Capítulo V

Bong-Cha se mantuvo firme cuando el guerrero clavó su mirada en ella. Este se acercó un poco más a ella.

—¿Por qué quería que viniera? —preguntó Bong-Cha.

—He visto y sentido en ti el poder oculto de la sombra, enorme, pero muy peligroso —empezó el viejo.

—¿Habla de la magia de sombra? Leí sobre eso y me parece que solo es pura fantasía —ella lo interrumpió.

—Que esté fuera de lo conocido no significa que sea fantasía. La magia existe y llevas contigo una de las más peculiares —respondió él —Veo en ti una gran confusión, pero también un destino. Si lo deseas, puedo hacer de tu sombra una aliada.

Bong-Cha envainó su hacha al ver que sus intenciones no eran malas.

—¿Por qué nos atacó en vez de hablar? —inquirió.

El Maestro se sentó en una piedra de mediano tamaño y habló.

—La magia no es algo fácil de manipular, puede llevar a su portador a hacer las peores cosas si se corrompe. Antes de verte, sentí que tenías el don, pero tenía que ver para que la utilizarías, y lo hiciste para proteger a tu amigo. Debes saber que no todos llevan ese poder en la sangre, solo a quienes los espíritus se lo han otorgado. Jovencita, hay tantas cosas que podrías conocer, pero tengo que saber si estás dispuesta a poseer el control de tu poder. Es decisión tuya y solo tuya. Eres más grande de lo que crees, y sé que quieres desesperadamente encontrar tu camino en la vida.

Bong-Cha pensó un poco, su cabeza estaba muy revuelta y llena de cosas, pero las palabras de aquel antiguo guerrero y Maestro eran tan profundas como sus pensamientos.

—Quiero hacerlo —decidió.

—Bien. Hoy solo te hablaré un poco sobre lo que debes de saber, tu entrenamiento empezará mañana al atardecer —dijo el guerrero —Soy el maestro Shouta.

Bong-Cha le hizo una inclinación respetuosa y el Maestro le indicó que se sentara para empezar a hablarle sobre la magia.

—La magia empezó hace mucho con los cuatro elementos fundamentales de la naturaleza: aire, tierra, agua y fuego. Estos le fueron otorgados a hombres y mujeres sabios y con alma pura. Después, se crearon otros tipos de magia: el cristal, el rayo, el ácido, la luz y la sombra, junto con con otras variantes de los elementos principales. Del agua salieron el hielo y la nieve, del fuego el magma, de la tierra la arena, y el aire se dividió en frío y cálido. La sombra, el fuego, el magma y el ácido se consideran los más peligrosos. Aunque sea el contrario de la luz, la sombra no es un poder del mal, es su opuesto, pero a la vez su complemento...

—¿Y qué hago para controlarla? —Bong-Cha se apresuró a preguntar.

—Todo a su tiempo —contestó el Maestro —Mientras más cerca estás de tu elemento, más fuerte se vuelve su poder. Y mientras más intensas son tus emociones, más intenso es tu poder. Tus habilidades podrán ir desde tapar un rayo de sol, hasta tener control sobre la noche entera. La magia de Sombra despierta en la noche.

—¿Y por qué tengo yo la sombra?

—Solo la naturaleza lo sabe. Ella conoce nuestro pasado, presente y futuro. Tú tienes un pasado translúcido, solo se ve a través de una nube negra.

—¿Puede... puede ver mi pasado? ¿Puede decirme quién soy?

—Puedo ver tu pasado a través de ti si me lo muestras, pero está bloqueado, si no puedes verlo con claridad yo tampoco podré.

Bong-Cha bajó la cabeza, por un momento creyó que podría saber quién era en realidad, pero no había manera. Aun así, estaba interesada y aprender a controlar ese extraño poder que llevaba dentro.

—Usted tiene el ácido. ¿No es cierto? Ese humo de color verde y que quema —ella volvió al tema anterior.

—Así es, lo he llevado a su máximo esplendor desde hace un siglo. Y quiero hacer lo mismo con el tuyo. La magia está conectada con nuestra personalidad y nuestras decisiones. Una persona eufórica e impulsiva es más probable que lleve en ella el fuego, mientras que alguien que fluye y sabe adaptarse, tendrá el agua. Yo en ti veo determinación y autonomía, pero también seriedad, soledad, dolor, sufrimiento, miedo y desconfianza.

—¿Es por eso que llevo la sombra?

—Depende. Tengo que conocerte mejor, analizar tus habilidades para comprender mejor porque la naturaleza te otorgó ese poder, pero eres seria, solitaria y desconfiada. Eso no es malo, pero no debes sobrepasarte. No estás sola, debes incluir a otros en algunas partes de tu viaje por el camino de la vida.

—Supongo... ¿Cuándo empezaré a usar mi poder?

—Te veré todos los días al atardecer, tu magia será más fuerte mientras más se acerque la noche, y es necesario para que no gastes más de la energía necesaria —el Maestro le extendió la mano para que se levantara —Ve a descansar y prepárate. El día del festival de Bronzeshore lo tomarás libre.

—Gracias, Maestro Shouta —Bong-Cha hizo una inclinación respetuosa.

El viejo le hizo también una inclinación. La chica se encaminó de vuelta a su bote, pero la voz ronca del Maestro la detuvo un momento.

—¿Cuál es tu nombre, jovencita? —preguntó este.

—Moon Bong-Cha.

—La Dinastía Moon... un linaje antiguo y misterioso, grandes guerreros y hechiceros.

—¿Sabe de la Dinastía Moon? —Bong-Cha se volvió hacia él.

—Su historia es de las más intrigantes. Te la contaré mañana —dicho esto, el Maestro se marchó a su cabaña.

Bong-Cha se quedó algo pensativa, pero unos segundos después tomó de nuevo el camino a su bote y subió a él. Remó de vuelta a Bronzeshore con la noche cubriendo el mar. Hacía algo de frío y unas pocas nubes cubrían el cielo. Cuando llegó, ya todos estaban en sus casas, así que la joven se dirigió también a descansar. Se encontró con Astrid al entrar en la cantina. Esta tenía una expresión de inquietud y preocupación.

—Bong-Cha, estaba angustiada por ti. Agatha dijo que tenías algo que hacer y te habías marchado, pero pasó mucho rato y no regresabas —dijo tomándola de las manos.

—Estoy bien, Astrid, no tienes de que preocuparte. Estaré saliendo un poco ahora —Bong-Cha le explicó.