Mantra

Volviendo A Casa

Elliot transitaba por la avenida de los recuerdos, cada árbol, cada esquina, cada banco le recordaba a la vida que abandonó hace mucho tiempo. En definitiva, Glassdrop no se parecía en nada al chiquero en el que había estado viviendo los últimos ocho años.

Al llegar a la calle Warren, los sueños rotos reaparecieron. Siempre imaginó que entraría a Highshrine, estudiaría una ingeniería, algo similar a lo que su padre había estudiado, siempre admiró a su padre en ese sentido, pudo proveer y cuidar a dos chicos, al menos hizo lo mejor que pudo, no obstante, la educación profesional era una imposibilidad para Elliot en este momento.

Warren es la calle que atraviesa el costado de la universidad, aquella que se abarrota de fanáticos cada vez que las cazadoras tienen partido de soccer, es el mismo camino que toman los profesores, estudiantes cada fin de semana para ir a enterrarse en un bar y ahogar las penas sobre un examen reprobado.

En la primera planta de todos los edificios se encontraban las tiendas, las lava solas, bares, inclusive recordaba aquel callejón en el que Toby le propino su primera paliza, mismo lugar en el que junto a su hermano le devolvieron el favor un par de días más tarde.

Entonces llegó a la esquina con Mayday y pudo observar con claridad el lugar en el que su corazón se rompió por segunda vez. Annette Howard. No había pasado ni una semana de que su hermano había sido reportado muerto cuando decidió escapar de su vida, tenía 18, estaba asustado, y pensar a futuro no era su especialidad, pero estaba seguro de que quería hacerlo con Annette.

Ella dijo que no, pero ahora todo eso estaba en el pasado.

Pudo ver a la gente transitando por la calle, algunos de ellos ocasionalmente le daban una mirada fea, le juzgaban por las heridas que tenía en la cara.

Luego de unos minutos abandonó el área y se encontró así mismo en su viejo vecindario, lo primero que vio fue la casa de Ann, pero no su última casa, sino la casa en la que se crio, aquella que todos conocen por la supuesta historia de terror que vendió el periódico amarillista. “Madre poseída aterroriza a su hija”, la historia verdadera no está más lejos de la verdad, la madre de Ann fue afectada por un suceso que no lograba recordar en ese momento.

Elliot comenzaba a preguntarse qué es lo que había pasado con la chica prometida, que es lo que, hacia diariamente, y si alguna vez pensaba en él, después de ella cualquier relación en su vida parecía una desgracia.

Condujo por la vereda del bosque que rodeaba la zona residencial, sintió que su corazón latía más y más fuerte conforme se acercaba a la casa de su padre. Y justo al frente se erguía aquella construcción de dos pisos y medio, la luz de la ventana continuaba encendida, no fue capaz de reconocer aquella habitación, en su defensa, hace 8 años que no pisaba este lugar.

Se paro frente a la acera y se dirigió a la puerta de madera oscura, escucho el crujir de las ramas con el viento, sintió una que otra mirada furtiva de sus vecinos. Se mantuvo tranquilo, viendo hacia enfrente, inserto la llave en la cerradura y abrió la puerta.

Pensó que encontraría un desastre, todo lo contrario, apenas había una ligera capa de polvo sobre las cosas. Cerró la puerta tras de él, atravesó el recibidor perplejo de encontrar fotografías de él aun colgadas en la pared, realmente en todas las habitaciones.

•••

El golpeteo rítmico en la madera fue lo que le despertó, había caído rendido encima de las cobijas de su cama hace un par de horas, la penumbra lo envolvía, cuando el ruido volvió a hacerse presente, Elliot abrió los ojos de par en par.

Él sabía que todo debía estar en orden, no había escuchado ningún ruido de intrusión, ni siquiera escuchaba pasos, solo el silencio de la casa. Volvió a cerrar los ojos, comenzó a pensar sobre los Ann, era lo único que había pensado desde que vio su casa, entonces volvió a escuchar ese golpeteo rítmico.

Abrió los ojos nuevamente, estos sumamente hinchados e inyectados en sangre. Se paro de un salto de la cama y salió al pasillo, listo para escuchar el siguiente golpeteo una vez ocurriese. Vio a ambos lados del pasillo, a la izquierda estaba la escalera al primer piso, esta pasaba por el cuarto de su padre, a la derecha debería estar el cuarto de James. El pasillo estaba adornado por una alfombra que corría hasta la ventana de la cual se podía apreciar las ramas del viejo roble del jardín.

—Parece que ya no…—Fue interrumpido antes de poder terminar la oración. Esta vez fue capaz de determinar que el ruido venia del cuarto de James. Miró con temor la puerta, no sabía si estaba listo para afrontar esa carga. El ruido se repitió. Un estremecimiento recorrió su pierna.

Avanzó lentamente hasta llegar al picaporte, giro lentamente la perilla, escuchando nuevamente el ruido dentro de la habitación. Abrió la puerta de par en par y se encontró con algo inesperado. Su padre había convertido el cuarto en un estudio. Cuadros colgaban de las paredes, lienzos y lienzos tendidos por todos lados, uno de ellos exhibido más alto que otro, era la viva imagen de James, llevaba la chaqueta negra con gorro rojo, la misma que llevaba la última vez que le vio. Al fondo de la habitación se encontraba de orilla a orilla columnas de libreros repletos de objetos, recuerdos o libros, ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que vio a su padre leer.

Espero que el ruido se repitiese, pero este le evadió. Se sentía observado por todas esas almas viéndole directamente, no logro soportar ni un solo minuto. Caminó de regreso a la habitación, vio la cama, pero ya no le apetecía dormir, vio la hora en su teléfono, marcaba las 11:35PM, había estado durmiendo casi toda la tarde, ahora tenía demasiada hambre.



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En el texto hay: crimen, monstruos, horror

Editado: 25.09.2025

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