Clara recogió sus cosas con la esperanza de huir de ese zoológico, pero Sofía le bloqueó la salida como una guardiana del destino.
—Ah, Clara, casi lo olvido. —Le pasó una carpeta como si fuera un contrato de la CIA—. Tienes vacaciones hasta el domingo, ¿verdad?
—Ajá… —respondió Clara con un hilo de voz, ya temiendo lo peor.
—Perfecto. Así el lunes llegas fresca para tu próxima cita. —Sofía sonrió como si hablara de un spa, no de un campo de batalla—. Revisa los perfiles y elige. Quiero variedad. Piensa en el impacto narrativo.
Clara la miró con los ojos entrecerrados.
—¿Me está pidiendo una audición de horrores sentimentales?
—No, te estoy pidiendo periodismo inmersivo. —guiñó Sofía, tan feliz como un gato con su presa.
Clara suspiró y aceptó la carpeta, consciente de que resistirse era inútil.
—Está bien, pero si algún día termino casada con un fugitivo, será tu culpa.
—Eso ya sería un bestseller. —respondió Sofía, dándole una palmadita en el hombro antes de dejarla escapar.
Camino a casa el aire fresco de la calle le devolvió un poco de oxígeno. Clara caminaba con la carpeta bajo el brazo, murmurando para sí:
—¿Runner obsesivo o poeta dark? ¿Cuál me arruina menos la salud mental?
Cuando llegó a su piso, encontró a Leo tirado en el sofá, rodeado de latas vacías de refresco y con el mando como cetro de poder.
—¿Sobreviviste al trabajo? —preguntó él, sin despegar la vista de la pantalla.
Clara lanzó la carpeta sobre la mesa con un golpe seco.
—Digamos que sí… aunque mi dignidad se quedó atrapada en la oficina.
Leo arqueó una ceja.
—¿Informe de guerra o de citas?
—Ambos. —se dejó caer a su lado—. Hoy tuve que entregar un reportaje sobre mis citas. Imagínate: el fetichista de la lasaña, el buffet del desastre y el del match con factura incluida.
Leo soltó una carcajada que resonó por todo el salón.
—¡No puede ser! ¿Y la jefa qué dijo?
—Que soy un reality show con patas. —gruñó Clara—. Y que el lunes tengo otra cita. Esta vez me dejó elegir, como si eso fuera un premio.
Leo la miró divertido.
—Entonces es como un videojuego: elige tu propio villano.
Clara se tapó la cara con un cojín.
—Ojalá pudiera darle skip al nivel entero.
Leo se encogió de hombros, todavía riendo.
—Mira, si eliges al poeta dark, al menos tendrás material para memes.
Clara bajó el cojín, entre cansada y resignada.
—No sé si agradecerte el consejo o pedirte terapia de grupo.
Clara suspiró, tomó la carpeta que Sofía le había endilgado como un trofeo maldito, y la abrió con la solemnidad de quien descifra un testamento. Las hojas crujieron como si hasta el papel supiera que lo que contenían era material para tragedia.
Leo se inclinó hacia ella, con los ojos brillando como un niño frente a una caja de dulces.
—A ver, a ver, muéstrame el zoológico humano.
—No es un zoológico… —Clara hizo una pausa, leyendo el primer perfil—. Ok, sí. Es un zoológico.
El primero: El Runner Obsesivo
Nombre: Kevin, 32 años.
Descripción: Apasionado del running, corro maratones, medias maratones y carreras de 5K. Sueño con encontrar una pareja que entrene conmigo y comparta mi amor por la vida fitness.
Foto: un tipo sonriendo mientras besaba su medalla sudada.
Leo se rió tan fuerte que casi se atraganta con su refresco.
—¡JAJA! Ese te levanta a las 5:00 AM para correr bajo la lluvia, y si dices que no, te hace un PowerPoint sobre la disciplina.
Clara ya se imaginaba la escena: ella con ojeras, él con cronómetro gritándole ¡vamos, que solo faltan 15 kilómetros!
—No gracias. Mi idea de cardio es correr detrás del bus cuando ya cerró las puertas.
Leo dio un aplauso lento.
—Ese es tu espíritu olímpico.
El segundo: El Poeta Dark
Nombre: Damián, 29 años.
Descripción: El amor es un cadáver exquisito, y yo busco a quien se atreva a diseccionarlo conmigo.
Foto: él, vestido de negro, recostado contra un muro grafiteado, con mirada de “vivo para sufrir”.
Clara frunció el ceño.
—¿Este escribe poemas a las cucarachas o qué?
Leo, encantado, improvisó en tono lúgubre:
—“Tu corazón es como el WiFi de mi vecino: lo siento cerca, pero jamás me conecto”.
Clara no pudo evitar soltar la carcajada.
—¡Por favor, no lo invoques! Mira si aparece recitando en mi ventana.
El tercero: El Emprendedor en Pañales
Nombre: Mauricio, 35 años.
Descripción: CEO de mi propia startup. Busco una mujer que crea en mis proyectos, alguien con visión, independencia y, bueno… con un poco de capital inicial.
Foto: él, traje barato y sonrisa tipo vendedor de seguros.
Clara casi tiró la carpeta al suelo.
—¿Me estás jodiendo? ¿Un vividor con logo de PowerPoint?