Manual de una mamá para no rendirse

Capítulo 53: No todas las despedidas son derrotas

“A veces, dejar ir no es perder. Es reconocer que el otro también merece amor”

El sol entraba por la ventana como si también quisiera quedarse.
El café estaba cerrado ese día, pero el aroma a pan recién hecho seguía ahí, pegado al aire.
Jimena dormía en su cuarto con Lola abrazada fuerte.
Kafka roncaba bajo la mesa, como siempre, con esa respiración llena de paz que tanto me faltaba a mí.

“No todos los amores vienen para siempre. Algunos vienen para enseñarte qué hacer después”

Juan Carlos llegó con dos tazas de té, aunque ninguna de las dos tenía frío.
Me pasó una. Se sentó frente a mí, sin prisa. Sin palabras inútiles.

—¿Podemos hablar? —dijo.
—Claro —respondí—. ¿Todo bien?

Se quedó callado unos segundos. Largos.
Tan largos como esos momentos donde sabes que algo va a cambiar…
pero aún no sabés qué.

—He estado pensando —continuó—. En nosotros. O mejor dicho… en mí.
Quisiera algo más formal. Algo estable. Algo que me diga que puedo construir con vos,
sin estar siempre esperando que vos llegues.

Me quedé quieta. No dije nada. Solo tomé un sorbo de té.
Caliente. Amargo. Real.

“Las personas no se van porque no te quieren. A veces se van porque ya no pueden esperar”

—Sé que he estado muy ocupada —contesté—. Pero también sé que te tengo aquí. Que confío en vos. Que sos parte importante de esto.
—Lo soy —dijo él—. Pero no hay suficiente espacio. Y no porque no quiera serlo. Porque vos no tenés espacio para eso ahora.

—Y si te pido que me esperes un poco más...
Solo un año. Hasta que tenga los tres pilares consolidados.
Entonces podremos hablar de esto… con claridad.

Juan Carlos rió, suave.
—No soy un proyecto que puedas posponer, María Fernanda. Soy una persona. Con tiempo limitado. Con el corazón cansado.

Tragué saliva.
Sabía que tenía razón.
Pero no quería admitirlo tan rápido.

—Entonces haga lo que mejor le parezca —dije—.
Si ella te da lo que yo no puedo darte ahora… entonces sí. Bienvenida.

Él asintió.
No hubo lágrimas.
Solo entendimiento.

“Un adiós puede ser el inicio de otra forma de quererse”

Conversación final entre María Fernanda y Juan Carlos

—¿Y ahora qué? —pregunté, mientras terminábamos de lavar los platos.
—Seguimos —contestó—. Juntos, pero no juntos-juntos.
—¿Y Roxana?
—Ella también se queda.
—¿Y eso no te duele?
—Me duelen otras cosas. Como verte correr tanto y no saber cómo ayudarte.

—Gracias por entender.
—Gracias por no mentirme.

Hubo una pausa. Larga.
Como esas que duelen, pero también sanan.

—¿Y seguimos compartiendo casa?
—Por supuesto —respondió Juan Carlos—.
No todos los vínculos se rompen.
Algunos solo cambian de lugar.

Manual de Mamá para no Rendirse

Hoy aprendí que:

  • Las personas no se van siempre por odio.
    A veces se van porque vos ya no estabas presente.
    Porque tus brazos estaban llenos de sueños,
    y ya no tenían espacio para abrazarlos a ellos.

Hoy aprendí que no siempre puedes elegir quién te quiere.
Pero sí puedes elegir cómo responder.

Yo no podía elegir amar a Juan Carlos como pareja.
Pero sí podía elegir quererlo como compañero.

Y si eso significa dejarlo ir…
entonces sí.
Eso también forma parte de no rendirse.

Porque a veces,
el mayor acto de valentía
no es agarrar.
Es soltar.

Paso para no rendirse hoy:

Dejá ir a quien ya no encaja en tu vida actual.
No lo hagas con dolor.
Hacelo con respeto.
Con gratitud.
Con honestidad.

Porque el amor no siempre se mide en besos.
A veces se mide en cuánto permitís que otros sean felices…
incluso si es lejos de vos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.