Manual para Enamorar a la Persona Correcta

CAPÍTULO 7

TIP #7: LOS VIERNES DE OFICINA SON SU PROPIO MUNDO

(O cómo las salidas post-trabajo revelan personalidades secretas)

Espero que hayas estado tomando notas sobre todo lo que te he contado hasta ahora, porque ahora viene una revelación que va a cambiar completamente todo lo que creías saber sobre Emma Parker.

REGLA #7: Los viernes por la noche después del trabajo son como una dimensión paralela donde las personalidades de oficina se transforman por completo. La contadora seria se convierte en la reina del karaoke. El programador tímido se vuelve el alma de la fiesta. Y la persona de la que estás enamorado revela versiones de sí misma que jamás imaginaste que existían.

Y resulta que Emma tenía un alter ego de fin de semana que era tan sorprendente que me enamoré de ella de maneras completamente nuevas.

Todo empezó con una invitación inocente que se convirtió en la noche más reveladora de nuestra amistad.

LA INVITACIÓN CASUAL QUE CAMBIÓ TODO

Mes 5 de conocer a Emma, Viernes post-triunfo de presentación.

Era viernes por la tarde, y yo estaba pretendiendo organizar mi escritorio mientras en realidad esperaba la oportunidad perfecta de sugerirle a Emma que fuéramos a tomar algo para celebrar su éxito de la semana anterior. Movía papeles de un lado a otro sin propósito real, reorganizando los mismos bolígrafos por tercera vez.

Había estado practicando diferentes versiones de esta invitación en mi cabeza:

Versión casual: "¿Quieres ir por una cerveza?" (Muy simple. Posiblemente aburrido.)

Versión celebratoria: "¿Te parece si celebramos tu triunfo de presentación?" (Muy específico. Posiblemente incómodo.)

Versión grupal: "¿Quieres venir con nosotros a..." (Espera, ¿con quién? No había consultado con nadie más.)

Pero antes de que pudiera implementar cualquiera de mis estrategias cuidadosamente planeadas, Sandra de mercadotecnia se materializó en el escritorio de Emma, apareciendo súbitamente con esa energía que solo tienen las personas cuando el reloj marca las 5 PM.

—Emma —anunció Sandra, apoyándose dramáticamente contra el escritorio—. Nos vamos a O'Malley's a celebrar que terminó la semana del infierno. ¿Vienes?

Emma levantó la vista de su computadora con una expresión que no pude interpretar, parpadeando como si estuviera procesando una ecuación complicada.

—¿O'Malley's? —preguntó, inclinando la cabeza con curiosidad.

—Sí, el bar irlandés de la esquina. Tienen karaoke los viernes —explicó Sandra, gesticulando hacia la ventana como si el bar fuera visible desde ahí.

—¿Karaoke? —repitió Emma, y había algo en su voz que no pude identificar del todo.

—Sí. ¿Vienes o no? —insistió Sandra, tamborileando los dedos impacientemente contra el escritorio.

Emma miró hacia mi escritorio, y yo me las arreglé para parecer casualmente interesado en la conversación sin que fuera obvio que había estado escuchando cada palabra, fingiendo revisar un email mientras mantenía las orejas completamente atentas.

—¿Matt? —me gritó Emma desde su lugar—. ¿Vienes a O'Malley's con nosotros?

Y así fue como mi plan cuidadosamente calibrado de invitar a Emma a una cita pseudo-casual se convirtió en una salida grupal de oficina con karaoke.

Lo cual, retrospectivamente, fue mucho mejor que cualquier cosa que yo hubiera planeado.

—Claro —respondí, levantándome de mi silla y tratando de sonar como si no me importara mucho pero también como si fuera una excelente idea—. ¿A qué hora?

—Ahora —dijo Sandra, recogiendo su bolsa con movimientos decididos—. Es viernes. ¿Qué más vamos a hacer?

Tenía un punto.

Veinte minutos después, estábamos caminando hacia O'Malley's por las calles del centro: Sandra balanceándose ligeramente mientras hablaba, Emma caminando con pasos seguros a mi lado, Miguel de sistemas revisando su teléfono cada pocos segundos, Frank (sí, el ex-ladrón de almuerzos que aparentemente había sido perdonado) contando alguna historia sobre su fin de semana anterior, y yo tratando de no parecer demasiado emocionado por esta oportunidad inesperada.

—¿Has estado en O'Malley's antes? —le pregunté a Emma mientras caminábamos, aprovechando que el ruido del tráfico nos daba un poco de privacidad.

—Una vez. Para el cumpleaños de alguien del trabajo anterior.

—¿Y cómo fue?

—Interesante —dijo, con una sonrisa pequeña jugando en sus labios.

—¿Interesante bueno o interesante malo? —pregunté, genuinamente curioso.

—Interesante... revelador —respondió, y había algo en su tono que me hizo prestar más atención.

—¿Revelador cómo?

Emma me miró con una sonrisa que no había visto antes. Una sonrisa que tenía algo de... ¿travesura?

—Ya verás —dijo simplemente.

Y esa respuesta me intrigó tanto que pasé los siguientes cinco minutos tratando de imaginar qué versión "reveladora" de Emma estaba a punto de conocer.



#3141 en Novela romántica
#1076 en Otros
#395 en Humor

En el texto hay: comedia, romance de oficina, amistad amor drama

Editado: 25.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.