Gesto con la mano de largo y ahí se larga corriendo literal.
De hecho, si por ella fuera, dejaría un espacio vacío con su silueta. No, pero sin efectos de humo, por favor. No vamos a ponernos ridículos.
Un acto de magia. Obviamente, Aziraphale le espera. Quizás ahí mismo afuera de las escaleras en una banca un poco más lejos.
Magia de verdad. No efectos sobreactuados innecesarios ¿En serio? Angel, ¡vete a casa! Como hagas esos lo va a secuestrar alguien otra vez. Just saying.
¡No! ¡Está preocupado!
Pues a saber si va a salir por ahí... ¡no puedes tener un ataque de ansiedad cada vez que se va al infierno!
¡Sí que puede! Está teniendo uno.
No puede, ¡trabaja ahí!
¡Ah! ¡Pero igual le da un ataque de pánico cada vez que va!
Ya, bueno. Ya debería estar acostumbrado.
Vamos, que acaba de sacarle de ahí casi muerto después de que Hastur le hizo a saber qué cantidad de cosas terribles. Puede que se acostumbre de nuevo pronto. Por lo pronto... está esperándole afuera de las escaleras hace un buen rato con carita de angustia.
Peeeero, no sabemos si ella va a salir por ahí.
¿¡Por qué no saldría por ahí?! Ugh ¡Debía salir por ahí! Supongo que si llega la noche y no viene, va a irse a casa a buscar el bendito celular.
Pues porque va a salir por la salida más cercana sin esperar que este ahí esperándole antes de que cambien de idea otra vez.
Van a pasar una bonita tarde sin encontrarse.
Crowley va a ir a buscarle a la librería, eso desde luego, que tristemente está igual que como la dejo él... Seguro va a asustarle y va a ir de vuelta a la salida de antes a ver si por casualidad sigue ahí.
Aziraphale debe estar caminando de vuelta.
Pues se va a llevar otro saco pestilente a la cabeza. Parece que fue un saldo. O tal vez formaba parte del equipo que te entregan el primer día de trabajo. Aquí está la tarjeta de la puerta, aquí las normas de la empresa y aquí este saco negro pestilente. Ah, y un bolígrafo de merchandaising que dice recursos humanos que propicia el buen ambiente de trabajo y todo lo demás. ¡Bienvenido al infierno!
What?!El maldito infierno en la tierra.
Pues... sí pero... saco negro. Le toma de la cintura y lo levanta sobre el hombro.
—Oh, come on!
—Shhhh!
—¡Dos veces en una semana es inaudito! —protesta vigorosamente sin pelear.
Lo deja caer dentro del coche. Espera, espera, espera... Porque estos huesos y ese "shhhh"
—No te quites el saco, angel... Colabora —susurra una voz masculina otra vez, intentando empujarle dentro.
—Ohh... Ugh. Me llevan! Aaaaaah! ¡Qué horror! —grita un poco, pero sigue sin patalear ni nada.
Crowley le mira de reojo parando un instante porque uno pensaría que se le daría mejor lo del espectáculo pero... ugh. Vale, da igual. No hay tiempo para estar protestando. Cierra la puerta y pone en marcha el coche.
—¡Ay, de mí!
Pone los ojos en blanco pero conduce sin saber del todo a donde ir.
—E-Esto es inesperado...
Crowley le mira de reojo y la verdad... decide que van a su casa. No es del todo mala idea. Aziraphale ni se entera de a dónde van, con la bolsa aún en la cabeza.
—Sí, espera... —le mira de reojo y sonríe un poco porque le hace gracia que no se haya quitado la bolsa y aun así vaya asido a la asita de encima de la puerta como si su vida dependiera de ello
¡Pues es que no podrías conducir más horriblemente!
—No podemos vivir así para siempre.
¡Ni siquiera está viendo como conduce!
¡Pero te conoce!
—Uy, no temas, no tardaremos en ir a estar aún peor.
—¿Peor?
—Lord Belcebú ha decidido que como Gabriel te pone un compañero, pues vamos a quien la tiene más grande.
—¿¡Gabriel me qué?! ¿¡Quién dice que me lo van a poner?!
—Pues como... todo el mundo.
—¡No! ¡Dijo que era una opción!
—Pues ahora se lo ha dicho hasta al infierno —aparca.
—¡No puedo ahora además tener un compañero!
—A lo mejor estaban ahí por eso —apaga el motor y se baja del coche dándole la vuelta para ir a sacarlo del otro lado como costal de patatas otra vez.
—No quiero tener un compañero. Tú eres mi compañero.
—Yo no trabajo contigo —se lo echa al hombro.
—Tu trabajas conmigo, llevas años con... Agh! —se acomoda.
—Sí, bueno, pero lo del pacto no lo sabe nadie —Crowley lo sostiene lo mejor que puede, entrando al vestíbulo del edificio y se encuentra ahí a un señor mayor, vecino suyo—. Ehm... Buenas tardes.
—Quizás no lo sabe nadie, dear, pero no necesito otro compañero si te tengo a ti —Crowley le da una palmada al culo a Aziraphale para que se calle—. Au...!
—Buenas tardes, joven... —saluda el hombre obviamente viendo a Aziraphale ahí, el saco negro y pestilente no ayuda. Los quejidos tampoco, pero Crowley insiste en actuar como si no estuviera.
—Ha quedado una buena tarde...
—Ehm... sí, ya casi no llueve —se nota como el hombre está CONTENIÉNDOSE de preguntar "¿por qué lleva usted a un hombre claramente secuestrado colgado del hombro? No parece usted de esos, si siempre nos saluda y una vez vino a sintonizarnos la tele. Mi esposa le hizo pastel de cerezas, lo recuerdo."
—Sí... ¿cómo está su esposa? —pregunta Crowley entrando al ascensor, mientras suena música de fondo para hacer esta escena un poco más absurda aun. Aziraphale mueve un poquito los pies abriendo y cerrando las puntas al compás de la música.
—Bien, bien, claro... uhm... ¿necesita usted... ayuda con eso? —pregunta el vecino.
—¿Eh? No, no... es hum... una... eh... un juego sexual. No se preocupe.
—What?! —chilla Aziraphale
—Lo siento, le corta el rollo que lo diga en voz alta, por favor, ignórele —se disculpa Crowley.