Jang-Seo subió a la cubierta temprano en la mañana. En el camino se encontró con Cassian, quien le preguntó por su herida. Él aseguró estar bien y que no era nada de mayor gravedad. Yeong-Seok se encontraba ya despierto en la cubierta, al igual que Hinata y Haruto. Apoyándose en la orilla y sosteniéndose de las cuerdas, Jang-Seo se dirigió a la parte delantera del barco con un pétalo de flor de lirio en la mano. No había podido hacer su homenaje a su hermana la noche anterior, así que lo haría en ese momento. Puso los brazos sobre la orilla y mirando al mar, lanzó el pétalo a la luz de los primeros rayos del sol.
—¿Todavía entregas esos pétalos? —preguntó su primo, quien ya se encontraba junto a él.
—No podría dejar de hacerlo. Así puedo sentirla cerca... aunque sea unos minutos —respondió Jang-Seo.
Yeong-Seok sabía que extrañaba mucho a Jang-Mi, no había un solo día que dejara de pensar en ella. Le había dado vida y alegría al barco, su persistencia era incomparable al igual que su valentía. Él también la echaba de menos.
—¿Jang-Seo, que pasó ayer? —se atrevió a preguntar.
Su primo volteó a verlo y frunció el ceño.
—Con Bong-Cha —aclaró Yeong-Seok.
Jang-Seo se puso bastante tenso.
—Solo... me estaba ayudando con la herida. Y platicamos un poco, es todo —dijo.
—Hay algo más que está pasando —Yeong-Seok continuó —No es la primera vez que te veo tan cerca de ella.
—Bueno... ¿Cómo quieres que me cure la herida si no está cerca? —Jang-Seo entornó los ojos.
—Sabes de que te estoy hablando, Jang-Seo. La quieres —su primo lo miró con expresión seria.
Jang-Seo soltó un largo suspiro y bajó la cabeza.
—He visto la manera en que la miras, como te comportas cuando estás con ella —el otro siguió.
—Yeong-Seok...
—Desde el primer momento, permitiste que te alzara la voz, de inmediato quisiste ayudarla. Y prefieres que ella te cure las heridas en vez de que lo haga un médico.
—No todos deben ver con lo que cargo.
—¿Y ella sí?
—Me da confianza, es todo.
Yeong-Seok negó con la cabeza.
—Caíste por ella, Jang. Te enamoraste —aseguró.
Jang-Seo se llevó las manos a la cabeza.
—No pasó nada ayer —dijo.
—Sé que solo fue un acercamiento. Pero soy tu primo, te conozco, y sé que esa chica tiene un significado diferente para ti.
—Aunque así fuera, Yeong-Seok. Ella tiene otra vida. ¿Olvidas lo que le prometí antes de que nos metiéramos en esto? Le ayudaré a recuperar su reputación y regresará a lo que sea que estuviera haciendo antes de conocerme.
—No sabes si esa sigue siendo su prioridad.
—No, no lo sé, no me la paso preguntando cuanto quiere volver a su vida anterior.
—Cuando entré ayer a tu habitación, no eras el único que tenía intenciones de acercarse más.
—¿Qué?
—Es imposible que no lo hayas notado. La manera en que te toca.
—No hagas esto, Yeong-Seok, por favor.
—Deberías intentar lo que quieres. Si no, tal vez en un tiempo la pierdas para siempre. Como tú dijiste, regresará a su vida anterior, y estarás vagando de nuevo sin rumbo a mitad del agua.
—No puedo condenarla a esta vida, ¿entiendes? Merece algo mejor que una persona de mierda como yo. Y no me contradigas, Yeong-Seok, es la verdad.
Dicho esto, Jang-Seo se dio la vuelta para regresar por donde había venido. Su primo lo alcanzó al ver la dificultad con la que caminaba, se notaba que la herida le dolía mucho. Le dio soporte para que pudiera caminar con mayor facilidad hasta llevarlo de vuelta a su camarote. Trató de dormir un poco más cuando Yeong-Seok se fue, sin embargo, no podía. La conversación con su primo no salía de su cabeza, y tampoco las caricias de Bong-Cha y su dedicación cuando se trataba de atenderlo. Se agarró el cabello con las manos y suspiró.
—Ugh, ya basta. Olvídalo, no lo mereces —murmuró para si mismo.
Más tarde, Yeong-Seok avisó que Stepshell ya estaba a la vista, faltaba muy poco para llegar. A lo lejos podían vislumbrarse algunas construcciones y árboles altos. Una capa de neblina ligera lo ocultaba, pero a la vez le daba cierta apariencia magica. Bong-Cha quiso verlo al instante, después de todo era el hogar de Jang-Seo. Este subió al cabo de unos minutos intentando disimular su dificultad para caminar.
—Stepshell... —dijo en voz baja.
Bong-Cha volteó en su dirección.
—Han pasado años... —continuó él.
—Bueno, creo que podrás mostrarme lo maravilloso que es. Y tal vez puedas revivir algunos momentos felices —sugirió ella.
Jang-Seo sonrió mirándola con sus ojos amarillos y asintió, se moría de ganas de enseñarle el lugar donde había crecido y había vivido tan felizmente en su infancia.
Poco después el barco llegó hasta donde empezaba la neblina, esta tenía ciertos destellos que parecían pequeñas estrellas mágicas plateadas. Bong-Cha tocó la neblina brillante con su mano, era como una nube suave. Algunos brillos plateados quedaron en su mano. Se le ocurrió una idea. Con su dedo índice formó una pequeña nube de humo negro con su magia de sombra y empezó a moverla entre la neblina. Los brillos resaltaban más en la nubecilla de color negro. Luego, con un ligero movimiento, hizo que la nubecilla de humo llegara a Jang-Seo, quien estaba sentado sobre un barril con la cabeza recargada en los brazos. Se notaba cansado y adolorido, pero el gesto de la chica lo hizo recuperar un poco el ánimo. Con su dedo tocó el humo, el cuál dio algunas vueltas en su mano para después desvanecerse. Bong-Cha se situó junto a él en la misma posición.
—Te duele, ¿cierto? —dijo.
—Un poco —admitió él, aunque claramente no sólo era un poco.
—Estarás bien, la herida de tu hombro ha sanado rápido, esta también lo hará —ella trató de soñar positiva, y afortunadamente tuvo un buen efecto en él.
—Solo gracias a ti.
Bong-Cha soltó una risa nerviosa desviando por un momento la mirada.
—Ya quiero conocer tu hogar —cambió de tema, pues no sabía que más responder.
Editado: 30.12.2024