Haruto distinguió a la distancia la capital de la Marina y avisó al Capitán, quien indicó a su primo que se acercara por la entrada menos custodiada y por la que llegaban los barcos de visitantes. Antes de llegar al puerto, el barco se detuvo para tener ventaja por si tenían que escapar rápido.
—Ok, ¿cuál es el plan? —Hinata preguntó.
—Estamos en la entrada de visitantes, la Marina guarda sus cosas confidenciales en el primer sótano, debajo de las prisiones —explicó Jang-Seo —Podemos entrar en la fortaleza y cruzar hasta el otro lado sin que nos vean. O también podríamos ir directo al otro extremo, deshacernos de los guardias que custodian las prisiones y bajar.
—Creo que la primera es la opción más sensata —señaló Yeong-Seok —Debemos tener cuidado, aunque hayan mandado naves a buscarnos y las bases estén más desprotegidas, debemos evitar lo más posible que nos identifiquen aquí.
—O podríamos hacer ambas. Si unos distraen a los guardias, otros pueden entrar y cruzar la fortaleza. Después nos reuniríamos para llegar al sótano ya sin los guardias —sugirió Bong-Cha.
—Estoy de acuerdo con eso —añadió Hinata.
—Jang-Seo, ¿estás seguro de que lo que buscamos está ahí? —inquirió Asdis.
—Es el único lugar donde podrían estar. Ni siquiera sabemos que buscamos exactamente —respondió el Capitán.
—Bueno, conoces la fortaleza así que supongo que tendremos suficiente tiempo para buscar en otros lugares por si hace falta —dijo ella.
—En realidad no he estado ahí antes... —corrigió Jang-Seo, aunque pensó que tal vez no debería haberlo dicho.
—¿Cómo? —Bong-Cha clavó su oscura mirada en él —¿Entonces cómo sabes dónde está todo ahí adentro?
—Memoricé los planos.
—¿Y cuándo te infiltraste en la Marina?
—Eso fue en otra base, no en Silvermill, sería muy estúpido de mi parte entrar ahí solo.
—¿Y los planos dónde están? —intervino Asdis.
—Se perdieron... se los robé a un oficial de la Marina hace mucho tiempo, ¿ok? Después de un par de años se perdieron —aclaró Jang-Seo, pero sentía la mirada de Bong-Cha sobre él.
—¿Se perdieron o los perdiste? —ella cruzó los brazos.
—De hecho, si los perdió —se apresuró a decir Yeong-Seok.
Su primo se volvió hacia él, fulminándolo con la mirada. Yeong-Seok dio un paso atrás y no dijo nada más.
—¿Vamos a hacer esto o no? —Jang-Seo volvió al tema anterior.
Los demás asintieron.
—Ok, Yeong-Seok liderará al grupo que entrará a la fortaleza. Bong-Cha, Asdis, Zelda, Ji-Hun, Milo y Trea estarán en ese grupo. Los demás vendrán conmigo al otro lado. Hinata y Haruto se quedarán a cargo del barco con Cassian, Richard, Eleanor y Touwa. Nos veremos en el pasillo secreto junto a las prisiones.
Después de asegurarse que todos tenían bien claro su posición y lo que tenían que hacer, Jang-Seo dio la orden de que era hora de empezar. Con los botes extra que llevaba la Perla Roja, los dos grupos se aproximaron a la orilla. Pisando tierra firme, se separaron para ejecutar el plan. El grupo que era liderado por Yeong-Seok se acercó sigilosamente a la entrada de visitantes. Algunos marinos se encontraban arriba en los muros, protegiendo el lugar, pero no se percataron de que los chicos entraban a escondida. Entrando en la fortaleza, había algunos hombres que no se vieron muy agradados con su aparición.
—¿Quiénes son ustedes? —uno de ellos apuntó su espada.
—¿Enserio quieres saberlo? —dijo Yeong-Seok y lo atacó al instante.
Los demás también desenfundaron sus armas y rápidamente se deshicieron de los guardias. Probablemente el ruido de las espadas había alertado a otros guardias y marinos, así que se apuraron para avanzar a través de la fortaleza.
Del otro lado, había una gran cantidad de guardias custodiando la entrada de prisioneros. Jang-Seo ubicó un espacio libre en los muros y les indicó a sus guerreros que subieran. Una vez que se encontraron todos arriba, se agacharon un momento.
—Llegó la hora de la acción —murmuró Jang-Seo con expresión de satisfacción.
A continuación, sin intenciones de pasar desapercibidos, atacaron a los guardias en los muros. Jang-Seo corrió por la orilla y saltó para cortarle el cuello a dos de los guardias. Luego aventó hacia abajo a otro que se estaba abalanzando sobre él.
—Capitán Hwang —un oficial le apuntó a Jang-Seo por detrás con si espada.
El jóven se volvió en su dirección.
—Ha sido muy imprudente de su parte venir aquí después de las situaciones recientes —continuó el oficial.
—¿Eso quiere decir que aumentó mi recompensa? No esperaría menos de hecho —Jang-Seo puso su espada contra la del oficial.
—Entréguese ahora, Capitán, y no mataremos a nadie de su tripulación.
—Además de idiotas son aburridos. Ahora fuera de mi camino.
Jang-Seo golpeó con fuerza la espada de su contrincante, casi tirándosela de la mano. Hábilmente esquivó los ataques de su enemigo una y otra vez, moviéndose de un lado a otro, confundiéndolo. Finalmente le clavó la espada en el hombro y lo sostuvo contra la orilla. Después lo empujó haciendo que cayera del muro. El oficial se levantó a duras penas y trató de correr, pero Jang-Seo le disparó una flecha al pecho, impidiendo su huida. Los demás guardias fueron bastante fáciles de derrotar. Jang-Seo se lanzó del muro sobre los guardias que se encontraban en la puerta, seguido de los suyos. Luego de herirlos les quitó las llaves para entrar en la fortaleza. Tuvieron que avanzar un poco más por el pasillo para encontrarse con otro grupo de guardias. Tras acabar con ellos, corrieron hasta el final del pasillo, donde había una puerta y una escalera que bajaba en forma de caracol.
En ese momento, se escucharon pasos detrás de ellos. Todos apuntaron con sus armas, pero se relajaron al darse cuenta de que eran Yeong-Seok y su grupo.
—Que sorpresa, empezaba a dudar si realmente habías entendido el camino, primo —dijo Jang-Seo bromeando.
Editado: 30.12.2024