Los nueve que habían ido en busca de la Orden de Rava y derrotado a su líder, regresaron a la Isla Cirro, donde Asdis se despareció en cuando llegaron. Ninguno trató de detenerla, sabían que necesitaba tiempo a solas después de enterarse que su padre estaba muerto. Los demás se encargaron de avisar a la alcaldesa de la isla sobre la presencia de aquellos miembros de la Orden. La alcaldesa envió inmediatamente guerreros a la isla para mantenerla custodiada y arrestar a los sobrevivientes. Aparte de eso, les entregó una recompensa por sus acciones, que ellos agradecieron. Jang-Seo informó a los miembros de la tripulación que habían venido con él, que al día siguiente regresarían al barco.
Pero Bong-Cha estaba preocupada por Asdis, sabía que necesitaba estar sola, pero no podía evitar al menos consolarla un poco. Recorrió la isla en su búsqueda hasta que por fin la vio en una fuente sentada en la orilla. Bong-Cha se acercó a ella.
—Hey, Asdis, ¿puedo sentarme un momento? —le preguntó antes de cualquier cosa.
Asdis asintió con la cabeza baja. La otra se sentó al lado esperando poder aliviarla un poco.
—Lamento mucho lo de tu padre, estoy segura de que era un gran hombre.
—Lo era. Me cuidó siempre desde que mi madre murió. Me ayudó a desarrollar mi poder y a defenderme. Era un verdadero padre. Nunca me hizo falta nada estando con él... pero ahora... no volveré a verlo.
—Él siempre te acompañará.
—Pero no como yo quisiera. Está muerto. Jamás volverá a tocar su guitarra en las noches, ni me contará la historia de como conoció a mamá, ni compartirá sus experimentos conmigo. Nunca podré decirle lo mucho que lo amo. Se ha ido... para siempre...
—Tienes razón, Asdis, no volverá. Pero llegaremos al fondo de esto y acabaremos con la Orden de Rava muy pronto. Lo haremos por él, en su nombre. Eres muy fuerte, Asdis, debemos luchar para hacer justicia.
—Y eso haré, vengaré su muerte y la de todos los otros asesinados por la Orden de Rava.
—Te ayudaré, le pondremos fin a esto.
—Gracias, Bong-Cha. Pero ahora necesito pensar... aún no termino de asimilar que... está muerto.
—Entiendo, te dejaré un rato.
Para darle el tiempo necesario a Asdis de desahogarse y aclarar sus ideas, Bong-Cha, Jang-Seo, Yeong-Seok y Hinata fueron a la biblioteca de la Isla Cirro para buscar más información sobre la Orden de Rava y las Espadas del Sur. Hinata había insistido en ayudar, ya que algunos antiguos conocidos habían sido parte de las Espadas del Sur, aunque ella no sabía casi nada al respecto. Ella y Yeong-Seok se quedaron buscando en la parte de abajo, mientras que Jang-Seo y Bong-Cha se encargaban del segundo piso.
—¿Y si el padre de Asdis pertenecía a las Espadas del Sur? —sugirió Jang-Seo.
—¿Eso crees? —dijo ella.
—No lo sé, solo que Lord Carolus dijo que eran enemigos de la Orden de Rava. Tal vez por eso se llevaron a tantas personas en Ravnensland —aclaró él.
Ella pensó un momento, tenía sentido, pero aun así no podían asegurar nada.
—Quizás se estaba armando una rebelión, si el Rey Adhemar es la cabeza de la Orden, entonces las Espadas del Sur podrían haber estado planeando algo en su contra.
—Puede ser.
—Si, aunque no creo que sean tan simple, hay que buscar información.
Ambos se dispusieron a buscar entre los libros esperando encontrar algo relacionado con los dos grupos. Jang-Seo no tardó demasiado en encontrar algo que podría serles de utilidad.
—Moon, creo que esto es sobre la Orden.
Bong-Cha se acercó inmediatamente. El libro era grande y oscuro, con un símbolo parecido a una araña color púrpura. Lo abrieron y empezaron a ojearlo.
—Aquí está su inicio -señaló ella —La Orden de Rava es una antigua asociación de guerreros hechiceros fundada hace más de cuatrocientos años durante la expansión de Ravnensland antes de adquirir su nombre. Su finalidad era proteger a la nación y realizar espionaje a posibles enemigos, además tenían el objetivo de dominar cada magia que existiera y así otorgar un poder ilimitado a Ravnensland. El primer líder fue un hechicero de nacimiento al que apodaban El Cuervo, el cual forjó una alianza con el emperador ravneano del momento. La Orden perdió influencia con la llegada del Rey Dietrich y se creyó por mucho tiempo que había desaparecido, hasta su resurgimiento en tiempos del Rey Aelfgar —leyó.
—El Rey Aelfgar... era el abuelo del Rey Adhemar -comentó él.
—Entonces eso quiere decir que la Orden lleva poco tiempo desde su resurgimiento. Y claramente se ha vuelto más fuerte en los últimos años.
—Y para mal.
Bong-Cha pasó algunas páginas y leyó algo del símbolo que le llamó la atención.
—La Orden de Rava es identificada por su símbolo que podría representar a una araña venenosa. Sus patas se extienden en diferentes direcciones, simulando su expansión en distintos caminos. ¡Eso es! La Orden se las arregla para meter su influencia en todos lados, así mantiene informado al Rey, además de reclutar más miembros que se mantengan ocultos. Como lo dijo Lord Carolus, si uno muere, hay más esperando para salir a la luz.
—¿Qué hay de la magia que controlan? Lord Carolus tenía un tipo de magia muy extraño, y podía manejar otros tipos de magia con facilidad. Eso debería ser casi imposible.
—No hay nada sobre eso.
—Pero el color púrpura, es el mismo de la araña, deben estar relacionados de alguna manera.
—Tendría sentido, pero es todo lo que hay. No hay información sobre lo más reciente. ¿Es el único que encontraste?
—Hay otros sobre Ravnensland y su historia y la familia real, pero ninguno hablar sobre la Orden de Rava.
—Han hecho un buen trabajo por mantenerse en secreto.
—Si... aunque... había algo aquí... —Jang-Seo empezó a buscar de nuevo entre los libros.
—¿Qué cosa? —inquirió Bong-Cha.
—Estaba por aquí... si, es este —dijo él tomando otro libro café claro con la bandera de Ravnensland y el perfil de una mujer en la portada.
Editado: 30.12.2024