Max me despierta a media noche deseando venganza, al inicio no lo comprendo, habla de venganza, que Richard lo va a pagar y no quedará nada de él después de ejecutar su plan. Primero me dice que rompió su promesa, yo pensaba que se trataba de robos secretos o servicios de otro tipo, ya saben a lo que me refiero; me quedo helado al saber de lo que se trata. Ya sabía que se estaba reteniendo, ese sujeto jamás cambiará, pero todo ha sido mentira, nos ha estafado por mucho tiempo y no lo notamos, nosotros cumplíamos nuestra promesa engañándonos pensando que Richard también.
Ha estado matando gente a escondidas, gente relacionada a Max, aunque sea por unos segundos o un pequeño favor que les hizo, escuchar su destino me convence de ayudarlo, en vez de matarlos, vaciarlos como el típico psicópata del pueblo y ya, los transforma en lo mismo que nosotros, podría revivirlos y echarle la culpa a Max, con su verdadera reputación sería fácil convencerlos, lo destruirían por mero rencor obtenido por Richard y sus miles de mentiras. Acepto el plan sin dudarlo, confiamos en él estúpidamente, a cambio asesinó a varias personas motivado por la venganza… pensándolo bien, se desquitó con Max, a mí me ha cumplido mis promesas, a Max las ha torcido y cambiado a su antojo, iniciando con que solo a mí me iba a revivir por obedecer, saber que no tenía ni una sola oportunidad, dijo que lo mataría nada más y en cambio ahora está armando un plan para matar a Richard.
Sigue en la habitación misteriosa cuando llegamos al baño, un lugar que nadie ha usado, ya no somos humanos, compruebo con terror lo que ha hecho, esos desaparecidos están convertidos en maniquís gracias a el psicópata que es Richard en realidad. Nuestro plan es simple, lo distraigo, Max toma el hacha y lo hacemos pagar, así de simple; en cuanto a las víctimas de Richard, les daremos una oportunidad de decidir en vez de ser nos monstruos que lo condenen injustamente, si se van a quedar así que sea por decisión propia y no por gusto de terceros, así debería de ser.
Su concentración es clave para entrar sigilosamente a la habitación, la mejor opción es esconderme cerca de la orina verde, donde tiene a los maniquís-humanos, y mantenerme alejado de la estación de preparación, donde Richard le inserta el cabello, folículo por folículo, está transformando al maniquí en David Martin, o, mejor dicho, recupera la apariencia de él. Hay ocho maniquís en total incluyendo a David en este lugar, ha matado justo a los que le hicieron un favor o se llevaban bien con Max. Estando al lado de la cortina me acerco para tomar un hacha cerca de esa cortina, su sistema de seguridad inexistente no lo alarma al haber tomado dos hachas de ahí sin que él se diera cuenta, sigue pintando apasionadamente a aquellos cadáveres que trajo. Max no es la definición de sigilo, llegando a tirar fuerte de la cortina, provocando que los ganchos suelten un sonido metálico y avisando a Richard de nuestra presencia. Es una suerte haber tomado las hachas antes que él, ya nos hubiera lanzado una a la cara, nos mira lleno de rabia al encararlo verdaderamente, no lo habíamos encarado, solo reclamado.
— ¿De casualidad no tienes más secretos que ocultar? —Max le grita con el hacha en sus hombros, su enojo en su máximo esplendor sale a flote—. Estoy harto de tus mentiras, matar gente inocente no era parte del trato.
— ¡Ustedes mismos lo dijeron! Un criminal no tiene honor, o palabra. Decidí cobrar mi venganza por tus actos en mi contra.
— Si así son las cosas, pues vamos a ver quién queda más muerto.
Corremos hacia él cargando las pesadas hachas, a lo que él, como protección y respuesta, toma algunas cuchillas y un martillo, los golpes no son nada, esas cosas provocan mínimos rasguños, no hay nada que un baño de sangre no solucione.
Mi primer golpe impacta en su abdomen, sacando polvo y uno que otro gusano, asqueándome por saber que llegaré a estar lleno de insectos si no cuido ese aspecto. Max no usa todavía la cuchilla del hacha, se lo guarda para el final adelantando lo que le espera, una tortura antes de llevarlo a la muerte, jamás va a cambiar, a veces debemos deshacernos de la basura de la sociedad, y Richard es lo peor que hay en el mundo.
— Tú lleva a los demás a las bañeras, yo me encargaré de él —Max me encarga la seguridad de los chicos secuestrados cargando con su hacha, afirmando su obvia diferencia de poder a comparación de los tristes cuchillos de Richard.
Acepto su orden colgando el hacha en el cinturón y cargando a David, al ser el muerto más reciente pesa igual que antes, agregando el peso extra del poliuretano, verdadero material de los maniquís, solo Richard está cubierto de plástico por ser convertido en la época donde más se usaba plástico para todo. Al no estar completo y aun tener que matar a Richard, dejo a David recostado en el borde de la bañera, con los demás prefiero sumergirlos parcialmente, evitando mojarlos por debajo de sus caderas, escaparían o se suicidarían por miedo a ver en lo que se han convertido.
Termino con una pequeña puñalada de Richard en la pierna, esquivé el golpe para que el último chico no salga dañado. Lo dejo junto con los otros y vuelvo a la pelea, no ha habido gran cosa, Max le ha provocado otro agujero enorme, dejando colgando un pedazo de costilla atorado en la mezcla de plástico y piel bien muerta unida a está, no, no es piel muerta, es ropa ajustada que llevaba el día en el que murió e inició su locura. Golpeo la cara de Richard tan solo entrar de vuelta a la habitación secreta, seguido de Max con uno de los cuchillos en su mano.