Capítulo 40 : No compitas por clientes. Compite por corazones.
“El verdadero valor de un emprendimiento no se mide en ventas. Se mide en cuánto toca el alma”
María Fernanda lo sabía: no basta con proponer un cambio. Hay que sostenerlo.
Y ahora que los viernes temáticos eran una realidad, había que hacer que cada uno valiera la pena.
Este viernes era "Viernes de Cuentos y Cacao" , y el café olía a canela, a pan de verdad y a entusiasmo que no se podía fingir.
Carla había traído su sombrero de narradora oficial. Jimena estaba emocionada por ayudar a acomodar las mantas. Las madres llegaban, café en mano, niñas en mochila y sonrisas sin filtros.
“A veces, quien vino a juzgar termina por preguntarse qué se perdió al irse”
A las 10:04 ya no cabía una silla más. Juan Carlos llegó con Kafka disfrazado de lobo bueno y las niñas aplaudieron como si fuera un héroe de Disney.
Y entonces entró ella. Mireya.
Moño tirante. Blusa blanca planchada con rabia. Labial "crimson dominatrix".
La exjefa. La de los comentarios pasivo-agresivos. La misma que había sido víctima de las malintencionadas artimañas de Daniel, quien la enfrentó con María Fernanda bajo la amenaza del despido.
Pues ahora venía con el veneno que Daniel le había inyectado.
—María Fernanda —dijo, escaneando el local como quien analiza la escena de un crimen. —Mireya —respondí, sin perder la sonrisa. No sabría decir si era real o si estaba sostenida por mi entrenamiento militar en sobrevivencia emocional.
—Interesante concepto… —comentó, mirando los dibujos de las niñas colgados junto al cartel de "Tribu." —Gracias. ¿Te gustaría un café? —No. Solo pasaba por aquí. Me dijeron que esta cafetería estaba "haciendo ruido" . Supongo que eso significa que tus... actividades de barrio ahora son más que un hobby. —Podés llamarlo así. Yo lo llamo "trabajo con propósito." —Claro. Aunque me imagino que no será muy rentable. —Más de lo que imaginás. Y menos de lo que merezco.
Entonces Mireya miró a su alrededor. Las madres charlando. Las niñas pintando. El rincón de "Flores para Teresa" con nuevas margaritas del jardín.
Y su rostro se tensó con ese tipo de sorpresa incómoda que tienen las personas que siempre subestimaron a los demás.
“No todos los que vuelven buscan volver. Algunos solo quieren confirmar que te fue bien… para sentirse peor”
—Suerte, María Fernanda. Espero que te dure el entusiasmo. Y se fue. Con ese andar de persona que siempre cree que tiene razón.
Pero yo sabía algo que ella no.
Que no estábamos compitiendo por clientes. Estábamos ganando corazones. El tipo de lugar donde no vendes solo productos. Vendes pausa. Vendes refugio. Vendes pertenencia.
Manual de Mamá para no Rendirse
No compitas por números. Compites por vínculos. Por momentos compartidos. Por historias que se quedan.
El éxito real no se mide en likes o ventas. Se mide en cómo te miran. En cómo te abrazan. En cómo regresan. En cómo recomiendan.
Porque el corazón no necesita anuncios pagados. Solo necesita autenticidad.
Paso para no rendirse hoy:
Abre tu puerta a quienes llegan con mirada crítica. No les pidas que se queden. Pero tampoco les pidas que callen.
Porque a veces, ver a alguien que no creyó en vos que regresa con curiosidad disfrazada de orgullo, es la mejor señal de que vas por buen camino.
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