Clara entró a la oficina con el portátil bajo el brazo y una cara de no he dormido lo suficiente para sobrevivir a esto. Sofía la esperaba con su sonrisa de tiburón.
—Clara, necesito un informe recopilatorio de tus citas. Algo completo, jugoso, con chispa. —le dijo la jefa como si hablara de un estudio científico.—¿Jugoso? Sofía, estamos hablando de fracasos humanos, no de un filete.—Exacto. Hazlo entretenido. Como una saga. La audiencia quiere continuidad.
Clara suspiró y se sentó frente al ordenador. “Muy bien —pensó—, manos a la obra: que se abra el expediente de los desastres”.
Después de una hora de teclear, esto fue lo que quedó en su pantalla:
Informe Especial: Experimentos de Citas. Autora: Clara IsabelDestinataria: Sofía, la jefa con hambre de clicks
Informe de Cita N° 1: Mr.KetoCoin. Lugar: Cafetería del centro.
Desarrollo de los hechos:
El sujeto se presentó con bíceps inflados como globos de feria y un discurso de veinte minutos sobre Bitcoin. Siguió con quince minutos sobre su rutina de gimnasio. Remató con diez minutos mostrando una app que cuenta calorías con solo sacar fotos a la comida.
Mi participación en la conversación: asentir, sonreír, y planear excusas de huida (gato enfermo, alergia al gluten, fuga estratégica por la ventana).
Incidencia destacada: Justo al recibir mi latte —bendito oasis—, el sujeto declaró: “La cafeína interrumpe la quema de grasa cetogénica”. Resultado: ataque de tos, café expulsado por la nariz, blusa blanca arruinada. Daños colaterales: el camarero grabó la escena y la subió a internet. Video viral titulado “Keto vs Café: la batalla final” con música cómica incluida.
Resultado de la operación: Yo, manchada y con olor a cafetería. El sujeto, impoluto, repartiendo servilletas como si estuviera en una boda. Internet: riéndose de mí a pantalla completa.
Conclusión personal: Nivel de incomodidad: 15/10. Nivel de humillación: trending topic. Probabilidad de segunda cita: solo si me paga una indemnización. Nota mental: llevar siempre una muda de ropa y un abogado.
Informe de Cita Nº 2 – El fetichista de la lasaña. Lugar: Restaurante italiano del centro. Nombre en clave del: FoodLover92. Edad aproximada: Treinta y tantos. Vestimenta: Camisa demasiado ajustada, mirada hambrienta (literalmente).
Desarrollo de los hechos:
El sujeto abrió la cita con un cumplido dudoso: “Eres muy guapa, pero demasiado delgada”. Nada como empezar una velada romántica con un diagnóstico nutricional. Acto seguido, sacó su arma principal: doble lasaña. Según él, el remedio perfecto para mi “problema de delgadez”. El sujeto manifestó un claro fetichismo gastronómico: poetas hay muchos, pero este recitaba odas a la pasta. Frase más perturbadora de la noche: “¿Sabes qué es sexy? Los buffets libres”. Intentó mostrarme un álbum entero de mujeres comiendo pizza.
Confirmado: existe.
Incidencia destacada: Necesité apoyo externo. Envío de mensaje SOS a Leo, quien apareció estratégicamente en la puerta del restaurante interpretando el papel de “nutricionista de guardia”.
Resultado de la operación: Escapé sin pagar la cuenta. Diagnóstico final: intolerancia crónica a los fetiches con carbohidratos.
Conclusión personal: Nivel de incomodidad: 9/10. Nivel de surrealismo: 11/10. Probabilidad de segunda cita: 0%. Probabilidad de pesadilla recurrente con lasaña gigante persiguiéndome: alta.
Informe de Cita N° 3 – El Buffetman Lugar: Buffet libre “come hasta reventar”. Nombre en clave: Mauricio el inmortal de la pizza.
Desarrollo de los hechos:
Apariencia inicial: camiseta demasiado ajustada con estampado de pizza, mirada orgullosa de quien ya se sabe campeón del tenedor libre.
Conversación introductoria: “a mí me gustan las mujeres con carne, las flaquitas no saben comer”. (Romance nivel cero, gordofobia nivel mil).
Incidente principal: al intentar servir una porción, la pizza decidió rebelarse contra mí y aterrizó directo en mi blusa blanca.
Reacción del sujeto: no ofreció servilletas, sino su móvil. ¿Para ayudar? No. Para sacar una foto.
Incidencia destacada: Minutos después, el susodicho subió la imagen a sus redes bajo el hashtag #ReinaDelBuffet. Fui etiquetada, notificada y humillada en formato story con neón brillante.
Resultado de la operación: Pérdida de dignidad: parcial (blusa arruinada). Ganancia profesional: material visual para ilustrar el reportaje (aunque contra mi voluntad). Daño colateral: 24 horas de exposición pública como “reina del carbohidrato”.
Conclusión personal: Nivel de incomodidad: 9/10. Nivel de crueldad involuntaria del sujeto: infinito. Probabilidad de segunda cita: solo si me pagan con pizza de oro. Nota mental: nunca más aceptar una cita en un buffet, salvo que incluya seguro de manchas.