Manual de una mamá para no rendirse

Capítulo 47: “El pan no se quema dos veces si alguien lo vigila”

“A veces, un dibujo hecho con crayones dice más sobre el amor que un discurso entero”

—¿Está bien si dibujo otra vez nuestra casa? —preguntó Jimena, con una sonrisa que apenas cabía en su cara de ocho años.

María Fernanda apenas tuvo tiempo de responder.
Jimena ya estaba con las crayolas, el bloc de hojas, y su plan de arquitectura familiar extendido sobre la mesa del café.

Una casa.
Un perro.
Una niña.
Una mamá.
Dos papás.
Y un sol con pestañas.

La vida, en crayón, parecía tan sencilla…
Pero no lo era.

“Un padre no se mide por cuánto da, sino por cuánto se queda”

Andrés había venido por tercera vez esa semana.
Siempre con algo hecho a mano:
pan casero (esta vez, sin quemar) ,
un dibujo que él y Jimena colorearon juntos,
y una libreta donde empezaba a escribir ideas para pasar más tiempo con su hija.

Incluso había preguntado si podía llevarla al parque un sábado.

—Me la quiero ganar, día a día —le dijo a María Fernanda la tarde anterior—.
No con regalos ni discursos. Con presencia. Con rutina.

“Estar no siempre es ocupar el centro. A veces es hacer lugar”

Aquella noche, mientras fregaban las tazas del cierre, María Fernanda y Juan Carlos compartieron el silencio más cargado de significado de los últimos tiempos.

—¿Estás bien con todo esto? —preguntó ella, sin mirarlo directamente.
Juan Carlos terminó de enjuagar una taza, la secó y se apoyó en la mesa.
—No estoy compitiendo, María Fernanda. Solo estoy... en lo que me sale natural. Estar.

Silencio.
—Te juro que si alguna vez pensás que me estoy colando donde no debo, decímelo. Me voy sin rencor.

—No quiero que te vayas —dijo ella, por fin, mirándolo—.
Solo tengo miedo. De todo.
De que Jimena se confunda.
De elegir mal.
De herir a quien no lo merece.

—Entonces no elijas todavía —dijo Juan Carlos, con la voz más suave del universo—.
No hace falta.
Solo seguí siendo vos.
Lo demás se acomoda.

“Los niños no necesitan competencias. Necesitan amor desde distintos ángulos”

Esa semana, en la "Casa de la Tribu" , Jimena le preguntó a Ángela:

—¿Se puede tener dos papás y ninguno se pone celoso?

Ángela, que estaba preparando galletas simbólicas con cuatro niñas sentadas a su alrededor, se quedó pensando.
—Sí. Si entienden que no son rivales. Que vos no sos un trofeo, sino una niña que necesita amor desde distintos ángulos.

Jimena asintió con seriedad.
—Yo no soy trofeo. Soy tribu.
Y todas aplaudieron. Sin saber bien por qué. Solo porque sonaba justo.

“Cuando cuidás con constancia, hasta el pan florece”

Esa tarde, María Fernanda escribió en su cuaderno rojo:

Manual de Mamá para no Rendirse

Hoy aprendí que el amor no es una silla donde solo uno puede sentarse.
No hay que sacar una para que otro entre.

Estamos acostumbradas a pensar que solo hay espacio
para una forma de afecto,
un solo tipo de familia,
un solo amor verdadero.

Pero no.
El corazón se expande
si no lo encogés por miedo.

Mi hija me enseña a diario
que el amor se mide en permanencia, no en exclusividad.
Y yo aprendo, con cada taza que lavo,
con cada pan que sale bien,
que todo lo que se cuida con constancia, florece.

No estoy lista para elegir.
Pero sí para seguir caminando.
Con los que se queden,
sin pedirme que sea otra cosa que yo misma.

“Las familias no tienen que ser lineales. Pueden tener ramas, raíces y un perro que ladre en los momentos justos”

Esa noche, alguien del grupo de WhatsApp de madres propuso una cena en la "Casa de la Tribu" .
Una idea espontánea.
Sin fines de lucro.
Sin agendas ocultas.
Solo compartir.
Llevar algo. Cantar. Reír.

María Fernanda lo leyó mientras se preparaba para dormir.
Se quedó mirando la pantalla, con los dedos sobre el teclado, sin escribir.
—¿Qué harías vos, Teresa? —murmuró.

La foto enmarcada de la antigua dueña del café parecía sonreírle
con esa complicidad de quienes entienden el corazón de los demás.

Finalmente escribió:

"Llevo pan. Casero. Pero esta vez, lo hice con ayuda."

Y Andrés y Juan Carlos leyeron ese mensaje.
Y ambos sonrieron.

Porque sabían lo que significaba:
no ganar.
no perder.
solo compartir .




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.