El Capitán de la galera reparó en la chica pelirroja de fuego y la asiática de sombra. Esta última coincidía con la descripción que le había dado James anteriormente. Pero no le puso mucha atención en ese momento. Asdis lanzó una bola de fuego contra uno de los cañones para quemarlo. Uno menos. Bong-Cha se agarró de una cuerda y envuelta en una nube negra, disparó usando su pistola.
—Magia... —dijo el Capitán de la galera —Quiero a las dos vivas.
Algunos de sus hombres cruzaron a la Perla Roja. Ni las chicas ni los guerreros tuvieron piedad para luchar con todas sus fuerzas. Robin fue con Jang-Seo para pedir su permiso y atacar a sus enemigos con armas blancas.
—Capitán, solicito su autorización para pelear cuerpo a cuerpo con nuestros enemigos. Creo que sacaremos ventaja si los eliminamos a ellos y no solo a su nave.
—Tienes mi autorización. Pero no quiero a nadie de ustedes muerto —Jang-Seo aceptó, pero marcó bien sus últimas palabras.
Robin asintió y reunió a varios de los guerreros. Pronto cruzaron a la galera y empezaron a pelear cuerpo a cuerpo con espadas. Jang-Seo disparó desde lejos, el resto de los guerreros y otros miembros de la tripulación, se encargaban de los cañones, y Bong-Cha y Asdis utilizaban su magia a distancia y de cerca para debilitar a sus oponentes. Sin embargo, esto no era suficiente, eran dos barcos contra uno.
—Tenemos que irnos —dijo Jang-Seo a su primo.
—No hay manera, si uso el viento para alejarnos ahora, nos seguirán, y recuerda que no puedo sostener una ráfaga intensa por mucho tiempo —respondió este.
—Nos matarán, Yeong-Seok, sabes bien de quien se trata. Ese hombre no va a dejarnos ir, no sé cómo lo hicimos la última vez, pero no podemos, además son dos.
—Ya sé que hacer. Si la chica de fuego... Asdis, puede quemar los barcos, aunque sea por un breve tiempo, y Bong-Cha nos oculta con una nube de sombra, podemos escapar.
—¿Crees que sus poderes puedan llegar a eso?
Yeong-Seok asintió. Su primo estuvo de acuerdo, así que fue directamente con las chicas.
—¡Bong-Cha! —exclamó.
—¿Yeong-Seok, estás bien? —preguntó ella con Asdis a su lado.
—Si. Pero todos acabaremos muertos si no nos vamos —contestó Yeong-Seok.
—Pero no...
—Si hay manera. Asdis, ¿crees que puedas prender fuego a los barcos al menos por unos minutos?
—Si, pero tengo que acercarme y tocarlos directamente para que el fuego se propague —explicó la pelirroja.
—Te ayudaremos. Bong-Cha, necesito que cuando los barcos estén en llamas y yo empuje el nuestro con viento, hagas una nube para que podamos ocultarnos. Lo más grande que puedas, así podremos despistarlos más fácil.
—Jamás he hecho algo a tal magnitud, pero lo intentaré —Bong-Cha asintió.
—Perfecto, prepárense. Acercaré el barco para que Asdis pueda tocar los otros.
Por otra parte, James había cruzado desde su barco a la Perla Roja para enfrentarse a Jang-Seo, quien no se molestó en darle ni un segundo antes de atacarlo con su espada. Sus Espadas chocaron una y otra vez y ninguno llevaba ventaja. Los movimientos de ambos eran rápido y continuos. De pronto el barco impactó contra la galera. Jang-Seo reparó en Yeong-Seok, quien había girado el timón en esa dirección. Poco después, la galera se llenó de fuego gracias a que Asdis la había tocado. Jang-Seo aprovechó que el choque había desconcentrado a James, así que le abalanzó sobre él y le clavó la espada en el muslo. James lo empujó con todas sus fuerzas haciendo que se golpeara la espalda con la orilla de la nave. En cuanto se acercó corriendo con la intención de herirlo de gravedad, Jang-Seo lo jaló del brazo para después echarlo al agua. A continuación, tras haberse librado de su oponente, tomó la decisión de enfrentarse el Capitán de la galera. Preparó su espada para cruzar a esta, pero cuando estaba a punto de hacerlo, Yeong-Seok apareció corriendo a su lado.
—¡Yo iré! —anunció y saltó a la galera.
—¡Yeong-Seok, no!
Jang-Seo se agarró el cabello y gruñó con desesperación. No quería que su primo, ni nadie más se enfrentara a ese hombre. Con el miedo en sus ojos, se agarró de una cuerda y saltó también al otro barco, el cual estaba en llamas. Acabó con varios de los guerreros que se cruzaron en su camino para después disparar en dirección a su primo y al Capitán, captando la atención de este último, quien le dio un golpe a Yeong-Seok en la cabeza, tirándolo al mar. Afortunadamente, Yeong-Seok salió pronto y regresó a la Perla Roja.
—Creo que no eres tan cobarde como pensé —el Capitán habló a Jang-Seo.
Este lo miró con hostilidad y rencor.
—¿Qué quieres? —dijo.
—Algo simple e insignificante, Jang-Seo. Quiero tu muerte —contestó el Capitán.
—Solo lograrás la tuya —repuso Jang-Seo.
El hombre lo atacó violentamente, sin ningún límite. Jang-Seo detuvo los ataques como pudo, pero no tardó demasiado en ser golpeado por uno. Su labio empezó a sangrar al caer al suelo.
—Que débil eres.
El Capitán le dio un golpe junto al ojo y otro en el abdomen con la rodilla. Jang-Seo comenzó a toser por el humo del fuego.
—Lévantate y al menos enfréntame, maldito asesino.
Jang-Seo intentó alcanzar su espada, que estaba a unos pocos metros de él, pero el Capitán le pisó fuerte la mano que extendió para agarrarla. El chico se contuvo para no gritar. El hombre estuvo satisfecho al ver su dolor, después lo levantó muy brusco y le enroscó una cuerda en el cuello. Lo golpeó de nuevo cuando intentó zafarse. Luego lo agarró de hombro con una mano y con la otra empuñó su espada para hacerle una enorme cortada en toda la espalda. Esta vez, el joven gritó de dolor.
En ese momento, Bong-Cha se dio cuenta de lo que estaba pasando, así que sin pensarlo dos veces fue para ayudarlo. Con una nube de sombra, derribó al hombre, dándole chance a Jang-Seo de liberarse de la cuerda en su cuello. Cuando estaba a punto de atacar de nuevo con su poder, reparó en unos barriles de pólvora que estaban a punto de ser alcanzados por el fuego. Tomó a Jang-Seo del antebrazo y se lanzó al agua con él justo antes de que la pólvora explotara. El otro barco ya también estaba cubierto por las llamas de fuego y todos los demás estaban ya de vuelta en la Perla Roja. En cuanto subieron Bong-Cha y Jang-Seo al barco, él sintió un ardor horrible que venía de su espalda siendo la herida la causante. Se apoyó en su primo al sentir el dolor.
Editado: 30.12.2024