Manuela

Capítulo 9

Mi mirada sigue fija en el techo, la lluvia se escucha fuerte, me arropó más en mi cama, mientras mi mente sigue trayendo una y otra vez las palabras de Román: "una oportunidad"

Una relación es a lo que más temía, debido a la maldición que pesaba sobre mis hombros, hasta el día de hoy desconocía quién la había lanzado y el porqué.

La puerta se abre y Rosa entra

—Manuela —enciende la luz y me siento en la cama —Debes cenar.

—Rosa ¿paso algo extraordinario en nuestra familia?

Mi hermana se queda en silencio, pensando y luego niega.

—Que yo sepa no ¿Sigues pensando que hay una maldición en tu vida?

Desvió la mirada

—No es normal todo lo que me ha pasado.

Rosa acaricia mi cabeza

—Solo has tenido mala suerte, pero esta va a acabar, date una oportunidad.

—¿Y si él muere?

Rosa sujeto mi mano

—Cada persona tiene el dia de su muerte destinado, tú no tienes nada que ver con sus muertes.

—No puede ser que me haya topado solo con gente con su vida tan corta, yo he tenido que ver.

Mi hermana niega con su cabeza.

—No Manuela, tú no tienes nada que ver, entiendelo. Vamos a la mesa a comer, no dejaré que sigas encerrada con estos pensamientos.

Hizo que me levantara y la acompañara a la mesa, los niños aplaudieron cuando me vieron y mi cuñado... él solo sonrió y no dijo nada.

Al día siguiente cuando ya estaba sola, limpiando la casa, tocaron la puerta, al abrirla algo paso como un rayo, suspiré por que solo alguien hacia eso, cerré la puerta y me giré. Doña Gloria estaba colocando unos recipientes en la mesa.

—¿Qué hace?

—Te prepararé una sopa, si estás débil está te reanimara, fui a la farmacia y te traje está medicina, si tienes anemia en un mes estarás mejor.

Mire atónita a doña Gloria ¿Había cocinado para mi?

—No se hubiera molestado —ella se metió a la cocina y traje un plato, abrió el recipiente y sirvió la sopa que olía muy bien.

—Te he visto a través de la ventana,no estas muy bien y no puedes estar así. Ven a sentarte.

—No trabajo con el de abajo, le recuerdo.

Ella sonrió y se hizo a un lado para que me sentará, doña Gloria se sentó frente a mi.

—¿Cómo está la sopa?

Di un sorbo a la cuchara y no podía negar que cocinaba muy rico.

—Deliciosa —ella apoyo su quijada en su mano.

—¿Qué puedo hacer? —la miré sin entender —Mi Pedro ya no me busca en la intimidad

Deje de comer y la mire

—¿Y el lechero? —ella sonrió y luego se acerco como para contar un secreto.

—Es insaciable, pero yo quiero estar con mi esposo.

—¿Usted lo busca?

—Por supuesto que no, él debe buscarme a mi.

—Ahí esta el error, puede que Pedro crea que usted ya no tiene deseo por él.

Doña Gloria se quedo pensativa.

—¿Crees que sea eso?

—Pruebe está noche, pero debería dejar al lechero, si su esposo se entera puede dar fin a su matrimonio.

Ella me miró asustada pero no dijo nada, terminé la sopa que estaba muy buena y me levante a lavar el recipiente pero ella no me lo permitió.

—Bebe la medicina, necesitas estar bien, mañana volveré con más sopa y te diré como me fue con Pedro.

La verdad que me sentía un poco cansada la sopa me dio sueño, así que me fui a dormir temprano.

Al despertar en la mañana me sentía mucho mejor, con más ánimo que el día anterior, todos se fueron a sus trabajos y colegios, puse música para limpiar la casa, cuando tocaron la puerta fui rápidamente a abrir, el rayo pasó rápidamente junto a mí, cerré la puerta y doña Gloria ya regresaba de la cocina con el plato y la cuchara, empezó a servirme la sopa.

—Aunque lo niegues tienes poderes, por supuesto que sabes lo que piensa mi esposo. Anoche lo busqué y tuvimos una noche fogoza tanto así que aún me tiemblan las piernas.

Me senté frente a ella y empecé a comer la sopa, que era muy buena.

—Me alegra saber que le fue bien —ella sonreía de oreja a oreja —¿Termino con el lechero? —su rostro palidecio y se inclinó hacia mí.

—No, pero hoy mismo lo hago, si me has advertido es por que sabes lo que va a pasar y no quiero perder a mi Pedro —se puso de pie y tomó su monedero.

—¿Qué hace? Aún no he terminado la sopa.

—Voy a terminar con el lechero, me has advertido dos veces, significa que en cualquier momento puede pasar.

—Pero... —ella no pone atención

—Mañana me das los recipientes, no puedo perder el tiempo.

La vi salir como un rayo y yo sólo solte el aire, ella no aceptaba que yo no tenia poderes, simplemente yo le señalaba lo que era obvio, pero ella lo tomaba como predicción y adivinación, rodé los ojos y seguí comiendo la sopa.


 




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