, pero daba para otro episodio más por la tensión del capítulo anterior).

— Y Jason era un zombi que no moría por más que en cada película moría, además, en una secuela de Halloween decidieron hacer una trama de alienígenas androides en vez de continuar con las otras películas. En nuestro caso en un hombre maniquí con una vida criminal, no es tan diferente a una película slash.

— Por primera vez odio que seas un experto en eso, por el otro nos han servido muy bien no seguir esos clichés de las películas —Max alaba mis gustos, él ama lo paranormal y yo el terror, combinamos bien.



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En el texto hay: maldiciones, venganza, aseinato

Editado: 21.11.2022

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